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Tigres: con la letra chiquita y sin grande actuación

LOS ÁNGELES -- Por la mañana, Tuca Ferretti recibió el certificado de su porfiriato en Tigres. Por la noche, justificó con el pase a Semifinales eliminando a León.

La letra chiquita del contrato de Tuca no incluye términos obsoletos en ese vecindario: "espectacular", "contundente", etc. El pragmatismo es la doctrina de su éxito.

Y la letra chiquita del reglamento de competencia auspicia a Ferretti: la posición en la Tabla condenó al León. La clasificación no exige rococó ni embelesos.

En el 1-1 (2-2, global), jugando como local, con ese frenético apoyo de su afición, Tigres no fue necesariamente superior a León. Así como erró Gignac dos claras, por el León, fallaron Mosquera, Andrade, Elías, Boselli y Navarro. Pero la intimidación aún no cotiza en el marcador.

De agradecer el grato nivel de futbol y la intención de victoria de ambos, a la cual renunció antes Tigres, a sabiendas que el reglamento avala estratagemas indeseables.

De hecho, quien le dio más vida al León, especialmente en el final del juego, fue el mismo Ferretti. El cambio obligado de Damm para el ingreso de Sosa, desorganizó totalmente a los regiomontanos.

Cierto que Damm amenaza en cada embestida. Tiene un arranque y un despliegue de pura sangre, pero al final resuelve como caballo lechero, a ciegas.

Pero, haciendo un poco de justicia al peso de Damm en el juego de ayer, fue más eficiente estorbando, forcejeando, azuzando y desesperando al León en su salida, porque con ese físico esmirriado y su poderosa condición física, le permitía ser más útil incluso que Rafael Carioca.

Y cuando Damm dejó de hacer esa labor casi oscura, desapercibida, León encontró más calma, tiempo y espacio para alargar la zona de ataque sobre Tigres. Pero, el dominio esmeralda se reflejó en tener posesión y posición de gol, pero con desafortunados disparos, a pesar incluso de negligentes marcas de Rodríguez, Ayala y Juninho.

Luego de conciliar en la red y en el marcador, la más difícil de sus oportunidades de gol, Gignac erró jugadas inexplicables, aunque, con esa astucia e intuición siguió siendo el sostén neuronal del equipo.

Para el León, más allá de que poca gracia le debe hacer eso de morir, otra vez, con las botas puestas y de cara al sol, pagó la penitencia del reglamento, tras el pobre arranque ante el torrente de puntos que dejó escapar con Javier Torrente, al sumar 14 unidades de 21 posibles, aunque tras su salida el equipo cosechó menos puntos (12 de 30 posibles).

Tigres ahora espera rival... ¿América a menos que Cruz Azul... o Atlas digan lo contrario?