La aventura de Uruguay en la Copa América 2011 comenzó como tantas otras: sufrida y corriendo la liebre de atrás. Si bien el equipo llegó al torneo precedido de la buena imagen del Mundial de Sudáfrica 2010, el camino fue complejo de arranque.
Fiel a su tradición de que a la Celeste le cuesta el partido debut, el de la Copa de Argentina no fue la excepción. Las complicaciones comenzaron en lo previo. El zaguero Diego Godín se desgarró previo al torneo lo que llevó al técnico Oscar Tabárez a declarar el 2 de julio: “Ya estamos considerando cuándo lo incluimos y no descartamos que pueda estar en el banco para este partido”.
El 4 de julio en una gélida tarde-noche en la ciudad de San Juan, la Celeste debutó igualando 1 a 1 contra Perú. Luego del partido Luis Suárez se expresó a través de su cuenta de twitter diciendo: “Muy triste por el empate pero confío mucho en este grupo y la vamos a sacar adelante!!!”. Al tiempo que Diego Godín, que finalmente estuvo en el banco de suplentes, comentó: “Bueno se empató un partido muy disputado, donde yo creo que merecimos más, pero ahora hay que mirar para delante y pensar en Chile”.
Y justamente de cara al referido compromiso, Godín contrajo un virus que lo terminó marginando del torneo hasta la final.
El 8 de julio, la Celeste se midió contra Chile en el Malvinas Argentinas de Mendoza. Aquel partido le significó a Diego Forlán igualar a Rodolfo Rodríguez como el jugador con más presencias en la selección con 78 partidos. En el entretiempo, con el juego 0 a 0, Cavani fue sustituido por una lesión. Al día siguiente se confirmó que había sufrido un esguince leve de ligamento lateral interno de la rodilla derecha, según informó el doctor Alberto Pan.
El encuentro terminó 1-1 lo que dejó a la Celeste con la soga al cuello para jugarse todo ante México en la última jornada del grupo en el estadio Único de La Plata.
El 12 de julio de 2011, en el que significó el partido 100 de Tabárez al frente del combinado celeste, Uruguay venció 1-0 a México con gol de Álvaro Pereira, clasificando a cuartos de final donde lo esperaba el local Argentina. El equipo se quedó sin el defensa Sebastián Coates que ante los aztecas acumuló su segunda tarjeta amarilla.
Aquel 16 de julio ante la Argentina de Messi, Agüero, Higuaín, Di María y Tevez, entre otros, la Celeste comenzó enmudeciendo el Cementerio de los Elefantes, como se conoce al estadio de Colón. Transcurrían 5 minutos cuando Diego Pérez abrió el marcador. Pero cambió el viento. El partido se puso cuesta arriba desde el inicio. A los 17 minutos lo empató Higuaín y dos minutos más tarde se lesionó Mauricio Victorino, sustituto del suspendido Coates. Y allá entró Andrés Scotti, casi que sin calentar, a aguantar el temporal.
Por si fuera poco, unos minutos más tarde, el Ruso Pérez vio la roja y Uruguay quedó con 10. El resto del partido fue un sufrimiento con Argentina invadiendo y Uruguay siendo fiel a su estilo de defender con uñas y dientes el resultado superando los 90 minutos y el alargue para llevar el juego a la definición por penales.
Un detalle poco conocido fue que la Celeste no había entrenado penales. “No, no entrenamos pero tenemos la idea de cuáles son los ejecutantes. Pero acá jamás pueden reproducir lo que significa ejecutar un penal en ese momento, con la presión que se genera. No lo consideramos porque sería una circunstancia que se da con un 33,3% de posibilidades y nosotros dedicamos el tiempo en otra cosa que me parecen más importantes”, expresó Tabárez.
Los antecedentes no eran para nada buenos. Uruguay llegaba de perder sus últimas definiciones. A saber: 4-5 contra Honduras en la Copa América 2001; 3-5 con Brasil en la Copa de 2004; 2-4 frente a Australia en el Repechaje al Mundial de 2006 y 4-5 ante Brasil en la Copa América de 2007. Pero se rompió la racha. La Celeste ganó con el golero Fernando Muslera como protagonista. El equipo de Tabárez estaba en semifinales.
Al día siguiente el Loco Abreu cumplió 15 años en la Selección, en la que debutó un 17 de julio de 1996.
De cara a la semifinal contra el Perú de Sergio Markarian, Uruguay ya había tomado viento en la camiseta. El equipo se sentía fuerte, sólido, consistente. Y lo demostró en cancha ganando 2 a 0 con goles de Luis Suárez a los 52 y 57 minutos respectivamente. Los dos tantos lo transformaron en el goleador de la era Tabárez con 20 conquistas, dejando por el camino a Enzo Francescoli en la tabla histórica de goleadores, y quedando a nueve goles del máximo artillero de la historia hasta ese momento, el Mago Héctor Scarone que sumaba 29.
Y llegó la final. Con una previa vivida a pura adrenalina por la polémica que se generó con las entradas. La demanda de los uruguayos fue increíble. El viernes de noche salieron 60 servicios y el sábado 140 para Buenos Aires. El sábado previo al partido pasaron por la Termina de Tres Cruces 8 mil personas lo que significó un record histórico de pasajeros y salidas de coches hacia Argentina.
Uruguay comenzó a ganar el partido desde el himno. Tronó como nunca en un destruido estadio Monumental que había padecido la furia de los hinchas de River por el descenso de su equipo.
El 24 de julio de 2011 el equipo de Tabárez hizo historia al conquistar su decimoquinta Copa América venciendo 3 a 0 a Paraguay en la final. Los goles fueron convertidos por Suárez y Forlán en dos oportunidades. El salteño fue elegido el mejor jugador del torneo, Coates la figura joven y el equipo, además de la Copa, terminó ganando el trofeo Fair Play.
Pero el gesto que más se recuerda de aquella tarde fue cuando, a dos minutos del final del partido, el maestro llamó a Diego Godín que no había podido debutar por un virus, y lo mandó a la cancha para que inscribiera su nombre como campeón jugando.