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Omar Cojolum apunta a llevar a los Mayas hasta lo más alto de la LFA

Los Mayas de la Ciudad de México tienen la mirada puesta en el tricampeonato. Imago7

CIUDAD DE MÉXICO – Los bicampeones de la liga profesional de fútbol americano en México aún entrenan en una cancha de soccer. A los jugadores se les pide atentamente no correr por encima de los banderines de tiro de esquina. Los touchdowns se marcan cuando se llega a la línea de gol.

Es football en un ambiente de fútbol.

En una noche fría bajo la luz artificial, los Mayas de la Ciudad de México entrenan. Se preparan para la temporada 2018, la cual comenzó la semana pasada.

“Si la gente nos da una oportunidad, si vienen a vernos jugar, sé que se volverán fans,” dijo Omar Cojolum, el corredor de los Mayas y el líder en yardas por tierra de la LFA en el 2017, en entrevista con ESPN digital. “Jugamos con pasión. Para mí, el futbol es mi vida.”

La Liga de Fútbol Americano Profesional (LFA) busca expandir su popularidad con aficionados previo a su tercera temporada de existencia.

Pese a tener contratos de televisión y transmisiones en vivo por internet, así como ser vestidos por la marca Under Armour, es difícil que se vendan todos los asientos de los partidos.

La temporada pasada, la liga contrató a Chad “Ochocinco” Johnson, el ex receptor de los Cincinnati Bengals, para un cameo de un partido con los Fundidores de Monterrey. Además de Johnson, hay otros con experiencia NFL en los planteles de la LFA.

Ramiro Pruneda y Mauricio “Tyson” López, ambos de Mayas, estuvieron en la liga en la pretemporada: Pruneda con los San Francisco 49ers, Kansas City Chiefs y Philadephia Eagles, mientras que López hizo lo propio con los Eagles y los Oakland Raiders. Ambos además fungen como analistas para ESPN México.

Cojolum creció en Naucalpan, a escasos kilómetros de la Ciudad de México. En una colonia catalogada como peligrosa, Omar se crió con su madre y sus dos hermanos, uno de ellos con discapacidad física. De niño, Cojolum no quería jugar futbol americano, pero su hermano mayor lo convenció. “Me llevó a fuerza como quién dice, al principio no quería jugar, no me gustaba,” dijo.

Eso sucedió a los cuatro años de edad. Cojolum siguió adelante, jugando en la primaria, secundaria y preparatoria hasta conseguir una beca en la Universidad del Valle de México (UVM). La distancia desde su casa era corta, pero la diferencia entre un lugar y otro era grande.

“De donde soy, la verdad hubiera sido más fácil quizá tomar otro rumbo. Hay gente metida en cosas, crímenes y drogas… pero yo siempre he amado el deporte y nunca quise hacer eso”, dijo Cojolum.

Con los Linces de la UVM, Cojolum brilló en el campo y en el salón de clases. Pero hubo un golpe en el camino. “Me enteré que iba a ser padre”. Omar se puso a trabajar de lleno para darle soporte económico a su familia, y dejó de jugar, lo cual eliminó su beca. A los 20 años de edad, Cojolum dejó la escuela.

“Las dificultades que ha enfrentado, los golpes que se ha dado no son poca cosa, lo forjaron como hombre”, dijo Alma Martínez. Junto con su esposo, Jesús Omaña, la pareja es dueña de los Mayas y han forjado una relación cercana con Omar.

“Yo creo que el amor que él tiene por el deporte jamás iba a permitir que estuviera lejos”, dijo Martínez. Efectivamente, Cojolum volvió en cuanto pudo. En el primer draft de la LFA en 2016, fue la primera selección de los Mayas.

“Creo que es justo decir que el apogeo físico de un atleta en este deporte está entre los 23 y 30 años”, severó Óscar Pérez, el presidente de la LFA. “Y no había una liga en México que se aprovechara de este tema. Omar es un ejemplo perfecto de esto, estamos muy felices de tenerlo”.

Pérez pone la vara alta para su liga, y la LFA busca expandirse más allá de los seis equipos que ostenta. De esos seis, cuatro juegan en la Ciudad de México, uno en Saltillo y otro en Monterrey. Los Mayas abrieron su temporada blanqueados por los Raptors, también de la CDMX.

“Todavía tenemos dificultades, mayormente logísticas y económicas”, dijo Pérez. “Pero tenemos la esperanza de crecer”.

“Para nosotros fue increíble poder contar con él”, dijo César Zúñiga, el director deportivo del equipo. “Me recuerda a (el ex corredor de los Rams) Eric Dickerson, corre con mucho poder”.

Para culminar la temporada 2016, Cojolum anotó dos touchdowns en el juego de campeonato, uno que terminó con victoria de los Mayas, 29-13 sobre los Raptors. Desde las gradas, Omaña quedó enamorado de lo que vio, y se decidió a comprar el equipo.

“Mira, mis dos hijos juegan, y nosotros íbamos como aficionados esa primera temporada”, aseguró Omaña. “Me encantó desde un principio. Contacté a la liga, y un día en un Sanborn’s, recuerdo, me ofrecieron otro equipo, pero no lo quise. ‘Si no es Mayas, mejor ni lo intenten’, les dije”.

Poco tiempo después, se abrieron las puertas para que Omaña y Martínez tomaran las riendas de Mayas.

“La primera vez que conocimos a Omar, íbamos a Monterrey en camión”, recuerda Martínez. En el viaje de 13 horas, Cojolum se encontraba insatisfecho porque los nuevos dueños no pudieron conseguir un viaje aéreo.

“Cada que había un tope, tráfico o lo que sea era el primero en quejarse”, recalca Martínez. Pronto se decidió en hacer algo para evitar que el descontento se propagara.

“Me paré, caminé con él y le dije que aquí no había lugar para divas”. La estrategia funcionó, y el reto de Martínez para Cojolum se reflejó en el campo.

“Fíjate, ahora hasta les digo ‘mamá y papá’”, dijo Omar. No sería la única vez que Omar se metiera en problemas sobre el autobús. El corredor publicó un video de un directivo de Mayas hablando con el equipo mientras viajaban a Monterrey, un tema que fue sancionado por la liga con una suspensión por un partido por violar la política de la liga.

Tras ganar el bicampeonato en 2017, Cojolum corrió hacia Alma y Jesús para abrazarlos. “Fue un momento muy especial, la verdad les debo mucho, sin duda”, recalcó. Cojolum ganó el premio de mejor corredor de la LFA tras la temporada.

Buscando ser la primera dinastía en la historia de la liga, los Mayas buscarán terminar la temporada en un estadio icónico de México. El Estadio Azul será testigo del tercer juego de campeonato de la LFA. Poco tiempo después, será demolido. El inmueble tiene historia con el futbol americano, ya que fue el primer estadio que albergó un partido de la NFL en México. “Es emocionante pensar en jugar frente a más gente, en un estadio importante”, concluyó Cojolum. “Falta mucho, pero me veo celebrando otra vez, con mi familia”.