Santa Fe jugará la primera final del fútbol colombiano en 2024 con el técnico uruguayo Pablo Peirano, discípulo directo de Gerardo Pelusso, campeón de la Conmebol Sudamericana hace nueve años.
Empezaron a trabajar juntos en 2014 en Nacional de Uruguay. Gerardo de entrenador principal. Pablo, de asistente. Los dos llegaron a Bogotá para dirigir al equipo cardenal a mediados del año siguiente y durante su presentación como nuevo DT apuntó:
“Pablo Peirano hace dos años que está trabajando con nosotros. Fue jugador nuestro y ya veíamos su perfil de entrenador. Lo conocemos de la época de futbolista y en su etapa de estudiante. Seguimos su carrera porque yo no trabajo por amistad. Así elijo mi cuerpo técnico: por capacidad y no por amistad. Si fuera por amigos, tengo muy buenos amigos en mi pueblo, pero nunca los traje a trabajar conmigo. Así que él tenía el perfil y los hechos lo demostraron”
El título de Sudamericana frente a Huracán fortaleció el vínculo de ambos con el rojo. A pesar de la salida apresurada meses después, quedó buen recuerdo entre los hinchas. Tanto que en plena emergencia de resultados en la temporada anterior llamaron a Peirano. Con más tiempo de trabajo, le dio identidad de juego y lo metió en la final de la liga colombiana.
¿Hay puntos en común con ese campeón continental de su mentor?
Combativos, versátiles y de buena defensa
Pelusso es práctico por encima de todo. “No quiero jugar como un equipo de Guardiola, sino como puedo”, dijo a la prensa argentina previa a la primera final de 2015 en Buenos Aires. Así era su Santa Fe. Con más generación de fútbol en 4-3-1-2 mientras tuvo a Omar Pérez. 4-4-2 sin el 10. Esa versatilidad lo hizo fiable, aunque menos vistoso.
Pasa lo mismo con Peirano. Pasó a jugar con tres centrales pero si necesita trabajar resultados pasa a defender con cuatro. O ajustar el mediocampo con Daniel Torres más adelante o atrás según corresponda. Pasar de extremos a dos delanteros. El manual de variantes es amplio.
La disciplina táctica es ley en los dos entrenadores. Gerardo lo aplicó en sus centrales Yerry Mina y Francisco Meza, con laterales que alternaban salida y el timing de Baldomero Perlaza para ir y volver a tiempo. Pablo apeló a la pizarra para cuidar ventajas en inferioridad numérica. Equipo más corto atento a la velocidad de Francisco Chaverra.
También coinciden en que son combativos. Eso encajó a la perfección en el espíritu santafereño. El compromiso del capitán Hugo Rodallega es conmovedor al momento de dar una mano en el empeño colectivo.
El DT campeón pasó por Bogotá en abril y fue elogioso con su pupilo.
“Sí, hay algunos puntos en común porque evidentemente si trabajamos mucho tiempo con Pablo es porque pensamos muchas cosas igual, no en todas porque Pablo era un integrante muy importante en nuestro cuerpo técnico que vino a aportar cosas que él tiene muy importantes que yo no las tengo y nunca las tendré. Ahora está demostrando que es un técnico que tiene la capacidad de dirigir un equipo tan grande como lo es Santa Fe que lo hace bien, hay cosas que me gustan, a mi cuando los equipos van para adelante y quieren ganar a mí me gustan”, manifestó.