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El legado de Diego Maradona: el villero y peronista que abrazó a su clase

Frente a su casa en Villa Fiorito. @Maradona

En una extensa nota de 10 páginas a la revista Garganta Poderosa Diego Armando Mardona confió hace ya un buen tiempo: "Soy y seré villero toda mi vida, y estoy orgulloso de haberme desenvuelto como un villero en un mundo donde todo el día te quieren llevar por delante".

Y quizás, acuñada en una niñez de necesidades estructurales vividas en Villa Fiorito, haya sido esa su fidelidad más arraigada, a sus orígenes, a los pobres, los laburantes, los más necesitados. Y Diego expresó esa solidaridad de clase cómo y dónde pudo.

Se reconoció peronista, y un ferviente defensor de los procesos revolucionarios latinoamericanos y así lo analizaba a Fidel Castro, quien increíblemente también murió un 25 de noviembre: “A Fidel hay que hacerle un monumento grande como el mundo. Hoy el planeta se está cagando de hambre y hay 14 millones de africanos que no tienen un pedazo de pan, pero de golpe dicen que Fidel es un hijo de puta porque los cubanos comen una taza de arroz, papa o pan. Comen, y comen todos. Cuba es el ejemplo a seguir”.

También quiso armar un sindicato de jugadores, allá por 1995. Diego Maradona se juntó con reconocidas figuras de la época como Eric Cantoná y George Weah y el apoyo de Jorge Burruchaga o Fernando Redondo: la Asociación Internacional de Futbolistas Profesionales (AIFP) lo eligió como presidente natural. Gracias a la presión conjunta lograron mejorar algunas condiciones laborales de los jugadores profesionales con la llamada "ley Bosman", que abrió el mercado de pases para jugadores comunitarios.

El sindicato también planteaba que los jugadores debían recibir un porcentaje de los millonarios contratos televisivos, que los horarios de los partidos no podían ser al mediodía, porque afectaban el rendimiento físico y la salud. Se declaró también en contra de los grandes capitales volcados a comprar las licencias de los clubes.

Pero estas propuestas no prosperaron y la iniciativa fue languideciendo. "Los futbolistas somos gente demasiado individualista, tenemos mucho que aprender para que esto tire hacia adelante", dijo el brasileño Sócrates tras aquel fracaso.

¿Qué si tuvo contradicciones? Como cualquier ser humano… anda dando vueltas su foto con la cara del ministro superprivatizador Domingo Cavallo durante la presidencia de Carlos Menem, con quien tuvo encuentros y desencuentros… O sus vínculos indisimulables con la mafia napolitana, en su paso por el club de Italia, a quien le cambió la historia definitivamente, llevando al sur pobre a vengar años de afrentas del norte rico…

También tuvo idas y vueltas con la Iglesia. En su libro 'Yo soy el Diego' relata su impresión luego de visitar el Vaticano bajo el papado de Juan Pablo II: “Entré y vi el techo de oro. Y me dije cómo puede ser tan hijo de pu… de vivir con un techo de oro y después ir a los países pobres y besar a los chicos con la panza así. Dejé de creer, porque lo estaba viendo yo”, contó en su autobiografía.

Pero cuando llego el tiempo de Francisco, Diego se amigó con dirección política de la Iglesia: “De ahora en adelante soy el capitán del equipo de Francisco”, dijo y participó en varias iniciativas que llevó adelante el Pontífice argentino, como los Partidos de La Paz en Roma 2014 y 2016 y Colombia 2015, donde se juntaba dinero para diferentes ayudas humanitarias.

Donde no tuvo dobleces fue en la defensa de los derechos humanos, desde siempre abrazó la causa de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, tanto que la presidenta de Madres, Hebe de Bonafini estuvo en el debut de Diego en el Bosque en su paso por Gimnasia.

Pero sin dudas siempre tuvo un compromiso enorme con su país y con su continente. Tras ser muy crítico del gobierno de Eduardo Duhalde (“si lo veo en el desierto, le tiro una anchoa”) fue generando un acercamiento al kirchnerismo en la presidencia de Néstor, que sin dudas se selló en 2009, cuando se su subió a la movida antiimperialista más importante desde las vueltas de las democracias en los 80. Allí compartió palco en un acto multitudinario en Mar del Plata con Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Evo Morales, en un contexto de denuncia a la política exterior de Estados Unidos y el ALCA.

Un compromiso que llevaba grabado con tinta en su piel: el Che Guevara en su hombro derecho y Fidel Castro inmortalizado en su mágica pierna izquierda…

En los últimos años profundizó su toma de posición cuando se instaló la “famosa grieta” argentina. Antes de que se supiera de la candidatura de Alberto Fernández, a quien apoyó en campaña, se había declarado a favor del regreso de Cristina Fernández a la presidencia: "Me gustaría que Cristina vuelva a ser presidenta, yo la apoyaría, sería lo más justo que puede haber, pero a los argentinos nos gusta escupir para arriba y que nos caiga en la cara".

Y más allá de su histórica disputa con Mauricio Macri, a quien defenestró públicamente cada vez que pudo, se reivindicó peronista: "Mi viejo fue peronista, mi vieja adoraba a Evita, y yo fui, soy, y seré siempre peronista. Y esto no debería ser un problema. El problema es la intolerancia que nos plantaron. Por eso, feliz Día de la Lealtad peronista", escribió en sus redes sociales el último 17 de octubre, día de la Lealtad en Argentina.

Diego Maradona fue un negro, villero y peronista. Y eso, muchas veces, en un país que vive mirando por la ventana hacia Europa generó algunas molestias. Pero un amor inconmensurable en su pueblo, que lo despidió envuelto en llanto y tristeza. Porque como dijo Jorge Valdano en su despedida, con Maradona por una vez los pobres le ganaron a los ricos.

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