DALLAS -- Para los Dallas Cowboys llegó el momento de ganar o morir. Y ni siquiera ha empezado la temporada.
Los Cowboys, encabezados por el extrovertido dueño Jerry Jones, han pregonado durante todo el receso de temporada que este es el equipo que puede darles la mejor oportunidad de romper la sequía, que ya parece maldición, de campeonatos que sufren desde la temporada 1995.
Quizá nunca esperaron un pequeño detalle: que su mejor jugador de ambos lados del balón, el corredor Ezekiel Elliott, estaría en huelga, sin presentarse al campamento de pretemporada --bajo la amenaza de no jugar-- en caso de que le nieguen un nuevo contrato multianual.
La paciencia que han tenido con Jason Garrett parece terminarse. Será la primera vez en la historia de los Cowboys que un entrenador en jefe dirige en año de contrato.
Sin embargo, si evitan la ausencia de Elliott o encuentran a alguien capaz de suplirlo de manera decente, los Cowboys parecen tener el equipo suficiente en ambos lados del balón para competir en serio por el bicampeonato de la División Este de la Conferencia Nacional, que sería el tercero en cuatro años, y trascender en postemporada.
Para eso tendrán también que asegurarse de que cuando llegue el kickoff inicial contra los New York Giants, su quarterback Dak Prescott, su mejor receptor, Amari Cooper, y su mejor esquinero, Byron Jones, tengan alargue contractual.
Los tres Pro Bowlers están en año de contrato y nadie en Dallas quiere verlo cuidarse de lesiones o cualquier situación, ante el temor de no tener seguridad laboral en este momento.
APANICA LA POSIBLE AUSENCIA DE 'ZEKE'
El corredor estelar de los Cowboys es el líder en yardas ganadas de la NFL reinante y el que ha dominado en dos de las últimas tres temporadas.
La única en que no acumuló más yardas por tierra que cualquier otro en la liga fue porque estuvo suspendido seis partidos del 2017.
Elliott tiene aún el contrato que por tabulador dieron los Cowboys cuando fue reclutado en la cuarta opción global del Draft 2016 y que termina al final de la temporada 2020.
Viene de su temporada más completa en todos los aspectos del juego para un corredor: En recepción, bloqueos, anticipación de presión defensiva y obviamente de yardas acumuladas. Atrás de Elliott hay poco o nada para los Cowboys: Darius Jackson, un corredor que sólo fue activado dos partidos con seis acarreos para 16 yardas la temporada anterior.
Siguen los novatos Tony Pollard y Mike Weber, reclutados en cuarta y séptima ronda, de manera respectiva; además del veterano Alfred Morris, quien fue un suplente decente de Elliott en el 2016 y 2017, aunque con poca oportunidad de llevar el balón.
Muchos creen que atrás de esa línea ofensiva cargada de jugadores de Pro Bowl, cualquiera puede correr, pero la realidad dista mucho de eso, al menos con el plantel que tiene Dallas.
Por lo pronto, Elliott pasa su tiempo entrenando en Los Cabos, México, mientras el resto del equipo está en su campamento de entrenamiento y disputa pretemporada.
EL JUEGO AÉREO TIENE QUE MEJORAR
Nunca serán las estadísticas las que muestren la verdad sobre los quarterbacks de los Cowboys; así ha sido desde la época de Tony Romo.
Prescott impresiona con 3,885 yardas, 22 pases de touchdown y sólo ocho intercepciones en el 2018. Pero sus imprecisiones han costado, y hasta antes de que los Cowboys consiguieran a Cooper, su marca era de 3-5, con mucha carencia de profundidad.
Este año, los Cowboys llevaron ayuda con Randall Cobb, un versátil receptor de trayectorias cortas interiores con explosividad, además de que el regreso del veterano Jason Witten debe ayudar, si es que prueba que aún puede jugar, a pesar de su año de retiro, como ha mostrado en las primeras dos semanas de campamento de pretemporada.
Nadie trasciende en la NFL actual sin juego profundo y efectivo por pase, a pesar de que los números de Prescott indican 32 triunfos de 48 juegos que ha disputado en temporada regular desde que llegó en el Draft del 2016.
NOVEL COORDINADOR OFENSIVO
Hace apenas dos temporadas era el suplente de Prescott, hoy Kellen Moore es el coordinador ofensivo de Dallas.
La escuela que tuvo Moore desde que llegó a la NFL fue bajo el recién despedido entrenador Scott Linehan.
Jones exigió una sacudida completa de la muy cuestionable manera de mandar jugadas y ser conservadores en el ataque de los Cowboys.
Moore tiene la responsabilidad de mejorar un grupo que ha sido cada vez menos productivo. Dallas estuvo entre las cinco mejores ofensivas en puntos anotados y eficiencia en la campaña de novato (2016) de Prescott.
El año pasado fue la vigésimo segunda y Prescott ha ido del tercer sitio en eficiencia de quarterback total en su primer año al décimo séptimo en el 2018.
PROFUNDIDAD EN LA LÍNEA OFENSIVA
Los Cowboys están conscientes de que en un momento todo cambia. Y la que era la mejor línea ofensiva del planeta dejó mucho que desear el año pasado después de la enfermedad del centro Travis Frederick y la lesión desde pretemporada de Zack Martin.
Frederick faltó a toda la temporada, pero ya está de regreso. Martin jugó lastimado de una rodilla y hombro los 14 partidos que disputó en el 2018.
Ambos se sumaron a las lesiones crónicas de Tyron Smith, que por segundo año fue incapaz de jugar temporada completa.
Nadie cobijó al novato guardia Connor Williams y los Cowboys sufrieron para proteger a Prescott y en jugadas de corto yardaje en zona roja.
Esta vez, reclutaron linieros ofensivos como Connor McGovern, de Penn State, y alargaron los contratos de Cameron Fleming y Xavier Su’a-Filo para tratar de protegerse de lesiones, como la que ya sufre en pretemporada Martin en la espalda.
Joe Looney, quien fue el centro titular el año anterior, volverá a la banca como buen reemplazo en esa posición y guardia.
LA DEFENSA LUCE COMO TRABUCO
Los Cowboys dejaron contento al ala defensiva DeMarcus Lawrence, quien junto al desarrollo de los juveniles linebackers Jaylon Smith y Leighton Vander Esch, deberán consolidar a una defensa que lució bien toda la campaña, pero a la que Los Angeles Rams exhibieron en playoffs.
Además, consiguieron en canje al ala defensiva Robert Quinn, ante la imposibilidad de ver el desarrollo deseado de Taco Charlton; elegido en la primera ronda del Draft 2017.
El liniero defensivo Dorance Armstrong crece a pasos agigantados; Maliek Collins vive un muy buen campamento de pretemporada, pero tiene que mantenerse sano; Antwaun Woods fue la revelación en el 2018, tras llegar al campamento sin contrato garantizado, y el veterano Tyrone Crawford aún puede hacer un trabajo más que decente.
Y Sean Lee será casi un coach-jugador… si es que en realidad evita lesiones y está equipado el día del juego...
La defensiva secundaria luce bien. Y aunque muchos creen que escasean los profundos, los Cowboys están convencidos de que Xavier Woods va a dar el brinco al siguiente nivel esta campaña.
URGE GANAR ALGO...
Los Cowboys tienen que apurarse esta campaña para tratar de conseguir "algo" que valga la pena, más allá del título divisional.
Mucho dependerá de la forma en que regrese Elliott, si es que vuelve, y de que la defensa no se rompa en los momentos trascendentes, como ha sucedido en los años más recientes.
Los Cowboys tienen nueve jugadores Pro Bowlers a los que se le vence el contrato entre el 2019 y 2020. Será difícil retenerlos ahora, así que el sentido de urgencia está ahí, como debería estarlo desde hace casi 24 años, cuando ganaron su quinto y último Super Bowl.
Los Cowboys ganarán el Este de la Conferencia Nacional y llegarán al Juego de Campeonato de Conferencia… Hasta ahí...
Los Cowboys han quedado cortos del Juego de Campeonato de Conferencia en sus últimas 10 apariciones en postemporada.