LIVERPOOL -- Lo que pasó en Roma se repitió en Liverpool. Y tal como hace un año se puso en duda la continuidad de Ernesto Valverde tras el desastre en la Ciudad Eterna, al acabar el desastre de Anfield su permanencia en el banquillo del Barça tras el final de esta temporada dejó de ser segura.
Impensable un despido inmediato, el desastre de Liverpool puso en el escenario una posible salida del entrenador al acabar la temporada, ya fuera por decisión del club o, incluso, por decisión del propio Valverde, entendiéndose en ambos casos el agotamiento de un proyecto marcado por sendas humillaciones en la Champions.
Cuando aún no se han cumplido tres meses desde que, el 15 de febrero, el entrenador firmó la prolongación de su contrato hasta junio de 2021, se apresuró Bartomeu, el presidente, en desmentir la existencia de cualquier cláusula por la que pudiera pensarse en un ‘divorcio’ al acabar el curso. Ahora, sin embargo, todo está en el aire.
Tan en el aire está el futuro de Valverde en el Barça como en los despachos del club entusiasma la apuesta futbolística de Erik ten Hag, el entrenador que ha convertido al Ajax en la sensación de Europa. Es habitual que cada cierto tiempo desde el Camp Nou se mire hacia Amsterdam y la magnificencia mostrada por este Ajax ha provocado que un técnico que trabajó durante dos años con Guardiola en el Bayern esté ahora en la mira azulgrana.
“Hay tiempo para reflexionar. Es difícil de explicar... Lo hablaremos internamente y toca reflexionar”, acertó a explicar el presidente del Barcelona, quien evitó hablar directamente del entrenador pero lamentó sin disimulo una derrota a la que no encontró “explicación. Es difícil de explicar pero ahora estamos todos muy calientes y a partir de mañana habrá que ver lo que ha ocurrido”.
El ambiente se cortaba con un cuchillo. De entrada porque Bartomeu no ocultó un disgusto que raramente se le había visto y, también, porque la rueda de prensa de Valverde fue extraña pero deliberadamente breve, sin dar opción a preguntas incómodas porque parecía todo guiado a hablar solamente del partido en sí mismo... Y no hacer referencia ninguna a qué situación podía intuir el entrenador.
Esperando a la celebración de la reunión del área deportiva para planificar la confección de la plantilla para la próxima temporada, el desastre de Liverpool despertó todos los fantasmas y en todas las direcciones.
“No se puede discutir ahora al entrenador, así a la ligera, sin analizar el desarrollo del partido”, explicó a ESPN un representante del club presente en Anfield pero que, tampoco, se atrevió a dar por sentada la continuidad de Valverde en el banquillo más allá del final de la temporada.
¿SUSTITUTOS?
Más allá de la figura de Ten Hag, ponerse a buscar en un mercado de entrenadores, de pronto, se sabe una certeza en el club, donde la figura de Valverde se ha derrumbado de tal manera que, incluso, hay quien en las mismas oficinas esperaría que fuera el propio entrenador quien diera un paso al lado, agradeciera la confianza y presentase su dimisión al acabar la temporada.
Pero... ¿Quién alumbraría como el sustituto ideal? ¿Quién podría manejar esta plantilla y encajar con Messi? ¿Quién sería capaz de hacer una verdadera revolución? ¿Cantera o cartera? En el momento de la crisis, en el Camp Nou se intenta mantener la frialdad, evitar mensajes contradictorios y, en silencio, buscar una salida.
Ten Hag trabajó con el segundo equipo del Bayern y antes de llegar al Ajax, en diciembre de 2017, apenas había dirigido al Utrecht y al Go Ahead Eagles, entendiéndose limitada, hasta cierto punto, su experiencia al primer nivel.
A partir de aquí, el nervio y la personalidad arrolladora de Klopp tiene no pocos seguidores entre quienes tienen alguna capacidad de decisión o, al menos, de discusión en el Barcelona. Aunque arrancarle de Anfield a corto plazo se sospecha imposible.
Como imposible se entiende jugársela con Xavi Hernández, apenas una semana después de anunciar su retirada y su intención de convertirse en entrenador. De hecho, se entiende también imposible que el propio Xavi aceptase el cargo.
El proyecto de Valverde, sustentado por dos títulos de Liga consecutivos y dos finales de Copa, una ganada y la otra por disputar, tiene un vacío imposible de llenar en Europa. El Barça de Messi, una temporada más, se quedará sin su premio mayor y este nuevo ridículo, esta nueva humillación, provoca que nadie sea capaz de asegurar el futuro del técnico. Ni él mismo.
Valverde no se toca. De momento. Pero, desde luego, ha dejado de ser, otra vez, intocable.