Mets busca arrebatarle a Yankees a Juan Soto; sin embargo, retener a sus brazos importantes e incluso a Pete Alonso debería ser prioridad en Queens
Arrancamos la temporada muerta de las Grandes Ligas frente a una verdad irrefutable: Juan Soto es el objeto del deseo de todas las franquicias.
¿Realmente Steve Cohen y David Stearns, dueño y presidente operativo de los New York Mets, respectivamente, buscan hacerse de los servicios del jardinero de los New York Yankees? Si bien el dominicano sería una adhesión de lujo, no sólo para Mets si no para cualquier club, los neoyorquinos podrían invertir los 620 millones de dólares de los que se habla rondará el nuevo contrato multianual del súperestrella dominicano, en dos o tres jugadores.
¿Qué necesitan los metropolitanos particularmente? Pitchers, lanzadores. Después de todo, pitcheo es el nombre del juego.
Por todos es sabido que el cañonero Pete Alonso, así como los serpentineros Sean Manaea, Luis Severino y José Quintana explorarán el mercado de agentes libres en esta temporada muerta. Y si bien se antoja probable que Cohen muestre la billetera para retenerlos con un contrato jugoso por las siguientes temporadas, los magníficos Mets podrían quedarse sin un estandarte en el lineup (Alonso) y sin tres brazos que le dieron estabilidad a la que fue, en la segunda mitad de la temporada, una de las mejores rotaciones del beisbol.
¿Mets hace una buena jugada al poner sobre la mesa más de 600 millones de dólares por hacerse de los servicios de Soto?, ¿es mejor apostar por una negociación que rondará los 150 millones de dólares para retener a Alonso? En el caso de Soto, en un trato por 10 años, y en el de Alonso, alrededor de cinco.
Tomemos como punto de partida una premisa, Soto es prácticamente irremplazable, su bat y su guante son de nivel élite. El dominicano viene de una de sus mejores campañas ofensivas, la mejor en el rubro de cuadrangulares (41) y carreras anotadas (128), el bWAR fue exorbitante, 7.9, por encima del 7.1 que en 2021 le valió ser el mejor en ese departamento en la Liga Nacional. Además, presume ya un anillo de Serie Mundial (2019 con los Washington Nationals) y fue una pieza fundamental para que los New York Yankees firmaran el mejor récord en la Liga Americana y se quedaran a tres victorias del título número 28 de su historia.
A sus 26 años, Soto apunta al momento más alto de su carrera, con juventud y experiencia probadas. A ello se suma que con el guante mejoró en 2024, tanto así que lideró el promedio de fildeo para un jardinero derecho en el Joven Circuito.
Por su parte, Alonso viene de una de sus peores campañas con el bat. ‘El Oso Polar’ firmó la campaña con el menor aporte en cuadrangulares (34) y carreras producidas (88) en los últimos cuatro años. Registró el peor slugging de su carrera (.459) y OPS (.788); sin embargo, en los playoffs fue figura en momentos clave con cuatro jonrones, uno de ellos, el bien recordado batazo de cuatro esquinas con el que regresó a la vida a los Mets en la Serie de Comodín; además, produjo 10 carreras. En los playoffs de 2024 su slugging fue de .568 y el OPS de .999. En la primera base es un jugador que cumple, sin ser un estelar con el guante.
Si se tratara de deshojar la margarita entre hacerse de los servicios de Soto o de Alonso, quizás el dinero no sería factor, como nunca lo ha sido para el millonario Cohen, pero tal vez el costo beneficio no solucionaría una de las principales necesidades de los Mets: el pitcheo.
Antes del Juego de Estrellas, Mets ocupó el puesto 22 de las Grandes Ligas en efectividad (4.23); tras este compromiso, mejoraron notablemente hasta escalar al octavo puesto de todo el beisbol, con 3.56. El pitcheo condujo a los de Queens a la postemporada y a brillar en esta instancia del calendario.
Manaea firmó 12 triunfos, Severino ,11 y Quintana, 10, por lo que apostar por estos tres brazos no es una mala inversión, todo lo contrario. Pues, además, los tres consumieron innings, Severino (182.0), Manaea (181.2) y Quintana (170.1) para ser los primeros tres en este rubro, una muestra de su rentabilidad.
Stearns, de 39 años, fue traído a los Mets, procedente de los Milwaukee Brewers (un equipo de nómina discreta), con la responsabilidad de darle a la franquicia de Queens un nuevo rostro, convertirlo en un equipo de gran cartel y con la profundidad que ostentan los Dodgers y los Phillies, sin frenarse por el dinero. El deseo de Cohen es integrar un equipo ganador, que nada envidie de sus rivales de vecindario, los Yankees.
Quizás el placer que representaría una pelea en la mesa de negociación contra los Yankees por los servicios de Soto, sea una motivación para los Mets, pero ¿cómo continuaría esta lucha en el terreno de juego?
Grandes Ligas informó que los Mets hicieron ofertas calificadas a Manaea y a Severino. En el caso de Manaea, firmado por dos años y 28 millones de dólares, rechazó su opción de 13.5 millones de billetes verdes por el segundo año y pretende lograr un contrato más robusto en la agencia libre. Habrá que ver si algún equipo que no sea Mets le convence, tras su récord de 12-6 y 3.47 de efectividad en 32 aperturas.
Por su parte, luego de un calendario lleno de lesiones, Severino llegó a los Mets este 2024, con un acuerdo por un año y 13 millones de dólares. Lució bien en Queens, con marca de 11-7, 3.91 en el promedio de carreras limpias admitidas y 161 ponches en 182 entradas (31 aperturas). El próximo 19 de noviembre es la fecha límite para que Severino decida si ejerce la opción o va al mercado libre.
Otros brazos interesantes en la agencia libre son: Corbin Burnes (30 años), Blake Snell (32 años), Max Fried (31 años, recibió oferta calificada) y Jack Flaherty (29 años), por citar a los más atractivos. Entre los veteranos de más de 40 años aparecen tres históricos: Max Scherzer (40), Charlie Morton (41) y Justin Verlander (42).
Será muy interesante ver cuál será el destino de Manaea, Severino y Quintana, y la manera en que Mets decida emplear más de 600 millones de dólares. No hay duda de que Juan Soto es el objeto del deseo de todos los equipos en Grandes Ligas, pero, pensando en ese equipo hegemónico que Mets comenzó a ser en esta temporada, quizá no deba perder de vista que, al final, el pitcheo es el nombre del juego.