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31 años sin el brillo de plata

La leyenda de El Santo se mantiene viva a 31 años de su muerte. @ElHijodelSanto

MÉXICO -- Hace 31 años el mundo de la lucha libre se vestía de luto y lloraba la muerte de un gran ídolo del cuadrilátero y un ícono de la cultura popular mexicana del siglo pasado, pues Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como El Santo, no pudo ganar su lucha más importante y un infarto lo puso de espaldas planas para nunca más volver a levantarse.

Aquel 5 de febrero de 1984 murió el hombre detrás de la máscara de plata, quien picó mucha piedra para poder encumbrarse en la élite de la lucha libre mundial, dejando grandes logros en los encordados, ganando prácticamente todo lo que se propuso,ya que fue campeón nacional en peso ligero, medio y welter, además de que fue monarca de parejas junto al Rayo de Jalisco; obtuvo títulos de la NWA en su paso por la Empresa Mexicana de Lucha Libre, además de que ganó 40 luchas de apuesta, llenando su vitrina de trofeos preciados como máscaras y cabelleras.

La historia del Enmascarado de Plata inició en la Arena Peralvillo Cozumel el 28 de abril de 1934, donde debutó como Rodolfo Guzmán, pero más tarde utilizó nombres de batalla como Rudy Guzmán, El Hombre Rojo, El Enmascarado, El Incógnito, El Demonio Negro, El Murciélago II (emulando a otro legendario luchador, El Murciélago Velásquez), situación que prohibió la Comisión Mexicana de Boxeo y de Lucha, ya que no podía utilizar un personaje ya registrado.

Más tarde, su entrenador, Jesús Lomelí, armó un equipo de luchadores que como característica tenían que portar vestimentas plateadas, y quería que Guzmán Huerta fuera parte de este grupo, por lo que le sugirió tres nombres: El Santo, El Diablo y El Ángel, por lo que en 1942 surgió el personaje que perduraría por siempre en los libros de historia de la lucha libre.

Conocedor de los dos lados de la moneda del pancracio, dominó tanto la rudeza como el lado pulcro; desarrolló e impuso su propio estilo, basado en su gran agilidad que lo hicieron brillar en cada arena que pisó y que en 1958 lo catapultó a la cinematografía en una co-producción méxico-cubana llamada "Santo contra cerebro del mal" (Cerebro del Mal), que fue el primer escalón para filmar 53 películas que se proyectaron en varios países, pese a que regularmente era cuestionada la calidad de sus filmes por la crítica nacional, pero que, sin duda, lo hizo ganar gran popularidad, convirtiéndolo en un símbolo de la cultura popular mexicana.

Cabe recordar que nunca perdió la máscara, ni dejó ver su rostro en las arenas, manteniendo siempre oculta su identidad, pero sorprendió a sus seguidores al presentar por unos segundos gran parte de su rostro en el programa de televisión de Jacobo Zabludovsky, causando gran conmoción entre sus seguidores, que apenas digerían el retiro de los encordados del estelar gladiador.

Hoy, a 31 años de la desaparición física del hombre y el fortalecimiento de la leyenda, se rindió una guardia de honor en el Jardín de El Santo ubicado en las calles de Jesús Carranza y Gorostiza - en la colonia Morelos de la Ciudad de México- en donde El Santo Jr. encabezó la ceremonia para recordar que la leyenda del Enmascarado de Plata se mantiene viva y que el recuerdo de El Santo se mantiene vivo en la afición de la lucha libre.