BARCELONA -- Álvaro Morata salvador, milagroso y goleador imprescindible. España consumó un milagro mayúsculo en Braga, ganando a Portugal a domicilio por primera vez en 18 años gracias a la diana del delantero del Atlético de Madrid, que remachó a la red una asistencia de cabeza de Nico Williams, cuya entrada en el partido fue tan determinante como lo había sido antes la de Pedri y Gavi.
España ganó 0-1 un partido inexplicable, en el que pasó de la nada al todo gracias a su despertar en la media hora final después de una primera hora entre desconcertante y deficiente y en la que acabó logrando el premio máximo. Disputará en junio de 2023 la Final Four de la Liga de las Naciones junto a Países Bajos, Italia y Croacia.
España quiso, se supone, pero ni pudo ni supo hasta la recta final. Después del varapalo sufrido el sábado en Zaragoza frente a Suiza tenía que ganar en Braga a Portugal y no pareció en disposición de hacerlo hasta el último tercio de encuentro. Antes pareció irse despidiendo en el más absoluto de los silencios, agobiada con un juego insulso hasta que se reactivó con la entrada en escena de Pedri y Gavi, que revolucionaron lo que pudieron a un equipo incapaz de responder y que dio el paso adelante definitivo con el ingreso de Nico.
SIN ALMA
Movió la selección hispana el balón de lado a lado, sin una pizca de profundidad durante una primera mitad más que deficiente y que acabó sin goles gracias a la soberbia respuesta de Unai Simón a un obús inesperado de Diogo Jota que habría premiado la mayor intensidad de la selección portuguesa.
Varió todo el centro del campo Luis Enrique, dejando en el banquillo a Busquets, Gavi y Pedro... Y la entrada en su lugar de Rodri, Koke y Carlos Soler desembocó en un juego desencajado, sin combinación certera en ataque, con Morata desaparecido, Ferran Torres fallón y Sarabia perdido entre líneas, sin apenas encontrar un balón en condiciones el equipo más allá del centro del campo, donde su dominio era absolutamente estéril.
Portugal, al revés, cada vez que tenía el balón corría con rabia, ya fuera buscando a Cristiano Ronaldo (los años no pasan en balde) o a Diogo Jota. Profundizaba y peleaba Bernardo Silva y Diogo Costa era un mero espectador en la portería... Un drama español.
DESPERTAR
Tan mal debió ya ver el escenario el seleccionador español que tras el descanso le dio entrada a Busquets para que intentase dar mayor criterio al juego de ataque... Pero de entrada lo que hubo fue otra ocasión de oro lusa, salvada por Unai al remate, poco acertado, de Cristiano.
Nada cambiaba hasta que a la hora de partido decidió Luis Enrique jugársela el todo por el todo y puso en escena a Pedri y Gavi. Y sí, por fin, con ellos en el césped cambió el escenario. Se estiró España, comenzó a manejar el fútbol Pedri, se creció Gavi y la entrada de Nico Williams por Ferran acabó de cambiar el partido.
El primer remate, sin peligro, fue de Morata a los 70 minutos y a los 76 Diogo Costa salvó el 0-1 al propio delantero del Atlético de Madrid, ya en un momento en que, contra el reloj, con urgencia y más ganas que paciencia buscaba España ese gol decisivo que le diera la victoria imprescindible.
Pero... Llegó el milagro. Faltaban apenas tres minutos para el 90 cuando a un centro pasado de Carvajal llegó Nico para asistir con la cabeza a Morata, que a placer marcó. Impensable media hora antes, España conquistó una victoria de oro, decisiva y que le da el paso a la final de la Final Four.
Un premio mayúsculo... Pero no pocas dudas por solventar pensando en el Mundial de Qatar.