BARCELONA -- Messi regaló a su hijo Ciro, nacido la madrugada del sábado al domingo, una exhibición por todo lo alto en el Camp Nou. En Stamford Bridge rompió el gafe que le acompañaba en los partidos contra el Chelsea y en el Camp Nou llegó a los 100 goles en Champions League para mostrar al universo del fútbol que es el número uno. Sin discusión.
Leo Messi juega en el Barça y el Barça, día a día, partido a partido, disfruta del beneficio que ello supone. El Chelsea acudió con una idea al Camp Nou y la idea le saltó por los aires a los dos minutos. Cuando Leo entra en el área rival no lo hace para intentar nada; lo hace para ejecutar. Y de pronto, cuando aún resonaba el ánimo de la hinchada, el ‘10’ soltó un disparo imposible, a lo Belletti en París, soberbio en la búsqueda del hueco imposible.
Gol. Segundo minuto de partido y la batalla ya se desnivelaba dibujada en azulgrana. No. No hizo una mala presentación el Chelsea en el estadio del Barcelona, pero la diferencia en un partido de alta exigencia la marca casi siempre el crack argentino.
Debía tener tanto la ilusión por dedicar el gol de rigor a su hijo recién nacido como mantener en la memoria aquella eliminatoria de 2012, cuando el Chelsea apartó al Barça de la final en este mismo escenario y fue a estrellar un penalti en el travesaño de la portería que aquella noche defendía Cech. Messi noo quería volver a sufrir una decepción de aquel tamaño y se puso manos a la obra de inmediato.
Líder absoluto del grupo, todo el juego pareció pendiente de él, por alejado que estuviera del balón. Escondido cuando estimaba necesario, volvió a aparecer de manera soberbia a los 20 minutos, robándole un balón a Cesc en el centro del campo y desnudando primero a Christiansen, después a Azpilicueta y acabando por regalarle una asistencia fantástica para que Dembélé estrenase su cuenta goleadora y el Camp Nou explotase de felicidad.
Messi, principio y final, marcó la diferencia en un partido soberbio en el que nunca se rindió un Chelsea que mostró la magnificencia de Marcos Alonso, la electricidad de Willian y el poder colectivo de un equipo entregado a un reto tan descomunal que le fue imposible superar.
LIO TOTAL
Marcó el 1-0 a lo Belletti, asistió en el 2-0… Y cerró cualquier duda, ya en la segunda parte, con el 3-0 a lo bestia, entrando de costado en el área y sorprendiendo al bueno de Courtois con otro disparo raso, furibundo, que se le coló, otra vez, entre las piernas. La Sotana de D10S acabó rindiendo a Conte, al Chelsea y al mundo del fútbol.
Solo quedó aplaudir y frotarse los ojos ante una exhibición descomunal del 10 azulgrana, que sin necesidad de multiplicarse de principio a fin demostró estar un peldaño, o dos, o tres, por encima de cualquiera.
Descomunal en todas las facetas, Messi le regaló al barcelonismo otra noche para el recuerdo. Y avisó a todos, desde el Manchester City y hasta el Bayern Múnich, pasando por Real Madrid, Liverpool, Roma, Sevilla y Juventus que esta en modo total.