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PSG: Un poco de Messi es mucho

BARCELONA -- Leo Messi ya sabe lo que es celebrar un gol con el PSG. Un golazo, para dejar impronta del primero que anota fuera del Barcelona y que sirvió para que su nuevo equipo dejase en nada el amplio dominio de un Manchester City errático ante la portería y que se estrelló tanto contra Donnarumma como ante el travesaño.

Pasó poco menos que desapercibido el crack argentino por el Parque de los Príncipes durante más de 70 minutos hasta que enganchó un remate soberbio desde la frontal del área que el bueno de Ederson apenas pudo seguir con la mirada. Prácticamente con esa jugada, con esa aparición eléctrica, justificó Messi su participación en el partido del morbo, el duelo entre los dos probablemente máximos favoritos de una Champions que, por otra parte, ofrecieron un partido menos brillante de lo esperado.

Jugó el Manchester City y machacó el PSG. Tan simple como eso. El reencuentro entre Leo y Pep Guardiola, su primer enfrentamiento sin ser el Barça protagonista, mostró que el equipo citizen sigue acariciando el balón, combinando, atacando y gustándose y que, enfrente, Pochettino supo tejer una tela de araña defensiva que incomodó de mala manera a los delanteros rivales.

Mahrez se destacó como el futbolista más incisivo de su equipo, desesperado ante la falta de acierto de sus colegas, sobre todo en un fatídico minuto 25 que vio como primero Sterling remataba de cabeza al travesaño y después, tras el rechace, Bernardo Silva, apenas a dos metros de portería y sin oposición también estrellaba su remate franco, fácil y simple, en el larguero.

Antes y después llevó el peso del partido el City y se encontró con un PSG donde la famosa sociedad Messi-Neymar-Mbappé pasaba prácticamente desapercibida. Muy discreto el brasileño y más participativo pero impotente el francés, Leo acabó la primera mitad con unos números impropios de su figura: cero remates a puerta, cero ocasiones generadas, cero recuperaciones y segundo jugador de su equipo con menos toques de balón solo por delante de Donnarumma.

El City sabía dominar y desenchufar a las tres estrellas del PSG pero seguía adoleciendo de acierto en el remate y cuando más desesperado corría en busca de la igualada llegó el golpe certero, y mortal, de Messi. Un disparo tan mayúsculo como impensable para sentenciar un triunfo de mucho prestigio, de no poca trascendencia y que, probablemente, dejó en segundo plano su discretísimo rendimiento.

Al final fue lo de menos. Porque, ya se sabe, un poco de Messi... Es mucho.