Dayro Moreno se dio el gusto a nuestro fútbol. En 76 años, tiene goleador propio. Al fin uno de los suyos. La marca del argentino Sergio Galván, después nacionalizado, parecía imbatible. Desde 2011 se fijó en 224 anotaciones.
En su cuarta etapa con Once Caldas la igualó. Metió 27 en trece meses. Una máquina.
Fue y volvió cuando quiso en 21 años de carrera. Estuvo en Brasil, Rumania, México, Argentina y Bolivia. Pertenece acá. A Manizales, a Barranquilla, Bogotá, Medellín y Bucaramanga donde se consagró.
En la cancha, resistió críticas feroces. Confrontó prejuicios. Se deshizo de las dudas. Atravesó momentos personales difíciles. El gol lo redimió siempre.
Con la Selección Colombia compitió con delanteros fuera de serie. Falcao, Teo Gutiérrez, Jackson Martínez, Adrián Ramos. Hizo tres tantos. No le alcanzó para mantenerse y jugar un Mundial en uno de sus mejores momentos con Millonarios.
La recompensa la encontró en casa. Siete veces botín de oro, idolatría eterna en Once Caldas. Respeto de todo el fútbol colombiano. El tiempo dará la dimensión de su obra.
Dayro es el máximo goleador. Es nuestro.