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Uruguay, de las críticas a la esperanza en un abrir y cerrar de ojos

El último once que formó Tabárez, en el cierre del grupo ante Paraguay. Suárez ingresó a los 68'. @Uruguay

Uruguay, de las críticas a la esperanza en un abrir y cerrar de ojos. Todo en un mes. El 3 de junio aparecieron los primeros nubarrones con el empate 0 a 0 ante Paraguay por las Eliminatorias en el Centenario. Cinco días después las críticas fueron en aumento. El equipo de Oscar Tabárez no pudo con una desmantelada selección de Venezuela, afectada por una cantidad de casos de Covid-19, en Caracas.

La selección se refugió en el Complejo Celeste a lamer sus heridas. Los jugadores tuvieron autocrítica y reconocieron que no estuvieron a la altura de las circunstancias.

El debut en la Copa América ante Argentina, el pasado 18 de junio, pareció incrementar la crisis de juego. Uruguay generó poco y nada. Las críticas apuntaron a jugadores que ya no estaban para defender a la selección, a volantes que no justificaban su presencia, a errores del entrenador.

Pero resulta que la celeste, con apenas tres días de diferencia de aquella tarde donde ya nada servía, despertó.

Ante Bolivia el equipo celeste generó 14 situaciones de gol. Increíblemente, como lo reconoció el propio entrenador, fallaron los que nunca fallan: Cavani y Suárez.

Claro que el resultado y el dominio ejercido por Uruguay planteaba una gran interrogante. La calidad del rival generó dudas sobre el verdadero nivel del equipo.

La realidad, esa que marca el campo de juego, indicó que Uruguay dominó a su rival de principio a fin. Lo sometió a un martirio que determinó que el golero Lampe fuera la figura del partido.

Pero la auténtica realidad estaba en duda y se trasladó al juego contra Paraguay en el cierre del grupo.

Tabárez, lejos de las especulaciones de apelar a determinados resultados para evitar futuros rivales, salió a poner condiciones con su equipo.

Y Uruguay marcó otra vez el ritmo del juego. Cambió de sistema al reservar a Luis Suárez en el banco y jugar solo con Cavani en ofensiva, muy bien acompañado por Valverde, De Arrascaeta y De la Cruz, más el aporte de Nández por banda.

El equipo volvió a ser intenso, como antes, presionó adecuadamente y generó en ese primer tiempo cinco situaciones de gol contra ninguna de su rival. Se fue en ventaja con un solitario gol de Cavani de penal. El control del partido fue de Uruguay.

Y en un mismo mes el equipo tuvo una reconversión. Clasificó segundo, cambió críticas por elogios y va por Colombia en cuartos de final. Parece mentira, pero en un abrir y cerrar de ojos, la celeste vuelve a encender la luz de la esperanza en su gente.