No habrá un final de temporada soñado para Marcos Acuña, de Sevilla, suspendido para la final de la UEFA Europa League ante AS Roma el miércoles. El estelar lateral izquierdo, quien jugó de suplente con Argentina en la victoria sobre Francia en el Mundial, fue expulsado en el partido de vuelta de las semifinales de Sevilla, por lo que se perderá la final en Budapest.
Pero sí podría haber un final soñado para la campaña 2022-23 de un compañero de Acuña tanto en el club como en la selección. Gonzalo Montiel, lateral derecho suplente de Argentina, espera poder jugar de titular para Sevilla. Compite con la leyenda local Jesús Navas, quien fue titular en la ida y la vuelta de la semifinal contra Juventus. Montiel podría tener que conformarse con un lugar en el banco de José Luis Mendilibar, pero siempre cabe la posibilidad de que entre como suplente de impacto por Navas, de 37 años.
Y si el partido se va a penales, Sevilla podrá recurrir a Montiel con confianza. En la final del Mundial, Montiel fue el jugador que, luego de salir del banco, convirtió con tranquilidad el penal decisivo. Montiel posiblemente era la figura menos glamorosa imaginable para un momento tan categórico. Pero cuando se acercó al punto de penal, quienes lo conocían no dudaron de que mantendría la calma y estaría a la altura de las circunstancias.
Montiel, formado en River Plate, forma parte del plantel de Sevilla desde hace dos temporadas. Y no es el único vínculo entre el club andaluz y el poderoso equipo de Buenos Aires, aunque probablemente sea el menos conocido.
En el otro extremo de la escala de glamur se encuentra el volante ofensivo de Sevilla Erik Lamela, quien de chico en River recibió una oferta muy cuantiosa de Barcelona. Protagonista en las portadas de la prensa deportiva argentina, siempre se lo consideró especial. Sin embargo, es cierto que Lamela tuvo un duro bautismo en primera. Entró en la alineación de River, y se hizo con el mítico dorsal número 10, justo en el momento que el equipo entró en una alarmante mala racha.
Tal vez fue demasiado para un adolescente y, como les encanta recordar a los hinchas rivales, al final de la temporada 2010-11 River sufrió un humillante descenso a la segunda división. El comienzo de su carrera fue difícil y, de hecho, su ocasional juego brusco podría ser producto de un sentimiento de frustración porque su carrera nunca alcanzó el nivel que se esperaba de él.
Sus ocho años con Tottenham Hotspur nunca convencieron del todo, y es probable que sea cierto que hizo su mejor fútbol durante las dos temporadas anteriores con Roma. Mientras que el memorable gol de rabona de Lamela con Tottenham le haya significado el Premio Puskas en 2021, ayudar a que Sevilla gane un séptimo título de la Europa League sin precedentes podría ser su momento más importante de sus días de jugador.
Lamela anotó el gol contra Juventus en la semifinal que garantizó la presencia de Sevilla en Budapest, aunque él, al igual que Montiel, no tiene asegurada la titularidad contra Roma. Del ex trío de River Plate, hoy en Sevilla, el único que ha sido convocado como titular para los partidos de ida y vuelta de la semifinal fue Lucas Ocampos. El potente extremo, que había estado con Ajax en calidad de préstamo, regresó a Sevilla y ha sido una pieza importante para el desafío de su equipo en la Europa League.
Es sorprendente la manera en la que la historia del descenso de River Plate hace más de una década sigue dando vueltas alrededor de esta final de la Europa League. Mientras que Lamela jugó en el equipo que fue al descenso, Ocampos fue parte del equipo que logró el ascenso. El futbolista de 28 años jugó en Quilmes, su club local, antes de fichar con River tras su actuación estelar con el seleccionado argentino en el Sub-15. Entró en el primer equipo justo cuando Lamela se estaba yendo, y se hizo de renombre durante la exitosa campaña de ascenso de River. Jugó un solo partido en la primera división antes de pasar a Europa cuando cumplió los 18.
Y uno de los rivales de Ocampos durante ese ascenso, que también lo será el miércoles, fue Paulo Dybala. Ahora con Roma después de un exitoso período con Juventus, Dybala se hizo de renombre en la temporada 2011-12 con Instituto de Córdoba. Al final de la temporada fue transferido a Palermo en Italia donde, por ser un jugador cuya experiencia se limitaba a la segunda división de Argentina, se adaptó con rapidez y le fue muy bien.
El talento endiablado de Dybala es indudable, pero él es otro que quizá se tenga que conformar con un lugar en el banco de José Mourinho para el partido del miércoles, ya que viene luchando con una lesión. Se ha puesto en duda su temperamento en los partidos importantes – aunque, en una carrera internacional que hasta el momento ha sido notoriamente deslucida, él fue otro que entró desde la banca en la Copa Mundial y no cometió ningún error al patear un penal bajo una intensa presión.
Independientemente de cómo resulte el partido del miércoles -- con Dybala ayudando a Roma o Sevilla ganando con sus egresados de River Plate -- la afición de Argentina tendrá algo más para celebrar.