BERLÍN -- La crisis del Bayern Munich, tras la eliminación de la Copa de Alemania y de la UEFA Champions League y una situación difícil en la Bundesliga, ha puesto en el foco de las críticas en el presidente del Consejo Directivo, Oliver Kahn, y el director deportivo, Hans Salihamidzic.
No se trata solo de los resultados recientes sino decisiones que los dos han venido tomando a medio plazo que han terminado repercutiendo en la situación actual del club.
La crisis, tras una buena primera parte de temporada, comenzó después del Mundial. A lo largo de este año el Bayern permitió que el Borussia Dortmund le descontara una ventaja de diez puntos y le arrebatase el liderato.
En esa situación, la destitución de Julian Nagelsmann como entrenador tenía sentido. Y la primera gestión de su sucesor Thomas Tuchel fue exitosa al recuperar el liderato derrotando al Dortmund.
El problema, sin embargo, era que Nagelsmann había sido una apuesta personal y muy fuerte de Kahn y Salihamidzic.
Le habían dado un contrato de cinco años, lo que implica una declaración de fe casi ciega en un entrenador y ha terminado encareciendo el despido.
En el tema Nagelsmann, Kahn y Salidhamidzic o se equivocaron ahora o se equivocaron al firmar el contrato y al pagar 25 millones de euros para que pudiera salir del Leipzig.
La idea era que Nagelsmann marcara una era en el Bayern. Cuando se tiene un plan a largo plazo de esas dimensiones hay que mantener la calma cuando se pasa por una situación complicada.
La otra variante es asumir que un equipo como el Bayern no puede pensar demasiado en el largo plazo y debe ganar al menos la Bundesliga cada temporada. Desde esa perspectiva, en el momento en que esa meta está en peligro, hay que actuar.
Eso implicaría admitir el sentido del relevo de Nagelsmann por Thomas Tuchel en lo que Kahn y Salihamidzcic aumentaron el monto de la apuesta y, con la eliminación sufrida a manos del Friburgo en la Copa de Alemania y a manos del Manchester City en la UEFA Champions League, han perdido las dos primeras bazas.
Sin duda, en lo que a la UEFA Champions League se refiere, hay atenuantes.
Se puede perder con el City. En el partido de vuelta el Bayern (1-1) hizo una buena presentación y hubiera merecido un poco más. En la ida, pese a caer por 3-0, tuvo 70 minutos más que decorosos. Pero al final pesa el resultado.
A Tuchel Kahn y Salihamidzic le encargaron una misión desesperada, sin tiempo para imponerle su sello al equipo, y tras seis partidos, ya ha tenido que ver cómo se esfuma la posibilidad de disputar dos títulos.
Eso implica el peligro de que la imagen del entrenador quede tocada cuando su verdadero trabajo de darle su sello al equipo no ha terminado de empezar.
Al margen de ello los resultados han llevado a que empiece un debate sobre la política de fichajes. De quienes llegaron en esta temporada el único que ha cumplido las expectativas es Mattjis De Light.
Salihamidzcic, además, ha tenido la tendencia a fichar permanentemente jugadores para posiciones en las que el equipo no parece tener necesidades. Para el puesto de medio centro, por ejemplo, han desfilado por el Bayern Marc Roca, Marcel Sabitzer y ahora Ryan Gravenberch.
Ninguno ha tenido un papel importante. La dupla de Joshua Kimmich y Leon Goretzka sigue siendo incuestionable y, cuando uno de los dos falla, se suele recurrir a otras fórmulas como retrasar la posición de Jamal Musiala.
En cambio, tras la marcha de Robert Lewandowski, se renunció a fichar un 9 con la explicación a posteriori de que no había alternativas en el mercado. Si, como se ha dicho, Nagelsmann también jugaba con la idea de jugar con falso 9, es algo que queda en el aire.
Antes, Salihamidzic no había querido aceptar las pretensiones de David Alaba para luego tirar la casa por la ventana con el fichaje de Upamecano quien, desde que llegó, tiene un desempeño irregular, con grandes partidos, como los dos ante el PSG, y errores catastróficos, como el que generó el segundo gol ante el City en Mánchester.
Eso y otras cosas ha llevado a que la afirmación de Salihamidzic, según la cual la plantilla actual es la mejor que ha tenido el Bayern en toda su historia -que además es algo aumenta la presión sobre el entrenador- se le haya convertido en un boomerang.
Actualmente solo De Light, Coman, Musiala y en parte, Kimmich, parecen librarse de las críticas y la pregunta de si el problema no está en la plantilla -es decir, en la política de fichajes- flota en el aíre.