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Europa es otra cosa. Europa es un drama

El equipo blaugrana fue protagonista de una noche para olvidar. Getty Images

Europa mira al Barcelona como a un equipo del montón. Ya sin disimulo ninguno, después de que el Eintracht de Frankfurt le atropellase en el Camp Nou y provocase su eliminación de esa Europa League en la que todo el mundo le consideraba favorito. Una victoria y cuatro derrotas como local en sus últimos ocho partidos de competición continental dejan bien a las claras la realidad, triste, de este equipo en construcción, con más futuro que presente y todavía muy débil y menor ante retos de gran consideración.

Ocurre, sin embargo, que el Barça sufrió su hundimiento dos días después de ver como el Real Madrid apelaba a la épica para sobrevivir ante el Chelsea en el Bernabéu y al cabo de 24 horas que el Atlético acorralase con rabia al Manchester City en el Metropolitano. Y el Barça de Xavi, el mismo que aplastó al Madrid, fue apenas un juguete roto frente al noveno clasificado de la Bundesliga.

Fue un juguete roto por mucho que el resultado final fuera tan ajustado y que se quiera dar a pensar que rozó la proeza porque la realidad fue muy distinta. Si el Eintracht disfrutó, el Barça sufrió de mala manera, en cualquier momento y cualquier situación.

Después de enlazar 36 partidos sin derrota continental en el Camp Nou (34 victorias y dos empates) el Barça acumula una racha horrible de cuatro derrotas y una sola victoria en los últimos ocho encuentros de competición europea jugados como local. Juventus 0-3, PSG 1-4, Bayern 0-3 y Eintracht 1-3 le han desdibujado, ya fuera con Koeman o con Xavi, quien no conoce aún como entrenador el triunfo en el estadio, después de empatar con Benfica, Napoli y Galatasaray. Y ser arrasado por el Eintracht.

Al Barcelona, históricamente, no se le dieron nunca muy bien los equipos alemanes. Siempre permanecerá en el recuerdo el repoker de goles de Messi contra el Bayer Leverkusen, la primera Supercopa de Europa contra el Werder Bremen o el milagro de Bakero en Kaiserslautern, pero a la sombra del Bayern Munich, el coco, el verse contra equipos germanos ha sido una prueba de fuego que a lo largo de la historia ha provocado temblores en el Camp Nou.

Pero se adivinaba impensable que el Eintracht se pasease como lo hizo por el estadio azulgrana, imponiendo su fortaleza física, su velocidad, su ímpetu y su hambre de gloria. Una hambre de gloria que, extrañamente, no se observó entre los jugadores azulgranas.

Que un equipo mayúsculo como el Bayern pase por encima de este Barça en crecimiento puede entenderse y hasta aceptarse, pero lo ocurrido este jueves devuelve al recuerdo una noche terrible de noviembre de 1980, cuando el Colonia le goleó por 0-4 que aún se recuerda en la ciudad alemana.

Fue un 2-3 que fácilmente habría podido ser un 0-5. Fue una noche para olvidar... Y después de que Xavi proclamase que al Barça no le vale solo con ganar (como sí le ocurre al Real Madrid) porque tiene la obligación de ganar jugando bien. Quedó retratado. De mala manera.