Por segundo semestre consecutivo, tres equipos tradicionales del fútbol colombiano terminaron sin opción de cuadrangulares. Santa Fe cambió de DT a mitad de camino, Pereira se agotó con las tres competencias y Once Caldas sigue complicado con el descenso.
Santa Fe se autodestruyó
Le faltaba fútbol, le alcanzaba con los puntos. En esa convivencia, casi siempre traicionera, el equipo estuvo clasificado hasta la fecha 16. La goleada 0-5 en El Campín ante el líder Águilas dejó al descubierto la fragilidad del ciclo del técnico Hubert Bodhert.
Resistió bajos rendimientos, señalamientos a los jugadores en los micrófonos y la indiferencia de los hinchas. Se fue el DT, quedaron las cenizas. Tres derrotas consecutivas, un empate frente al descendido Huila, confirmaron la eliminación.
Varios jugadores anunciaron su salida. El capitán Hugo Rodallega, condicionó su continuidad al plan 2024. Quiere un equipo más competitivo. A su altura. El nuevo entrenador Pablo Peirano lo levantó desde lo anímico. No alcanzó. El problema es más profundo de lo que parece.
Santa Fe cumplió su peor campaña en 17 años. Se despidió de su gente con otra mala noticia. Perdió 0-1 con Once Caldas.
Pereira tuvo otras prioridades
La liga colombiana fue su cuenta pendiente en una temporada sobresaliente en Conmebol Libertadores y Copa Colombia. Su debut internacional alivió a nuestro fútbol. Alcanzó los cuartos de final del torneo continental. Exigió a Nacional para eliminarlo en los penales de la otra competición de casa.
Pereira llegó lejos con nómina corta. Tres competencias en este semestre agotaron su energía. No disputó ningún cuadrangular. Quedó lejos en la reclasificación. Sin embargo, mantiene el proceso de su técnico Alejandro Restrepo para acercarse al equipo campeón del año anterior.
Once Caldas, más de lo mismo
Con rendimiento del 33 por ciento la eliminación era previsible. La novena consecutiva. Ni tener a Dayro Moreno segundo artillero de la temporada con 20 goles lo salvó. Estuvo siete partidos sin ganar. Lo que explica otra decepción. Las consecuencias, obvias. Salida masiva de jugadores, cambio de técnico y de nuevo pendiente de la tabla del descenso.