Irlanda se impuso en Dublín a Australia por 22-19, en un amistoso por los 150 años de la Unión europea, que cerró la serie de partidos internacionales de selecciones. No fue fácil, le costó pero el triunfo fue un premio a la insistencia y la convicción por no bajar los brazos y no claudicar hasta obtener el triunfo. Revivì el partido en Disney+
Dos equipos por caminos diferentes. Uno en ascenso en esta ventana de noviembre que logró redimir un poco el nivel de juego que mostró en este 2024 (triunfos ante Inglaterra y Gales) y otro que todo le costó a lo largo del mes, al que esa agresividad en ataque y esa vehemencia que lo caracteriza carecía del engranaje de antaño.
Irlanda asfixió en los primeros minutos y los errores de manejo le permitieron recuperar la pelota a Australia, que resistió con ahínco y cuando cruzó la mitad de cancha no defraudó. Try de Marx Jorgessen y conversión y penal de Noah Lolesio para sacar una decena de puntos de ventaja. Hubo que esperar hasta el minuto 22 para que Josh van der Flier haga la diferencia en el contacto a centímetros del ingoal para el local. Pero, otra vez Lolesio apareció con su pie para sentenciar el 13-5 parcial.
En el complemento el desgaste se sintió y las indisciplinas les dieron la posibilidad a los anfitriones de sumar con el pie de Sam Prendergast. A los 9´ Caelan Doris, con un try que volvió a hacer la diferencia en los últimos metros, dejo a los locales un punto abajo en la chapa y Lolesio se encargó de estirar la diferencia a 4 con un penal.
La resistencia se desvaneció cuando Gus McCarthy desde el maul, posterior a un line, se lanzó en el ingoal. Fueron una quincena de minutos de insistir de los verdes que dio sus frutos. Por ahí los europeos no mostraron su mejor rugby, pero ganar el partido era un imperativo para pensar en un 2025 que lo vuelva tener como protagonista.