LOS ÁNGELES -- Entre algunos honorables de #LaYuntaDeDueños (dixit Sven-Goran Eriksson) llaman a Fidel Kuri “La Cucaracha”. No es despectivamente, sino admirativamente.
“Le han dado de palos y no pueden acabar con él”, explica uno de los poquísimos propietarios de equipos que contempla lúdicamente la aparente invulnerabilidad del aún propietario de Veracruz.
Lo ven como la versión futbolera de Terminator, cazando siempre la tentadora nuca de Edgardo Codesal, como aquella noche en la Cuatro Veces Heroica Veracruz.
Este jueves, debería llegar a su fin una de las jornadas más penosas del futbol mexicano, en la nueva temporada de la gustadísima serie: “FMF, el Castillo de la Pureza”.
Créame: Game of Thrones es una tristona, sosa, bobalicona, parodia de trampas, intrigas y traiciones, al lado de la saga completa del futbol mexicano desde sus inicios. Aquí, el chimuelo masca chicle y el alopécico se peina trenzas.
Fidel Kuri difícilmente será desvinculado del futbol mexicano. Este jueves sería desafiliada la Promotora del Valle de Orizaba (Club Veracruz), pero el empresario jarocho, que es o ha sido dueño o socio de más de 50 empresas por el mundo, seguirá en la FMF.
Bajo, por ejemplo, el certificado de afiliación de Albinegros de Orizaba, el hombre que ha sido homenajeado por su imbatibilidad como La Cucaracha, seguirá con sus equipos de segunda y tercera división, porque ante ellos no hay querella alguna.
Pero, ya la Asamblea de la FMF contempla como anular su presencia en esos sectores. Pero la guillotina que amenaza a Kuri la fue afilando el mismo.
En la Junta de Conciliación y Arbitraje en Veracruz, Kuri Grajales fue clasificado como “Patrón Sustituto”, además de perder los juicios ante ex empleados del Veracruz por un total de 25 millones de pesos, sumados a los 109 millones que adeuda por las demandas perdidas ante FIFA, por controversias y el préstamo hecho unilateralmente por la FMF.
Y contando, claro. Porque el documento que Fidel Kuri no ha mostrado y que es el último clavo de su ataúd en el mundo de los vivos y de los muertos del futbol mexicano, lo condena ya de manera absoluta.
Al abandonar a La Piedad con la franquicia en su poder, y asentarse en su querido Veracruz, para registrar la franquicia debió firmar y aceptar condiciones que entonces no le inquietaron.
Desde 2013, este elusivo, esquivo y resistente espécimen del futbol mexicano, sabía que al llegar a Veracruz, debía aceptar y firmar la condición de “obligado subsidiario”.
Esto implicaba asumir todos los rezagos financieros de las gestiones en Veracruz de Mohamed Morales y Rafael Herrerías. Kuri accedió y signó.
En su momento, Mohamed debió hacer lo mismo con la herencia truculenta de Herrerías. Es un legado maldito y que tendrá que asumir quien llegue a Veracruz, con la sobrecarga de las secuelas de Kuri.
Hay que recordar que el Gobierno de Veracruz contempla anunciar la formación de un nuevo patronato para adquirir a un equipo de Primera División, y está en tratos con TV Azteca, que ha tasado al Puebla en 32 millones de dólares.
En el anterior Blog, explicábamos algunas reacciones de seis propietarios de equipos, cuando Kuri les envió mensaje quejándose de que le bloquearon el acceso a la Asamblea de Propietarios de Clubes, mejor conocida, claro, como #LaYuntaDeDueños.
Al final sí hubo una reacción enérgica a favor de Kuri, y fue por parte del Grupo Pachuca. Jesús Martínez increpó a la asamblea y a quien la presidía, reclamando el bloqueo al aún dueño del Veracruz.
A continuación se explicaron a la asamblea los motivos para marginar a Kuri, y después le dieron la opción: “Pero, Jesús, si quieres, puedes ir a hacerle compañía allá afuera”, lo que provocó unas risas sordas, como cuando un maestro hace befa del alumno desorientado. Sólo faltó el meme del Chavo del Ocho con el: “Maestro, póngale cero por…”.
Así, este jueves, la trampa debe caer sobre Kuri y sus vestigios. Aunque, insisto, de manera casi heroica, lo llaman “La Cucaracha” porque un día después del Apocalipsis, podría seguir buscando la nuca de Edgardo Codesal para, mediante traicionero zape, reacomodarle la mollera…