La vara estaba alta para Marcelo Bielsa: Vélez, en la mejor década de su historia, había ganado el torneo Clausura 93, las Xopas Libertadores, Intercontinental e Interamericana 94 (jugada en 1996), y el Apertura 95 con Carlos Bianchi como DT, el Clausura 96 con Bianchi en la mayor parte del campeonato y Osvaldo Piazza en las últimas fechas, y la Supercopa 96 ya con Piazza solo al frente.
La temporada 1996-1997, sin embargo, no fue buena. Y Raúl Gámez, el presidente del club, fue a buscar otra vez a Bianchi, que había tropezado en su experiencia italiana con la Roma. Pero no hubo acuerdo con el Virrey y entonces Gámez fue por Marcelo Bielsa, el mismo que había sido su primera opción en 1993.
Esa vez Bielsa, que estaba dirigiendo en México, fue quien rechazó la propuesta y abrió el camino para la gloriosa era Bianchi. En esta ocasión se dio exactamente al revés.
“Lo llamé a la mañana y arreglamos una reunión para ese mismo día a la tarde, en Rosario. Cuando llegué allá y nos encontramos, me empezó a hablar de los jugadores de Vélez. Sabía todo, no solo de los profesionales sino también de los juveniles. Nos pusimos de acuerdo enseguida”; contó Gámez.
Bielsa ya era el “Loco”. Había tenido una gran experiencia inicial en Newell’s (dos títulos locales y una final de Libertadores, antes de cumplir 37 años) y revolucionado el fútbol formativo en México. El 28 de agosto de 1997 lo presentaron como técnico de Vélez y debutó el 31 con un triunfo por 2 a 1 sobre Gimnasia y Tiro de Salta por la segunda fecha del Apertura, tras un interinato de Julio César Falcioni en el arranque.
Los primeros meses no fueron nada fáciles. En efecto, la vara estaba alta y el plantel estaba lleno de caciques con muchas medallas colgadas del cuello. La adaptación a tácticas nuevas para el equipo de Liniers costó trabajo y algunas peleas.
“Las charlas eran de una hora con mediocampistas defensivos y defensores, y otra hora con volantes ofensivos y delanteros. Nos explicaba que su sistema era muy distinto al que estábamos acostumbrados a usar… En algún momento fue difícil captarlo, pero nos mejoró a todos”, recordó Fernando Pandolfi.
Los resultados tardaron en llegar. En el Apertura ‘97 Vélez terminó cuarto, con 32 puntos en 19 partidos, a 13 del campeón, River. Y en ese mismo semestre, finalizó último en su grupo en la Supercopa Sudamericana, con derrotas por goleada frente a Flamengo y San Pablo.
Por fin, en el verano del ‘98 estalló la crisis. Primero hubo un conflicto con el lateral Raúl Cardozo por una declaración periodística y poco después, la gran pelea con José Luis Chilavert, quien abandonó la pretemporada con una célebre frase: “Usted no ha ganado nada”.
Chilavert faltó a algunos partidos del verano, pero la relación se recompuso y el paraguayo sería figura en el camino al título del Clausura. “Tuve la hermosa posibilidad de trabajar con él”, diría el arquero muchos años más tarde.
Por el lado de Bielsa, también hubo reconocimiento; antes del Mundial 2002 lo llamó desde Japón y le dijo: “José Luis, lo llamo para agradecerle porque me demostró que es un gran profesional”.
En el Clausura 98, ya desde el comienzo Vélez fue arrasador. Casi no hubo variantes en la formación base en relación con el torneo anterior. Los titulares habituales fueron Chilavert; Zandoná, Méndez o Sotomayor, Pellegrino, Cardozo, Claudio Husaín, Compagnucci (en el 97 había jugado Gómez), Bassedas, Camps; Darío Husaín (en lugar de Cordone) y Posse.
En las primeras seis fechas, Vélez ganó cinco partidos (incluyendo un memorable 3 a 2 a Boca en la Bombonera, definido con un penal que convirtió Chilavert a los 88 minutos) y empató uno.
Después hubo un pequeño bajón con un 0 a 0 frente a Argentinos Juniors, una noche en la que Bielsa probó sin suerte salir a jugar con cinco delanteros, y un 1-2 contra San Lorenzo que sería la única derrota del torneo.
De ahí hasta el final, fueron 9 triunfos y dos empates, con otros momentos inolvidables como el 3 a 0 sobre el Independiente de César Menotti o un 6 a 1 a Colón que incluyó un extraordinario gol tras una doble pared de cabeza entre Darío Husaín y Martín Posse.
De manera insólita, la consagración debió esperar algo más de lo previsto. Cuando faltaban dos fechas y Vélez le llevaba tres puntos de ventaja a Gimnasia y cuatro a Lanús, se suspendió el torneo.
Antes del inicio de ese Clausura, la Fundación Fair Play presentó un recurso de amparo para que el certamen no comenzara. ¿El motivo? Hechos de violencia y falta de seguridad en los estadios, entre otras razones. El Clausura comenzó y 17 fechas después, el juez Víctor Perrotta hizo lugar a esa demanda y durante dos semanas no hubo fútbol.
El 31 de mayo de 1998, faltando solo 10 días para el inicio del Mundial de Francia, Vélez le ganó 1 a 0 a Huracán en Liniers, con gol de Posse, y como Gimnasia perdió 1 a 0 con Newell’s, se aseguró el título.
Seis días más tarde (faltaban cuatro para el partido inaugural en París), cerró su campaña con un 3 a 2 sobre el Lobo platense: 14 victorias, 4 empates, una sola caída, y 46 puntos, récord en ese momento para los torneos de 19 partidos.
Para Vélez sería el cierre de un ciclo inigualable, en los 90, y para Bielsa, la consagración definitiva. El Loco se fue a Europa, a dirigir al Espanyol de Barcelona, donde estaría nada más que seis partidos antes de volver al país y hacerse cargo de la Selección Argentina.