BARCELONA -- Persiguiendo los octavos de final de la Champions y huyendo de la decepción liguera. Obsesionado con recuperar sensaciones y sumar un partido más, 34, invicto en el Camp Nou en la competición continental, el Barcelona recibe este martes a un Slavia que le puso de los nervios en Praga, por más que consiguiera derrotarle.
“Imaginamos un partido similar al de Praga y al que ellos jugaron en Milán. Mantiene su identidad siempre, son líderes de su Liga y casi ganan en San Siro.
“Esperamos un partido parecido, con un gran despliegue físico, con llegadas a la portería contraria”, aseveró el entrenador azulgrana, Ernesto Valverde, advirtiendo de la dificultad que espera en el partido, por más que el campeón checo esté contra las cuerdas en la clasificación habiendo sumado apenas un punto en las primeras tres jornadas.
El Barça juega contra el Slavia y se enfrenta a los fantasmas que le rodean, a una crítica cada vez menos disimulada y que señala a un entrenador que este lunes reconoció que más de una vez, y de dos, acaba prefiriendo morderse la lengua en bien del colectivo.
Un colectivo necesitado de recuperar sensaciones y aparcar el mal ambiente que se adivina tras el desastre sufrido en el campo del Levante que insistió en esta doble imagen de un Barça menos feliz de lo que cabría suponer.
Enfrentará al Slavia sin Luis Suárez, de quien Valverde no supo, o no quiso, especificar su periodo de baja tras la lesión que sufrió en Valencia, y sin dar muchas más pistas acerca de quién le pudiera sustituir en el once inicial, aunque se entendería que debiera ser Dembélé encajado en un equipo sin sorpresas, con el regreso de Busquets y la salida, se supone, de Arturo Vidal.
Una victoria sería poco menos que definitiva para el Barça en su carrera hacia los octavos de final de la Champions. Pero, por encima del resultado, o en paralelo, en el Camp Nou se entiende fundamental mejorar la imagen futbolística del equipo. Porque alrededor del Barça, el cómo es, siempre, trascendental.