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Nicolás Burdisso: "La vida se lució con los jugadores de Boca"

Nicolás Burdisso, multicampeón con Boca, escribió una emotiva columna en el sitio The Players' Tribune sobre sus inicios en Boca y su relación intíma con su "querida Bombonera".

"Te voy a contar una historia de amor. Pero no es la típica historia de amor. Es sobre un estadio. Y sabés qué, es el estadio más especial de todo el mundo: La Bombonera", comenzó.

Luego fue relatando sus primeros años en el fútbol, en su pueblo Altos de Chipión, en Córdoba, de apenas 1500 habitantes y un paso fallido por las inferiores de Newell's. "Para mí, Boca era algo más que un club. Era el club del que yo era hincha. Yo jugaba al fútbol todo el tiempo, pero verme en Boca era algo inalcanzable, un sueño que no me podía permitir tener", siguió.

Tras quedar libre en la Lepra, viajó a Buenos Aires y realizó una prueba en Boca, que no salió muy bien: "Nos pasaron por arriba. Perdimos 11-0. Pero para mi sorpresa, me dijeron de volver para hacer una segunda prueba con los jugadores de Boca".

Luego de una segunda evaluación, le ofrecieron quedarse en la pensión: "Y de repente me encontré viviendo en Boca, pegadito a La Bombonera".

Y con la oportunidad, llegaron los desafíos. "En Newell’s, te sentías más como en una escuela de fútbol. Boca era distinto. En Boca, tenés que ser práctico. Necesitás condensar todo lo que ya aprendiste, todo lo que tenés, para beneficio del equipo", explicó.

El sacrificio trajo su recompensa y Burdisso consiguió un lugar en el primer equipo: "El día que llegué a mi primera práctica -con otros dos chicos nuevos- Boca estaba por ganar el primer campeonato en seis años. La presión y la expectativa eran muy grandes. Así y todo, el técnico, Carlos Bianchi, nos vio sentaditos en un rincón antes del entrenamiento y se nos acercó para hablarnos. Me preguntó por mi familia. Me preguntó por mi estilo. Me deseó suerte", recordó.

Y llegó el debut: "La Bombonera es un estadio único. Da miedo. No es fácil acostumbrarse a jugar ahí. Como defensor, y un defensor al que le gusta hablar, nunca más estuve en un estadio en el que no podés escuchar al compañero al que tenés al lado. Como jugador de Boca, te acostumbrás a esto, pero para los visitantes es otra historia. Por eso La Bombonera mete miedo. Te intimida".

Burdisso se fue asentando como pieza clave en la defensa de Boca y fue protagonista de dos series históricas ante River, por los cuartos de la Libertadores del 2000 y las semifinales de la Libertadores 2004, ambas con triunfos del Xeneize. "Como jugador, aprendés a abstraerte de las presiones. Si no aprendés a sacarte de encima esa mochila de presión, nunca vas a llegar al nivel más alto.A veces, la presión es buena. Pero para partidos cruciales, lo que tenés que hacer es evitar pensar en las consecuencias, aislarte. Si empezás a pensar en las consecuencias por perder, o lo que puede pasar si no ganás, estás muerto", opinó.

A horas de la Superfinal histórica de la Libertadores, justamente entre Boca y River, el excentral confesó: "Así y todo, como hincha, el otro día me encontré mirando la primera final de la Libertadores con unos nervios que no había sentido en años. Tratando de hablar con los jugadores de Boca, de ponerme en su lugar. Si pudiera decirles algo, les diría que la vida se lució. La vida se luce cuando te deja una posibilidad así sobre la mesa. Depende de vos aprovecharla. Esa motivación, no presión, puede ayudarte a que hagas algo que nunca habías hecho, a que des algo que nunca diste, a que juegues como nunca jugaste en tu vida".

Además de construir buena parte de su carrera deportiva en La Bombonera, Burdisso conoció allí a María Belén, su actual esposa. "En ese lugar especial con el que soñaba con jugar alguna vez, todos los puntos de mi carrera profesional y de mi vida personal se conectan. El nene con la camiseta de la Supercopa. El chico que quedó impresionado en su primera visita. El adolescente que dejó todo para cumplir un sueño y que también vivió ahí. La carrera profesional, los títulos, los compañeros, las charlas de vestuario. Los Superclásicos de la Libertadores. Y también, mi mujer, mis hijos —Angelina, Facundo, Emilia—, la hermosa familia que tengo. Para mí, todo está ahí, en ese lugar misterioso y mágico", cerró.