Lionel Messi vive las horas más bajas de su carrera en París, relegado a un rol secundario, sin peso específico en el equipo y con una notoria incomodidad en el campo de juego.
Pasan los partidos y es tan capaz de regalar algunos destellos como de errar el pase más sencillo, o incluso en más de 90 minutos ni siquiera tirar a gol, según revela la estadística del juego más reciente del PSG frente al Niza.
La aventura fuera de Barcelona del considerado mejor jugador del mundo desde hace más de una década, todavía no tiene las luces esperadas; sin embargo, la temporada está por entrar en su etapa decisiva y Leo podría redimirse.
De entrada este miércoles el PSG se mete al Santiago Bernabéu con la encomienda de culminar la obra (1-0 en la Ida de los Octavos de Final) y eliminar al Real Madrid, el club más ganador en la historia de la Champions League.
Al argentino se le colocó la etiqueta de villano tras fallar un penalti en el duelo en el Parque de los Príncipes, y la prensa francesa le dio calificaciones bajísimas por su rendimiento, con lo que no quepa duda que en caso de una remontada merengue, dicho yerro lo va a perseguir de forma severa.
Poco se reparó en que, con el orgullo herido, Messi se engalló luego de la pena máxima que le detuvo Courtois y asumió el mando del PSG en una faceta poco vista en estos meses con el conjunto francés.
Los números indican que Leo suma ocho partidos consecutivos sin anotarle al que fue su acérrimo rival en España, por lo que tiene en puerta una oportunidad inmejorable para volver a ser Messi y no solo sacudirse la estadística negativa, si no también dar un golpe sobre la mesa y de una vez por todas reafirmar que su equipo es serio candidato a ganar la codiciada ‘orejona’.