Elegancia sport para Grecia en Atenas (AP) |
Fue en Los Ángeles 1984 cuando empecé a tener idea clara de cuanto representaba la vestimenta en la ceremonia inaugural. Cuando anunciaron el ingreso de Argentina y apareció el remero Ricardo Ibarra, con un pantalón corto y una musculosa blanca, me costaba creerlo.
Había abierto el acto, como es tradicional, Grecia y por orden alfabético ya habían desfilado Albania, American Samoa, Andorra, Angola, Antigua y Barbuda y Angola con llamativa indumentaria nativa y después apareció Australia con su verde y sus característicos sombreros.
De allí en adelante, los europeos desarrollaron un desfile de moda, en la pista atlética transformada en una pasarela, donde competía la creación de los grandes diseñadores, ante las características autóctonas de los países africanos, norteamericanos, antillanos, asiáticos, centroamericanos y sudamericanos. Si hasta China, que participaba por primera vez, deslumbró con sus impecable vestuario blanco, con chaqueta surcada de vivos rojos y pantalón largo o pollera.
Cuando escribí mi nota manifesté la sensación de vergüenza que había sentido, por la imagen de pobreza trasmitida por la delegación y de la carencia de idea para presentar algo distintivo de nuestro país, dentro de un bajo prepuesto. El entonces presidente del COA, Antonio Rodríguez, comentó: "No teníamos dinero. Carecimos del apoyo del gobierno. Hasta tuvimos que recaudar fondos para los pasajes".
La historia posterior indica que los desfiles en las ceremonias inaugurales crecieron en la calidad de las ropas y en sus diseños. Las delegaciones argentinas continuaron presentándose como podían. La tenista Gabriela Sabatini fue la abanderada en Seúl 1988, vestida con un equipo de gimnasia azul, en cuyo buzo y pantalón cruzaban dos tiras celestes intercaladas por una blanca.
"Todavía guardo el conjunto deportivo blanco, con tiras azules, con el que desfile en Barcelona 1992", me comentó el hoy ex jugador de hockey Marcelo Garraffo, el abanderado en esa oportunidad. En Atlanta 1996, la yudoca Carolina Mariani llevó un equipo deportivo compuesto de buzo y pollera.
En Sydney 2000 mejoró la situación, al desfilar, con el yachtman Carlos Espínola como abanderado, con traje de pantalón crema, camisa blanca, saco y corbata azul. Espinola tuvo idéntica misión en Atenas 2004, pero el traje fue reemplazado por un pantalón y una camisa blanca, con vivos celestes.
El basquetbolista "Manú" Ginóbili fue el elegido para portar la bandera celeste y blanca en Beijing 2008. La ropa que llevara será un pantalón y una camisa blanca, con calzado deportivo de cuerina blanca. "Esa fue la decisión final, yo expuse otras ideas e inclusive que la calidad de la tela como la del calzado fuese superior, pero no me escucharon", me dijo el dirigente Jorge Airaldi, con quien compartí varios Juegos.
"Me encontré con Manu y le dije que se prepare a vivir un momento inolvidable. Con la anedralina de los momentos previos encerrado en un salón donde sólo se escuchan indicaciones y seguir el acto a través de una pantalla gigante. Después vas a gozar desde el momento que ingreses al estadio", me relató Marcelo Garraffo.
Aproche la oportunidad para pedirle una opinión sobre la vestimenta, ya que él estuvo en tres Juegos y respondió: "El desfile de las delegaciones es un concurso de modas. En él aparecen los grandes diseñadores y los creadores de motivos distintivos de cada país. Nosotros parecemos que representamos a otro mundo"
Hubo pocas sonrisas en la premación (AP) |
Los doce históricos que integraron ese irrepetible plantel fueron Charles Barkley (Sir Charles), Larry Bird (Larry Leyend), Clyde Drexler, Patrick Ewing (Hoya Detroya), Magic Johnson (Magic), Michael Jordan (Air Jordan), Christian Laettner (universitario), Karl Malone (The Mailman - el cartero), Chris Mullin, Scottie Pippen (Pip), David Robinson (The Admiral - el almirante) y John Stockton.
Pude ver algunos partidos, porque debido al enorme interés por verlo hasta para la prensa hubo límites. Por suerte fui uno de los beneficiados para presenciar la final. Antes de llegar a ese partido es necesario no olvidar. El Dream Team no se alojó en la Villa Olímpica. Lo ocupó dos plantas de un hotel céntrico, los jugador estuvieron acompañados por sus familiares y no se le hicieron exámenes antidoping. El Comité Olímpico Internacional vendió el alma de los Señores de los Anillos con tal de tener el mejor básquetbol del mundo.
Los expertos en Marketing de la NBA y el propio COI, escogieron a este equipo como estandarte de los juegos de Barcelona. El éxito fue rotundo, se consiguieron más millones de dólares por los derechos televisivos, se vendieron más entradas y anuncios que nunca y el seleccionado conseguía la medalla de oro con una superioridad insultante.
Hay muchos datos curiosos de los ocho encuentros que jugó. Las victorias fueron en este orden: a Angola 116 a 48, Croacia 103 a 70, Alemania 111 a 68, Brasil 127 a 83, España 122 a 81, Puerto Rico 115 a 77, Lituania (con Arvidas Sabonis) 127 a 76 y Croacia 117 a 85 Michael Jordan fue el único integrante que disputó todos los partidos como titular.
Salta Jordan, lo cubre Magic Johnson (AP) |
El máximo anotador fue el 'Gordo' Barkley, anotando 144 tantos (18 de media por encuentro). Jordan, Malone y Mullin le siguieron en la lista de anotadores, que cerró John Stockton, con sólo 11 puntos anotados a causa de sus problemas físicos que solo le dejaron disputar cuatro partidos. Los encargados de dirigir a todas esas estrellas fueron Chuck Daly y los asistentes P. Lenny Wilkens, J. Carlesimo y Mike Krzyzewski.
A 16 AÑOS DE AQUEL 8 DE AGOSTO
El sábado 8 de Agosto de 1992 Estados Unidos y Croacia se enfrentaban en una final desigual, un partido donde Croacia sabía que sus posibilidades de ganar eran inexistentes, pero el hecho de estar en el último partido del torneo era el mayor premio al que podían aspirar todas las selecciones presentes en aquellos Juegos Olímpicos, conscientes que la medalla de oro poseía un único dueño: el Dream Team.
Aún así, la selección croata plantó cara en todo momento, llegando al descanso con sólo 14 puntos de desventaja, 56 a 42. En la segunda parte Michael Jordan (22 puntos), Charles Barkley /17) y Pat Ewing (15), dejaron sin opciones a la joven selección croata y se llevaron el oro con un resultado final de 117 a 85, 32 puntos que eran la ventaja más corta que obtuvo en aquel campeonato el combinado USA. Por los croatas, que estaban liderados por el malogrado Petrovic, destacaba la presencia de jugadores ex ACB como Perasovic, Tabak y Cvjeticanin, pero también la de ilustres jugadores como Kukoc, Vrankovic, Komazec o Dino Radja.
Aquel Equipo de Ensueño no bajó nunca de los 103 puntos (promediando más de 117), y no permitió que sus rivales llegaran a los 90 puntos en ninguna de sus enfrentamientos. Las dos victorias con marcadores más ajustados (33 y 32 puntos de diferencia) las obtuvo ante la misma selección, Croacia. Por último vale destacar el increíble promedio en la diferencia en los marcadores, 43,8 puntos.
Esta vez festejará esos 16 años el mismo día que se inauguran los Juegos Olímpicos de Beijing y es necesario remarcar que en Barcelona terminó el Dream Team, con sus integrantes envueltos en banderas estadounidenses para cubrir hasta el final la indiscriminada venta de imagen de cada una de esas estrellas. A esa imagen, a 16 años de distancia, puede poner el epígrafe: "Los funerales del mejor equipo de básquetbol de todos los tiempos, al que se denominó Dream Team"
China tiene sus propias costumbres culinarias (Getty Images) |
Si bien no está bien claro si el menú significa traer toda la comida de los Estados Unidos o adaptar la existente a las exigencias de las dietas de sus representantes. Sobre este tema existente numerosos antecedentes, comenzando con la delegación de México que contó con su propio cocinero en Londres 1948.
En mi caso particular, como encargado de prensa del Comité Olímpico Argentino, viví en las Villas Olímpicas de Atlanta 1996 y Sydney 2000. En ambas oportunidades, Italia tuvo sus propios cocineros. Pepe estuvo al frente del grupo y me comentó: "Los fideos y los ravioles los traemos directamente de nuestro país. Son frescos. Tienen otro sabor. Puede ser por el agua. Lo mismo hacemos con el tomate para la salsa. El deportista debe comer de acuerdo a como esta acostumbrado y no como hacen las pastas aquí que parecen engrudo".
A Pepe lo había visto también en Seúl 1988 y en aquella ocasión, mientras almorzaba invitado por el remero Alberto Demiddi, me comentó: "Las pastas las amasamos nosotros, la harina la trajimos de Italia, al igual que el aceite para hacer la salsa".
Seúl inauguró la era de la Villa de Prensa. La compartí con Claudio Cerviño (La Nación) y Horacio Pagani y Luis Vincker (Clarín). Era notable la diferencia de olores según de que región del mundo fuese la comida y recuerdo el día que pedimos una pizza y nos la trajeron cubierta de fideos fritos e imposible de comer.
En Sydney tuvimos la suerte que en un lugar al aire libre pusieron una parrilla, aunque el corte de la carne nada tenía que ver con el argentino. Estoy de acuerdo con los países traten de darle la comida acostumbrada por sus atletas, como los mexicanos con sus picantes.
Estoy de acuerdo con la reacción China, propia de su mentalidad asiática, porque presentará una mesa donde no va a faltar nada, con productos cuya calidad será superlativa y estudiada al máximo su valor nutritivo. Pero el menú de un argentino no es igual que el de un asiático o al de un estadounidense. Tampoco es similar la forma de cocción. Todos van a encontrar lo que buscan. Ahora, si está de acuerdo con aquello a lo que cada uno está acostumbrado es harina de otro costal.
Comaneci, gracia en estado puro (Getty Images) |
Sucedió en Montreal 1976. La gimnasia no estaba en mis planes. Un periodista rumano me dijo: "Tenemos un portento capaz de maravillar al mundo". El instinto me hizo seguirlo al gimnasio. En el camino le pedí las causas de esa aseveración. "A los 12 años, ganó tres medallas de oro y una de plata en el Campeonato Europeo de Gimnasia. Un año después obtuvo el primer lugar de la clasificación individual en el preolímpico para Montreal y la agencia de noticias Associated Press le designó La atleta del año".
Su comentario acrecentó mi interés. El monumental estadio estaba colmado El anunciador expresó: "Nadia Comaneci, de Rumania, en la barra de equilibrio". Me encontré con una niña de 14 años y nueve meses. Una muñequita, de 1,53 metros de estatura y 40 kilos de peso, con colitas de pelo negro, saltando sobre su espalda, dejando ver un rostro poseedor de una simpatía y una gracia sin igual.
Cada movimiento era una maravilla de plasticidad y elegancia. Cuando concluyó con elegancia el ejercicio, el público de pie la ovacionó y las miradas se concentraron en los jueces. De repente, el periodista rumano me abrazó llorando y me gritaba: "Le pusieron 10 la clasificación máxima, que hasta ahora nunca había sucedido en los Juegos Olímpicos".
No fue el único 10, vinieron seis más. Nadia se había convertido en la atracción de Montreal. Ganó el oro en la clasificación general o all round, en equilibrio y asimétricas, una de plata por equipo, más una de bronce en ejercicios en el suelo. Al escribir mi nota final la definí así: "Cuando finaliza los ejercicios se asemeja a una gaviota posándose suavemente en el mar".
Y como me habían anunciado, esa niña que comenzó a practicar gimnasia a los cinco años, conquistó el mundo. Inclusive cuatro años después, dañada de lesiones, sumó en Moscú 1980, dos oros (ejercicio sobre el piso y equilibrio) y dos platas (individual all round y por equipos).
Nueve medallas olímpicas, siete clasificaciones de 10 puntos, de la muñequita rumana que maravilló al mundo a través de la gimnasia.
Desde chico fui un fanático, estudioso de la historia y seguidor de la actividad de los Juegos Olímpicos. Desde la revolución de 1959, Cuba había crecido en los Juegos Panamericanos hasta ser superada sólo por Estados Unidos, pero en los JO le costaba demostrar su evolución. En Montreal tuve la oportunidad de presenciar la concreción de lo que ellos bautizan como su olímpica revolucionaría.
Juantorena (der.), un corredor elegante (Getty Images) |
Esa aparición tuvo para mi la imagen de un atleta alado. Alto (1m88), de cuerpo fornido, musculoso, sustentado sobre una cabeza de frondosa cabellera, que sobre la pista se asemejaba a un brioso corcel devorador de distancia. Sí, al cubano Alberto Juantorena maravillaba verlo correr.
Eso me sucedió aquella tarde del 25 de julio de 1976 cuando concurrí al estadio olímpico a ver la final de los 800 metros, catalogada como una prueba de medio fondo. Lo llamativo de la nómina de participación estaba en la presencia de un cubano sin antecedentes previos en esa distancia.
"¿Cómo pudo llegar a la final?, me preguntaba y mi atenta mirada lo siguió. En seguida me dije: "No es un hombre; es El caballo alado", al verlo pasar adelante antes de los 600 metros e imprimir a sus larga zancadas una impresionante y escalofriante velocidad. Cruzó la llegada tambaleante. Levanté la mirada hacia el enorme tablero indicador y un escalofrío recorrió mi cuerpo al leer: "1m43s50 nuevo récord mundial y olímpico".
Tres días más tarde ganó la final de los 400 metros y se convirtió en el primer atleta que hacía el doblete en los 400 y los 800 metros en los Juegos Olímpicos, algo que nadie ha vuelto a repetir. Normalmente se consideraba que los 400 y los 800 metros eran dos pruebas incompatibles al más alto nivel, pues la primera era básicamente de velocidad y la segunda de medio fondo. Juantorena demostró que era posible ser el mejor del mundo en ambas al mismo tiempo. Recibía de algunos el apodo de "El Caballo", pero los comentaristas deportivos cubanos le llamaban "El elegante de las pistas".
Stevenson, otro gran valor cubanos (Getty Images) |
Como soy un apasionado del atletismo había sido el sumo. Asistir a la magia de un récord mundial y a la vez de un hecho único. Más no podía pedir. Con todo había más. Ernesto Cherquis Bialo, subdirector de la revista El Gráfico, especialista de boxeo estaba enloquecido con el equipo estadounidense.
Me llevó a las prácticas y me dijo: "Te presento a un fututo campeón profesional: Ray Leonard". Dio unos pasos y me indicó primero a Michael Spinks; después a Leonard Spinks Jr. En un costado estaba un alto, flacucho, con cara de niño. Al verme observarlo me comentó: "Es John Tate, pero en su categoría existe ese fenómeno soviético Teófilo Stevenson"
Y Teófilo necesitó apenas 7m22s para ganar los tres primeros combates, entre ellos el de las semifinales con John Tate. La final con el rumano Mircea Simon fue transmitida por la cadena de televisión ABC, cuyo comentarista era George Foreman, oro en los Juegos 1968 y ex campeón mundial profesional. En el tercer round Stevenson desplomó a su rival y Foreman dijo: "Es potente e indestructible. Hará historia en el boxeo amateur, porque nunca dejará de serlo". Y no se equivocó.
La última vez que vi a Teofilo Stevenson fue en Moscú 1980, donde obtuvo su tercer oro consecutivo. Moscú me dejó una sensación de desazón por el inconcebible boicot de occidente. En Los Angeles 1984 fue devuelta esa ofensa y Teofilo, a los 32 años, pierde la posibilidad de luchar por un cuarto oro. Pero aún más en ese horror de los boicots. Cuba no participa en Los Angeles ni en Seúl 1988. Así dos décadas de deportistas son cercenadas injustamente por cualquier punto de vista que se lo mira. Y en el caso de Teofilo aún mayor, porque rechazó millonarias ofertas para desertar y hacerse profesional.
Gert impactaba por su armonioso y musculoso físico cubierto. En el pecho relucían cuatro oros de Campeonatos Sudamericanos de Atletismo, una plata y un oro de los Juegos Panamericanos 1983 1987, más un oro del Campeonato Iberoamericano de Atletismo, adornado con un récord de 20m90 que se mantuvo vigente para Ibero América y América del Sur hasta el 2004.
Ximena, menuda, rubia, de ojos celestes, alta, de piernas largas, atraía por la hermosura de sus rasgos y el andar de una princesa. Campeona Bolivariana de los 100 metros, a los 16 años; campeona sudamericana juvenil de 200 metros, a los 17; semifinalista del Campeonato del Mundo Juniors, en 100 y 200 metros, y campeona sudamericana juvenil de 100 y 200 metros, a los 18.
Cruzaron miradas y quedaron prendados. Ximena alentaba a Gert. Se emocionó cuando el forzudo chileno se clasificó para la final de bala y finalizó sexto. El se quedó ronco alentándola en las semifinales de 400 metros, en la que la colombiana quedó eliminada.
En la Villa Olímpica se los mencionaba como los "novios de Seúl". El romance desemboco en un feliz matrimonio, que los mantiene unidos hasta el presente. Ximena hizo vibrar a Colombia con la medalla de bronce de los 400m en Barcelona 1992. Su registro fue 49s64. En Atlanta 1996, era una de las candidatas para estar en el podio, pero sufrió una seria lesión en plena competencia que determinó su retiro del atletismo.
A Gert no le fue bien en Barcelona y en Atlanta, que también constituyo su retiro activo del atletismo, tras sumar nuevos éxitos sudamericanos, panamericanos, iberoamericanos y ser finalistas en dos mundiales.
Pasaron 20 años. Viven en Chile desde el enlace. Según periodistas de ese país tienen dos hijas: Martina y Franca, que marcaron la vida de Ximena Restrepo, que antes de finalizar su trayectoria vistió los colores de Universidad Católica, dándole muchas alegrías a la esa institución. Se alejó del atletismo y retornó en el 2006 como Jefa Técnica de la Rama de Atletismo del Club Deportivo Universidad Católica y de todo el atletismo chileno. El 27 y 28 de abril se desarrolló en Medellín, Colombia, en su honor el Grand Prix Sudamericano Ximena Restrepo.
Weil es técnico profesional en administración financiera. Es socio de cursando carrera Ingeniería de Ejecución en Administración de Empresas. Es socio de Moeckel & Weil, dedicada a proyectos y asesorías y deportivas.
Es Director del Programa Campeones para Chile en Atletismo del Club Deportivo Universidad Católica, asesor del Director del Instituto Nacional de Deportes, Chile Deportes y miembro de la Comisión de Atletas de la Federación Internacional de Atletismo IAAF.
Los unió el deporte a través del atletismo y los mantiene unidos en la actualidad.
El tema es sencillo: las ratas, los pájaros, las moscas y los mosquitos formaban las cuatro pestes que asolaban China y debía eliminar. Hasta el presente sólo con los pájaros consiguieron el objetivo deseado.
Las ratas son el nuevo enemigo (Getty Images) |
En 1958, Mao Zedong (máximo líder del régimen Chino entre 1949 y 1976) exhortó al pueblo a luchar contra la peste de millones de pájaros, fundamentalmente gorriones, que cubrían el cielo de distintas ciudades y obligó a cientos de millones de sus compatriotas a ser obreros del plan de exterminio.
A cada ciudaddano se le entregó una escoba, y los pacientes combatientes movían todos los árboles para que los gorriones no pudiesen apoyarse. Espantadas cada vez que decidían descansar, las aves debían volar en forma continua.
La tarea no resultó fácil y llevo su tiempo conseguir el objetivo, pero como consecuencia de ese exterminio la mayoría de las ciudades del país -incluida Beijing- está libre de gorriones.
Ahora, tras varios intentos que resultaron truncos, vuelve a tocarles a las ratas.
Aunque 2008 es Año de la Rata en el calendario chino y el animal es homenajeado en todo el país, estos roedores no serán bienvenidos en el Beijing olímpico, que ha lanzado una campaña de exterminio con el fin de mejorar la limpieza y la higiene de la ciudad antes de agosto próximo.
El 26 de febrero comenzaron las inspecciones de instalaciones olímpicas, zonas de entrenamiento y lugares aledaños en un radio de un kilómetro, con el fin de acabar con las ratas que pueda haber en esos lugares, dado que la Ciudad Olímpica se encuentra en una zona abierta de parques, donde estos animales podrían haberse instalado.
Además, se colocarán matarratas en rincones de hospitales, hoteles y restaurantes, así como lugares donde estos roedores proliferan, tales como alcantarillas, mercados de productos del campo o granjas.
El exterminio de ratas parece confirmar una extraña tendencia, en los últimos años, a que cada año se produzcan muertes masivas de la especie animal que ese año es recordada por el calendario chino.
En 2005, Año del Gallo, millones de pollos murieron consecuencia de la gripe aviar; en 2006, Año del Perro, numerosas ciudades exterminaron cientos de miles de canes en campañas contra la rabia; y en 2007, Año del Cerdo, fueron los cochinos los que murieron a millones, debido a la "enfermedad de la oreja azul".
Habrá que ver como reaccionan estos roedores, a los que hasta ahora no han podido vencer.