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Rete, el silencioso héroe de Salta

Rete en acción con Los Pumas. Getty Images

SALTA (ENVIADO ESPECIAL) -- Los Pumas ven ese horrible déjà vu de Nelspruit repetido en Salta. Con diferencias, claro, pero el seleccionado argentino ganaba jugando bien y está a punto de perder su segundo partido en el torneo. Es el minuto 78, Jérôme Garcès marca penal para los de Hourcade y el número 22 argentino tendrá la oportunidad de dar vuelta la historia.

Santiago González Iglesias está jugando de primer centro. O de segundo, según marque la jugada: su compañero en el centro de la cancha es Javier Ortega Desio, tercera (o segunda) línea.

“Teniendo como pateadores a Nico (Sánchez) y Juani (Hernández) fue algo raro. Por suerte yo seguí practicando, seguí siendo una opción y hay que estar preparado para este tipo de oportunidades”, le cuenta a Scrum el jugador formado en Alumni.

-En los JJJOO tuiteaste que Moroni era el “Palermo del Seven”, ¿vos fuiste el “Palermo de Los Pumas”?
-(risas) Tute me trae el tee y me empieza a mirar. Me quería decir que me iba a convertir en héroe. Yo no lo quería mirar porque sabía que él me iba a querer decir algo y yo no necesitaba que nadie me aliente ni me diga lo que tenía que hacer. Solamente enfocarme y meterla.

El aire del Padre Ernesto Martearena es tenso. Leguizamón y Orlando van de acá para allá en el banco. Manuel Montero tiene los dedos entrelazados y parece estar rezando.

“Era un momento difícil: no había mucho margen para el error, faltaba poco. Lo único que pensé era que quería que entre la pelota y traté de pegarle lo más tranquilo posible”, agrega el jugador que apenas tenía 2 puntos en el Rugby Championship.

El final no es novedad. “Soy amigo y me pone contento. Es un excelente jugador. Demostró estar a la altura como siempre”, expresó Agustín Creevy compañero de Rete desde Pampas.

Un par de scrums son el epílogo de una tarde que se convierte en histórica. Sobran abrazos, sonrisas, palabras al oído. Y entonces baja el comandante del barco. Daniel Hourcade no puede contener esa efervescencia y abraza a unos y otros pero busca a su pollo. El abrazo se extiende apenas unos segundos, con un discurso contundente: “Le dije que era un grande. Que todo lo que él hizo, tuvo su premio. Es un jugador que jamás se quejó, que siempre estuvo en todos los seleccionados. Cuando fue titular, lo hizo bien, cuando no, sumó. Se merece haber sido él, el que marcó el penal que definiera el partido”.