Chivas confirma que es un impostor en el legado aquel de grandeza, mientras que América aún resopla ahí con el hálito extremo del Bicampeón
LOS ÁNGELES -- Ocurrió la misma noche. Chivas conjuga impecablemente el verbo fracasar, y América se le escabulle del ataúd a Xolos.
Uno se va al limbo y otro se infiltra, desprolijo y harapiento, pero vivo y amenazante, a la Liguilla del futbol mexicano.
Son los contrastes de los equipos más populares y populacheros del país, porque aquello de grandeza, en México, es un mito sobado de la mercadotecnia. Los grandes construyen imperios y los vulgares repican las campanas de vez en vez, con la asiduidad del accidente.
1.- El limbo, el universo de los intrascendentes, ahí habita el Guadalajara, que ha ganado un título en 18 años y se le descarapela ese trofeo, por la pifia generosa del árbitro Luis Enrique Santander.
2.- América, aún con la sombra ronroneante de la sospecha sobre el Gato Ortiz, es el Bicampeón vigente, que se escurrió vivo de Tijuana y que tuvo que encomendarse al arcángel Malagón en la ronda de penaltis, y tal vez ampararse en algunas pifias del que los legionarios del #ÓdiameMás, ya llaman Aguilaí Escobedo.
La diferencia es que Chivas escupe, reniega, insulta, el prestigio que le dio el Campeonísimo, al grado de que esa pléyade ya parece una leyenda urbana, un mito.
Encima, se burlan del Guadalajara dos de los jugadores más caros del futbol mexicano: Javier Hernández arrastró su decrepitud, nuevamente, y el Pocho Guzmán ofreció el partido de su vida en el Rebaño, como un acto de sublime cinismo, para poder negociar la extensión de su millonario contrato.
América, en tanto, ratificó su nivel de resiliencia ante las contingencias. Se le salió dos veces de la tumba a Xolos. Juan Carlos Osorio había trazado un plan maestro para apergollar a El Nido. Lo hacía bien hasta que Nico Díaz tiró una burda patada, despejó el balón, pero le descuadró la quijada a Fidalgo, al mantener el pie arriba y retorcerlo, como escolapio prófugo de Cobra Kai.
¿Estuvo bien marcado el penal al "Pollo" Briseño?
Chivas fue humillado, nuevamente en su casa, por el Atlas y a lo Atlas. El último clavo en el humilde y menesteroso ataúd, lo puso el veterano Aldo Rocha, un capitán con una personalidad que no hay en ningún jugador rojiblanco.
Para colmo, el que se yergue como líder espiritual, el boquiflojo del KnorrSuiza Antonio Briseño, el protegido íntimo de Amaury Vergara, terminó regalando el penalti decisivo y se llevó la roja, y a esa procesión del bochorno, se le sumó Chicharito, con una roja que le permitirá regresar a las canchas hasta febrero de 2025, para seguir entregado, en cuerpo y alma a Diego Dreyfuss, su liga tercermundista, y al aparador de redes sociales, donde aglutina a una muchedumbre prófuga del ácido fólico.
¿Y el dueño? Amaury Vergara seguramente seguirá agazapado, y con esa poca personalidad, voz y don de mando, seguirá permitiendo que le manoseen la sesera y la dignidad, como lo hicieron Paunovic, Fernando Hierro y hasta el desertor Fernando Gago.
Pobres Chivas, tan lejos de Jorge (QEPD) y tan cerca de Amaury y los chocongos.
Se habla de limpia en Chivas. Se habla de que la familia Vergara le ha impuesto a Amaury a Alejandro Manzo, el suertudo yerno con diplomas de poca utilidad, especialmente porque antes de ir al altar, se reclinaba en el altar del americanismo.
Se habla de limpia. Se habla de liberarse de los rescoldos que dejó Fernando Hierro (Castrejó y Pérez). Se habla de deshacerse de Chicharito, Guzmán y Érick Gutiérrez, entre otros, para sanear la nómina, pero la duda es si habrá un vertedero tóxico que los acepte.
Mientras tanto, el Bicampeón resuella, y si resuella, vive. ¿Cuánto tiempo? Le aguarda Toluca, que le acaba de recetar un 4-0, y cuya directiva ya hace trámites para suplicar que el arbitraje no envié ni al Gato Ortiz ni a Aguilaí Escobedo, y menos a los dos juntos, a esa llave de Cuartos de Final.
Declaraciones del DT de Chivas después de la derrota ante el Atlas.
América mostró ante Xolos que tiene jugadores con personalidad... y un excelente arquero. Luis Arcángel Malagón pinta para colocarse entre los históricos del club. Clasificar ante Xolos permite varias consideraciones.
1.- Otra vez, Juan Carlos Osorio, con su rústico ajedrez, imperfecto y casi deforme, ante las fichas marfileñas de Coapa, le dio una máster class a André Jardine, mientras estuvieron once contra once. El técnico brasileño, otra vez, como ante Martín Anselmi y Renato Paiva, jugaba damas ante adversarios con backgammon.
2.- Pero, en la disposición, en la perseverancia, la resiliencia del trámite en la cancha, los jugadores tienen el ADN bullicioso, boyante y bullidor del Bicampeón. ¿Desunión? ¿Vestidor roto? ¿Motín? Habría que haber observado cuidadosamente las escenas de festejos, de los momentos previos a los penaltis, y al final del partido. Claro, es Coapa, es El Nido, es el #ÓdiameMás. Se le vulnera a calumnias.
Por lo pronto, Chivas regresa al Limbo, su hábitat perfecto. Y amenaza con seguir ahí, ya no como protagonista del futbol mexicano, sino como el oprobio, la vergüenza que estercola la bonita leyenda del Campeonísimo.
La mesa de Fútbol Picante analiza el desempeño de las Chivas enfrentando al Atlas.
Y América tendrá que manifestar su mejor futbol ante Toluca, pero, sobre todo, Jardine tendrá que demostrar que aprendió de las humillaciones tácticas que le han avergonzado en este torneo. Y claro, que sus jugadores hurguen en la autocrítica: ¿se aburguesaron o se acobardaron ante el atalaya de un Tricampeonato? Puede ser lo segundo. De espíritus pequeños.
Y lo real es que Chivas confirma que es un impostor en el legado aquel de grandeza, mientras que América aún resopla ahí, sofocado, cierto, con el hálito extremo del Bicampeón.