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Familia mexicana 'sufre' su pasión por los Cleveland Browns

Al principio, Jesús Serrano le hizo a su mujer un amague de cadera digno de Leroy Kelly o Greg Pruitt.

“Cuando éramos novios, le pregunté, ‘‘¿Te gusta algún deporte?’” Edna Serrano recuerda. “Y me respondió algo así como, ‘‘No, la verdad que no’”.

Fue recién después que estuvieron casados que Edna descubrió que la idea del paraíso para su marido es un fin de semana en Cleveland. Él es un fanático de los Cleveland Browns hasta la médula, un experto sobre Bernie Kosar, Ozzie Newsome, Frank Minnifield y Hanford Dixon. Todavía le duele recordar la intercepción de Brian Sipe en la final y el error de Earnest Byner en la década de 1980 y la triquiñuela de Art Modell en la década de 1990.

Nada de eso sería inusual si Jesús hubiera crecido en Canton o Cuyahoga Falls, pero Serrano creció unas 2,300 millas al sudoeste del viejo Estadio Municipal de Cleveland -- en la Ciudad de México. Mientras sus amigos jugaban y hablaban de futbol, Serrano seguía el futbol americano.

Ahora, casi cuatro décadas después de haber adoptado al equipo, Serrano, de 45 años, está más familiarizado con los Browns y Cleveland que nunca. Ya va por su tercer año como poseedor de boletos para la temporada y lleva a toda su familia -- Edna, su hijo Juan Pablo, de 12 años, y su hija Valentina, de 8 años, -- a muchos juegos por año en el FirstEnergy Stadium. Ha asistido a 35 partidos de los Browns en total, incluyendo algunos como visitantes en Pittsburgh, Dallas y Nueva Jersey, y ha experimentado la emoción de conocer al corredor Jim Brown, miembro del Salón de la Fama.

Este año, con los Browns incluso más desafortunados que lo usual -- con un registro de 0-16 -- los Serrano han continuado con su fe y tomaron vuelos para asistir a cinco juegos. Los apenó perder el juego del último domingo contra los Bengals y se perderán también el juego de Nochebuena contra los Chargers por el programa de exámenes de Juan Pablo y unas vacaciones familiares largamente planeadas. Pero no importará dónde estén los Serrano durante las últimas tres competencias de la temporada, ellos estarán mirando. Hasta los juegos de exhibición de los Browns son una cita de TV obligada para la familia.

Jesús Serrano admite que no es fácil ser un fanático de los Browns. Todavía está esperando por su primer Super Bowl, ésta es la novena temporada consecutiva como perdedores y no han estado en las finales desde 2002. Su carrusel de entrenadores, mariscales de campo y fracasadas elecciones N°1 sigue girando al son de una música de circo.

“No te miento si te digo que ha sido duro”, afirma él. “Pero supongo que cuando uno es fanático de un equipo, pasa a ser parte de ese equipo, y eso es lo que me ocurrió a mi”.

Cómo comenzó todo

Una de las habitaciones de la casa de los Serrano, en León, a unas 250 millas al noroeste de la Ciudad de México, está dedicada a los Browns. Las paredes están cubiertas con camisetas autografiadas, banderines, fotografías y carteles de Dawg Pound. Los estantes están llenos de pelotas de futbol americano y otros elementos de colección, junto con artículos de los Indians y los Cavaliers, los otros equipos de Cleveland que adoptó la familia.

El próximo trofeo será una camiseta autografiada por Pruitt, el corredor de grandes juegos que fue cuatro veces Pro Bowler para los Browns en la década de 1970. Lo conocieron en el último juego al que asistieron en Cleveland, el 27 de noviembre, contra los Giants.

Y fue justamente debido a Pruitt -- vaya coincidencia -- que un niño de 7 años de la Ciudad de México se convirtió en fanático de los Browns.

El padre de Serrano volvió de un viaje de negocios con un recuerdo para su hijo: una pelota autografiada por Pruitt. Su padre no era un fanático de los deportes y no sabía nada acerca de los Browns. Pero había visto a su hijo enganchado con la NFL, y por eso le trajo la pelota. Fue un regalo al azar con un profundo impacto.

“Estaba hablando con mi padre y le decía, ‘¿Te das cuenta todas las cosas que has creado con solo una pelota de fútbol?’” Dijo Serrano de una conversación reciente. “Eso es lo hermoso y lo extraño de todas las cosas, ¿no es cierto?”

Y así fue como los Browns fueron su equipo.

Cuando tenía 10 años, Serrano paladeó lo que lo esperaba. En un juego de finales de división en Cleveland contra Oakland en enero de 1981, los Browns perdían 14-12 con menos de un minuto por jugarse, pero habían llegado a la línea de 13 yardas de los Raiders. Los Browns podrían haber corrido con la pelota para anotar un gol de campo y ganar el juego. En cambio, el mariscal de campo Sipe -- el jugador más valioso de la NFL en esa temporada -- lanzó un pase al ala cerrada Newsome, que fue interceptado en la zona final. Terminó el juego. Y los Raiders no solo ganaron el juego; fueron más allá y ganaron el Super Bowl.

“Recuerdo que lloré”, dice Serrano.

También recuerda las aplastantes derrotas frente a los Denver Broncos en los Juegos del Campeonato AFC de 1986 ("The Drive" [La Ofensiva] encabezada por John Elway) y de 1987 ("The Fumble" [El Error] por Byner).

Desde que la franquicia de Cleveland renació en 1999, después que Modell llevó su equipo a Baltimore para convertirse en los Ravens en 1996, los Browns han tenido pocas de esas derrotas que estrujan el corazón, por la sencilla razón de que han sido sistemáticamente malos, llegando una sola vez a las finales.

Serrano dice que él había abandonado la NFL en los años en que Cleveland estuvo sin equipo y que se alegró mucho cuando los Browns retornaron.

Siempre había sido un romance a larga distancia hasta hace ocho años, cuando Serrano finalmente se decidió a volar a Cleveland para ver su primer juego, contra los Steelers.

“Ese día se me caían las lágrimas”, dice.

Después de eso, trató de asistir a dos o tres juegos por año hasta que compró boletos para toda la temporada tres años atrás. (Los Browns dicen que él es uno de los únicos tres poseedores de boletos para la temporada que viven fuera de los EE. UU. y Canadá). Las butacas están bien ubicadas: Sección 334 en el nivel de Club, cerca de la mitad del campo.

Ahora, varios fines de semana por año, la familia empaca y se dirige al aeropuerto el viernes, vuela a Cleveland -- generalmente con una escala en Dallas, Houston o Atlanta y una inspección en la aduana -- y pasa la noche del viernes y el sábado haciendo turismo. Irán a un juego de los Indians o los Cavaliers, al Salón de la Fama de Rock and Roll, al zoológico o a otras atracciones y encontrarán nuevos restaurantes o volverán a sus favoritos. El domingo es día de juego -- todos se habrán puesto sus camisetas y gorras de los Browns -- y el vuelo de retorno será el lunes.

Serrano tiene su propio estudio contable en Ciudad de México (él viaja allí desde León, también, al menos una vez a la semana), así que puede manejar sus horarios.

De todas maneras, es una inversión de tiempo y dinero. ¿Vale la pena?

“Sí, vale el ciento por ciento de la inversión, porque esto es lo que nos ha unido como familia”, afirma Serrano.

Y Edna agrega: “No se trata solo de asistir al juego, sino que es el momento de compartir con la familia, hacer cosas juntos, hablar. Cada vez que voy allí, me agrada pensar que estamos celebrando la vida”.

Edna, que alguna vez se sorprendió tanto al enterarse de que se había casado con un fanático de la NFL, ahora dice que es "cómplice" de su marido en la adicción por los Browns.

Sin embargo, el más ferviente fanático de la familia podría ser Juan Pablo. Él admite que puede ser frustrante viajar ocho o más horas solo para ver perder a su equipo, pero no deja de disfrutar cada minuto en el FirstEnergy Stadium. Trata de conseguir autógrafos y saborea la atmósfera antes, durante y después de los juegos.

“Es increíble”, dice Juan Pablo. “Todas las personas están gritando. Es una gran experiencia”.

Ahora, los Serrano se sienten en casa en Cleveland. Se han hecho amigos de otros fanáticos, vecinos de butacas, y conocen a distintas personas en los hoteles y restaurantes.

“La ciudad nos ha acogido de manera maravillosa” afirma Jesús.

'Mi sangre es color café y naranja'

Si bien el futbol reina en México, los fanáticos del futbol americano están creciendo allí. La NFL estima que tiene más de 20 millones de fanáticos en México. Durante la semana se televisan varios juegos en el país, y los fanáticos como los Serrano pueden comprar el paquete Sunday Ticket de Direct TV para ver los partidos de su elección.

Serrano tiene muchos amigos que son fanáticos de la NFL y dice que aproximadamente el 40 por ciento de los compañeros de escuela de su hijo también siguen a la liga.

Como cualquier fanático, Serrano cuestiona algunas de las jugadas que hacen los Browns, y sufre cuando los ve perder, ya sea personalmente o por TV. Pero él cree que algún día, los Browns van a ganar un Super Bowl. Incluso ahora, con su récord de 0-13, el cree que al equipo le faltan "uno o dos jugadores" para poder cambiar las cosas.

“Tenemos toda la paciencia del mundo”, dice.

¿Alguna vez deseó que su padre le hubiera traído una pelota firmada por un Cowboy, un Steeler o un Packer, y así haber podido disfrutar un campeonato de vez en cuando?

“No. les puedo asegurar esto”, dice. “Mi sangre es color café y naranja”.