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Piojoso, el adiós al Tuca

LOS ÁNGELES -- Cuando Mauricio Culebro llegó a Tigres, empezó a operarse un cambio de mando al viejo estilo de la política mexicana. El presidente es uno, y el que manda es otro. La oficina de la presidencia era de Alejandro Rodríguez, ‘El Inge’, pero la autoridad y el poder ya pertenecían a otro.

Culebro llegó con el mes de marzo a Zuazua. El 5 de marzo, habló con Miguel Herrera. Le urgió a no volver a hacer declaraciones, después de crucificar al ampollado Giovani dos Santos y al atornillado Guillermo Ochoa en declaraciones a diferentes plataformas.

¿Por qué? Culebro le explicó que era el candidato a sustituir al Tuca Ferretti, y que los escandalitos que estaba desatando, complicaban el entorno. El ‘Piojo’ se enclaustró. Y a ese voto obligado de silencio se agregó un lamentable periodo, víctima de COVID-19.

Su única aparición reciente ha sido para encomiar al francés André-Pierre Gignac y denostar al chileno Humberto Chupete Suazo, como referente histórico en el futbol de la ciudad de Monterrey. Relaciones públicas, le llaman.

Ricardo Ferretti estaba al tanto de todo. Le habían prometido renovarle contrato en noviembre de 2020. Sin embargo, en Cemex, querían esperar. Querían otra Liga y la primera Concachampions. En Liguilla, los elimina Cruz Azul sin forzar la máquina.

En la Concachampions, vencen en la Final ante un LAFC irreconocible, vaciado en su Semifinal ante el América. Con el boleto al Mundial de Clubes, se abre una nueva ilusión. Antes de partir a la cita en Catar, le aseguran al Tuca que en cuanto regrese, renuevan el contrato.

Tigres llega a la Final ante el Bayern Munich. Era el momento de opacar a un Monterrey que había tenido una gesta vibrante ante Liverpool, en el mismo escenario, y además había regresado y ganado la Liga. No ocurrió. Fue una triste comparsa. Como lo había sido en la Final de la Copa Libertadores ante el más desmantelado River Plate posible, afectado por lesiones, castigos y venta de jugadores.

La situación en Zuazua ya era complicada. ‘El Inge’ Rodríguez había impuesto la incorporación de un Leo Fernández tras el exitoso torneo con Toluca, y Ferretti estaba decidido a no usarlo. Con la llegada de Culebro, su suerte quedó echada.

Hace unos días, Ricardo Ferretti contrató a un asesor en relaciones públicas. No quería mejorar su imagen, quería presionar a la directiva. El primer consejo fue evidente en la conferencia de prensa, en la que el brasileño dijo que la directiva había empeñado su palabra de honor.

“Tengo la palabra de honor, de hombre, del compromiso que hicimos hace tiempo (…) estoy tranquilo porque ya tengo la palabra. Cuando un hombre da la palabra, creo que es más serio que la propia firma, en ese sentido no me preocupa”. Esa fue la puya que lanzó Ferretti.

Además, misteriosamente se filtró la versión de que algunos jugadores clave del equipo como André-Pierre Gignac, Nahuel Guzmán, entre otros, renunciarían a Tigres si no se le renovaba el contrato al Tuca.

Este escenario hizo salir a Culebro ante los medios. “Nadie está por arriba de la institución, nos debemos todos a la institución. Tuca ha salido a hacer ciertos comentarios y está haciendo su juego, está haciendo su tarea y nosotros no debemos caer en el juego y si dijo que los jugadores se van a ir, los jugadores tienen contrato y son profesionales. El contrato con él está vigente, y si es la manera del señor Ferretti de meter presión, se está equivocando”, declaró a Cancha del Grupo Reforma.


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Este tipo de desafíos públicos jamás los había recibido Ferretti a lo largo de su carrera, y menos aún en Tigres, donde sólo ha recibido reverencias y tolerancia extrema. La reacción de Culebro, evidentemente, no fue un acto de conciliación sino de confrontación.

La realidad es que el equipo es una triste sombra respecto al potencial de futbolistas y a la elevada nómina del plantel. Este sábado peleará ante Rayados el derecho a ir al menos al Repechaje.

El paso del Tuca Ferretti por Tigres es histórico. Le ha dado cinco títulos en 21 torneos cortos. El próximo 20 de mayo cumpliría 11 años de su llegada a un segundo ciclo con los felinos. Acabó con el ayuno de 29 años y medio sin poder ganar la Liga.

Con un estilo que él defiende y define como “práctico y exitoso”, un sector de la afición de Tigres le ha reclamado un esquema más agresivo, ofensivo y espectacular. Alguna vez ripostó al estilo de Manuel Lapuente: “¡Que vayan al circo!”.

Sin embargo, las funciones, para el circo del Tuca han terminado. Un especialista de Cemex, Mauricio Doehner Cobián, ha sido el asignado a negociar el contrato del brasileño. Sólo le ha ofrecido un año de contrato, y con una serie de exigencias deportivas y de comportamiento. Ferretti quiere tres años más y sin condiciones “novedosas”.

El entrenador brasileño sabe que no sufrirá para encontrar un nuevo equipo. Pero, él se encuentra cómodo en Monterrey, y a los 67 años, no le seduce enfrentar los trámites de una mudanza, especialmente porque tendría que estar por semanas o meses alejado de su nueva familia.

Además, en ninguna otra ciudad de México, le permitirían estacionar su imponente Ferrari rojo en espacios exclusivos para personas con discapacidad, o tener accidentes automovilísticos o infracciones, sin tener que lidiar con ello como cualquier ciudadano.

Es imposible que la directiva de Tigres pueda opacar la huella de Ferretti en su historial, por eso Culebro pretende cuidar las formas con Miguel Herrera, a quien le leerá la cartilla en cuanto llegue el momento.

Según algunos medios regiomontanos, en la agenda de Tigres hay otros candidatos debajo de Miguel Herrera, todos ellos dirigiendo en Sudamérica. En Cemex aún hay cierto resquemor hacia la llegada del ‘Piojo’, especialmente por su explosivo temperamento, aunque Culebro asegura que tendrá todo bajo control –presuntamente--, con ¡un nuevo director deportivo!