BARCELONA -- Leo Messi rebaja la sonrisa cuando escucha la palabra Chelsea. Ha sometido a toda clase de rivales en Europa pero hay uno que se le resiste, al que no ha sido capaz de anotar un gol y que, además, le trae el peor de los recuerdos. Este es el Chelsea. Nunca le ha marcado.
En Europa le quedan a Messi pocas barreras por derribar. Como el Chelsea, no le marcó en 4 partidos al Rubin Kazán, en 3 al Inter de Milán y en 2 al Liverpool. Esos dos últimos, precisamente, le apartaron en 2010 y 2007 respectivamente, de la Champions. Pero ninguno como el Chelsea. Su auténtica bestia negra personal.
Todo podría resumirse en una sola victoria en 8 enfrentamientos, ningún gol marcado en 655 minutos, un penalti decisivo estrellado en la madera y una lesión que le apartó de una final. Y es que por más que en los duelos de eliminatoria entre los dos equipos el balance sea favorable al Barça, para Messi el Chelsea es un rival especialmente antipático.
El 22 de febrero de 2006 se jugó la ida de estos mismos octavos de final entre los dos equipos y aquel día Messi se estrenó en Stamford Bridge. No sabía aún lo que le depararía la historia pero sí dejó para la historia del torneo una exhibición por todo lo alto. Ganó el Barça por 1-2, Leo provocó una expulsión (Del Horno) y provocó que Mourinho ironizase con el “teatro del bueno” después de encajar su primera derrota como local al mando del Chelsea en 50 partidos.
A partir de ahí, sin embargo, el equipo Blue se convirtió en una pesadilla que aún se mantiene para el crack argentino, que se seis años después reencontrará frente a un equipo muy distinto en nombres pero similar en cuanto a intensidad y carácter. Con un amigo íntimo, Cesc, y un socio inolvidable, Pedro. Y, también, un grupo sin glamour pero rabioso como debe recordar.
LA LESIÓN
El siete de marzo de 2006, en la vuelta de aquellos octavos de final, es recordado por los cánticos de la hinchada del Barça. "Vete al teatro, Mourinho vete al teatro, vete al teaaaaaaatro, Mourinho vete al teatro", atronó en el estadio azulgrana con el ritmo de ‘Guantanamera’. Para entonces, en la parte final del partido frente al Chelsea, Messi lloraba abatido en el vestuario. Se había lesionado y comenzado su mal sueño de un año inolvidable.
El Barça había vengado la eliminación de una temporada antes pero él, llamado a ser esta vez protagonista por todo lo alto en esa vendetta, se quedó a medio camino de la gloria.
Leo aguantó solo 25 minutos en el campo y se retiró (le sustituyó Larsson) con una rotura fibrilar en el bíceps de la pierna derecha. Se especuló con un periodo de baja de un mes pero no volvió a jugar en toda la temporada, condenado a ver desde la tribuna el triunfo sobre el Arsenal en la final de París y la conquista del título de Liga.
LA DECEPCIÓN
Tres temporadas consecutivas. La consideración de Clásico que tienen los duelos entre Barça y Chelsea nació en la temporada 2006-07, cuando el sorteo de la fase de grupos los emparejó para que volvieran a enfrentarse, por tercer curso consecutivo.
Drogba marcó el único gol en Stamford Bridge y con 2-2 se decidió el partido del Camp Nou, con dianas de Deco y Gudjohnsen para un Barça en el que Messi brilló junto a Ronaldinho, pero en el que no fue capaz de marcar. Ni en Londres ni en Barcelona. Y esos resultados condujeron al Barça a pasar como segundo a octavos de final…
Y a ser allí eliminado por el Liverpool de Rafa Benítez… Que acabaría sentenciando a los blues en semifinales para perder la final de Atenas ante el Milan.
EL INIESTAZO
Dos temporadas después, en la 2008-09 volvió a cruzarse el Chelsea con Messi. 0-0 en la ida, en el Camp Nou y milagro en Stamford Bridge… Y Leo desplazado de manera extraña a un papel de secundario.
En la ida destacaron Víctor Valdés salvando al Barça ante Drogba y Cech, providencial frente al ataque azulgrana, que llegó a rematar 22 veces a su puerta. Bosingwa le ató en corto en el Camp Nou y repitió en Stamford Bridge, donde el equipo de Guardiola vivió una de las noches más épicas de su historia.
Cero remates a puerta en 92 minutos, un gol anotado por Essien a los 9 minutos y una final que se escapaba entre los dedos, con la expulsión de Abidal y el mismo Bosingwa anulando a Messi en una pesadilla que, de pronto, mutó.
En el minuto 93, a la desesperada, un centro de Dani Alves acabó sin que Essien pudiera rechazar el balón que cayó en pies de Leo. Y el argentino hizo lo único posible, ceder en horizontal para que Iniesta lanzase aquel disparo a la escuadra. Gol. El Barça pasó a la final y la venció al Manchester United.
EL PENALTI
No volvió el Chelsea a cruzarse en el camino azulgrana hasta tres temporadas después. Fue en otra semifinal del máximo torneo y se convirtió en la antesala de la despedida de Pep Guardiola. Y en una decepción que, recordada por el barcelonismo, aún duele al ‘10’.
Drogba marcó el único gol en la ida, en Londres. Entre Meireles y Ashley Cole logró Roberto di Matteo anular el protagonismo de Messi y el Barça se vio abocado a una remontada en la vuelta del Camp Nou… La logró antes de caer en la nada.
Marcó Busquets en el minuto 35 y lo hizo en el 43 Iniesta. Descontó en tiempo añadido Ramires y la segunda mitad, con el 2-1, se convirtió en un enloquecido ejercicio azulgrana de ataque sin cuartel que comenzó con el penalti lanzado por Messi al travesaño de Cech, quien le sacó dos remates más de gol para convertirse en su pesadilla eterna.
Aquella última noche dirigió el partido el mismo árbitro que lo hará esta vez en Stamford Bridge. El turco Cuneyt Cakir, quien expulsó a Terry y pitó el penalti a favor del Barça. A pesar de todo, no hubo manera de que el crack argentino lograse romper su gafe.
Es la triste, hasta hoy, historia de Leo Messi contra el Chelsea. 8 partidos jugados con solo una victoria, 5 empates y 2 derrotas. Sin haberle marcado un gol. Su gran asignatura pendiente.