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Que el paso de Tigres por Catar no sea como Gignac bautizó a la Copa

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Ricardo Ferreti no se preocupa de su futuro con Tigres, tiene contrato 'apalabrado' (0:58)

'El Tuca' habló sobre su renovación con el conjunto universitario, después de haber conseguido el título de CONCACAF (0:58)

LOS ÁNGELES -- ¿Y ahora? Tigres no tiene derecho a festejar. Se colgó una medalla de cobre y del pobre tercer mundo del futbol. Con esa nómina, que cuesta tanto y vale tan poco, sólo tendría derecho a comprometerse a ser, al menos, una digna comparsa en el Mundial de Clubes.

Lo mejor: que finalmente ganó la Concachampions, ante el LAFC, que tuvo, la noche del martes, su Vela, la de Carlos, muy apagada.

Lo peor: que Tigres viaja a Catar con ese plantel encarecido en precio y empobrecido en futbol. Turismo relámpago.

Lo mejor: que finalmente Tigres ya no tiene que emperrarse de envidia al ver las vitrinas de su incómodo vecino: Rayados.

Lo peor: que definitivamente no será capaz de emular la gesta, con derrota y todo, del Monterrey frente al Liverpool.

Tal vez la mejor definición del logro felino, escapa del jolgorio de Andre-Pierre Gignac: “Por fin ganamos esa ¡pinche! copa”. El adjetivo, ese, el de “pinche”, es uno de los epítetos favoritos del mexicano para denigrar. Algún aficionado de Tigres podría tratar de “pinche” este mismo texto, y tendría razón.

Según Gignac, y de acuerdo con el Diccionario del español usual en México, escrito por Luis Fernando Lara, ese epíteto, esa palabra implica: “1. Que es despreciable o muy mezquino. 2. Que es de baja calidad, de bajo costo o muy pobre”.

El delantero francés festejó y denostó, al mismo tiempo, la máxima conquista internacional de los Tigres, que ya se sabe, suelen ser como los perros de rancho, que sólo a los de casa muerden, es decir, sólo a los del torneo doméstico, porque es imposible olvidar cómo se empequeñecieron en aquella final de la Copa Libertadores ante un River Plate desmantelado, castigado por lesiones y lastimado por transferencias.

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Jugadores de Tigres celebran al ritmo de 'Hawai'

Tras conseguir el título de la CONCACAF Champions League, así festejaron los futbolistas

Aquella actuación de Tigres ante el River Plate, estuvo, al final, muy de acuerdo a la expresión de Gignac de este martes por la noche, sobre la Concachampions. Deseable es que no deba utilizar ese mismo epíteto para estigmatizar y sintetizar su visita al Mundial de Clubes en febrero.

Lo cierto es que Tigres hizo lo correcto en la cancha ante el LAFC, más allá de que el deplorable y siempre sospechoso arbitraje de la Concacaf le perdonó un penalti y al menos una tarjeta roja.

Los angelinos tuvieron el control del juego, pero a su estrella se le acabó todo el brillo ante el América. Carlos Vela, bajo una marcación severa, correcta, seria, no encontró las libertades que le dio todo el paupérrimo aparato defensivo de las Águilas.

Y Tigres, bajo la doctrina del Tuca Ferretti, fue paciente. Asimiló sin desesperación el gol en contra, marcado por Diego Rossi, pero entendía que más allá de algunos soponcios aislados el partido se jugaba dentro de sus cánones.

Mientras Hugo Ayala conseguía el empate, llegó André Pierre Gignac a sentenciar el trámite. No sólo arrebató el boleto al LAFC, sino que pulverizó los sueños concakafkianos de Carlos Vela de ser el Botín de Oro del Tercer Mundo del futbol, como la FIFA ha clasificado a esta región.

Tigres ahora aguarda al sorteo para el torneo. Falta el invitado de Conmebol, con semifinales protagonizadas por equipos brasileños (Santos y Palmeiras), y argentinos (River Plate y Boca Juniors o Racing). La bestia de la competencia se llama Bayern Munich, el intratable equipo alemán.

Para los felinos del Tuca Ferretti no son las mejores fechas las de este Mundial de Clubes. Los toma en pleno arranque del Guard1anes 2021, que comienza el 8 de enero, y además recibiendo al monarca León.

La Liga MX abrió la posibilidad de reacomodar los juegos, en este caso de los Tigres, a la eventual representación mexicana en el Mundial de Clubes, pero, aún así, la logística del viaje, y el famoso jet lag, terminarán por afectarlos en la competencia de FIFA y, obviamente, en el regreso al torneo doméstico.

Con la llegada del goleador paraguayo Carlos González, procedente de los Pumas de la UNAM, Ricardo Ferretti redondeó el plantel para la obligación de ser campeón en la Liga MX, aunque todavía deberá organizar la logística más correcta para el peregrinar inmediato del Mundial de Clubes, en el cual debutará el 4 de febrero de 2021.

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'El Volcán' festeja campeonato de Tigres en la CONCACAF Champions League

Los felinos compartieron en redes sociales su estadio iluminado tras haber conseguido el campeonato.

El grupo de jugadores tendrá apenas unos días libres en las fiestas de fin de año, con la pretensión del Tuca de alcanzar ritmo futbolístico, aprovechando los juegos de la Concachampions en la burbuja de Orlando, y después en la Liga MX.

Sin embargo, aunque parezca que, a diferencia de sus antecesores en el Mundial de Clubes, a excepción del América de Ricardo LaVolpe y el Monterrey del Turco Mohamed, esta vez Tigres tendrá una ventaja al llegar con ritmo competitivo oficial, lo mismo ocurrirá con sus eventuales adversarios.

Enrique Bonilla, quien ya no despacha desde las oficinas de la Liga MX, había garantizado todas las facilidades para el equipo que acudiera al Mundial de Clubes, pero ahora, bajo el control de Mikel Arriola, muy poco enterado de este tipo de necesidades y maniobras, la directiva de Tigres deberá ser muy eficaz para conseguir el apoyo necesario.

Pero, al final, los felinos de Ferretti consiguen el trofeo regional que les urgía. Ahora que los Tigres se sacaron la rifa del tigre, habrá que esperar que sepan qué hacer con él, para no regresar de Catar con el epíteto favorito de Gignac a cuestas.