Siete campeones en diferentes zonas del mundo y Rusia como país sede, se reúnen para poner marcha al mejor simulacro oficial antes de un Mundial con la Copa Confederaciones en juego.
Las selecciones más selectas de cada una de las diferentes seis confederaciones, junto al campeón mundial y el combinado del país organizador se disputarán una edición más de este prestigioso certamen, que con el paso de los años arranca más atención en el planeta por cada uno de los puntos que se ponen a prueba, mientras se desarrolla un espectáculo futbolístico de elite.
La Copa Confederaciones de Rusia será la décima edición de esta clase de certámenes y desde su nuevo formato, creado en 1999 cuando México fue campeón, los diferentes conjuntos participantes ponen más atención y deseo de jugarlo.
Por su formato y la manera en la que se juega, es la mejor simulación del Mundial. Son 16 partidos repartidos entre los ocho participantes, que a su vez son divididos en dos grupos distintos, para después pasar a Semifinales y la Final para definir al monarca.
Después de años de preparación, Rusia está lista para acoger este torneo en cuatro diferentes sedes: Sochi, Kazán, San Petersburgo y Moscú.
Con el paso de los días y la cercanía del certamen, la expectación crece poco a poco, más allá de que no existe una confianza general en lo que futbolísticamente puede brindar Rusia. Es una duda de la gente, que no cree que puedan hacer una gran participación, ni ahora ni dentro de un año en el Mundial.
Antes que los locales, los propios rusos tienen como favoritos a Alemania y Portugal. Tras ellos no descartan a México o Chile. Cualquiera menos justamente a su propia selección. Si hay expectación por el torneo en general, no lo hay por lo que puedan hacer dentro del campo.
Si eso es en términos futbolísticos, en cuanto a organización, este país de Europa del Este tiene la misión de demostrarle al mundo que están listos ya sea para esta clase de certámenes como para lo que se avecina justamente dentro de un año.
En las calles predomina la propaganda referente a la Confederaciones y a los equipos participantes, mientras que hoteles, restaurantes y puntos en común, buscan la mejor manera de interactuar con los aficionados extranjeros. Es una labor titánica que han intentado, más allá de las barreras culturales, sociales e incluso ideológicas que existen.
En ciudades como Kazán, sede de la Selección Mexicana en su debut contra Portugal, no todos los restaurantes presentan opciones de menús en inglés y se mantienen solo con el ruso. En el transporte, no es usual dar con conductores o indicaciones en diferentes idiomas, de tal modo que tampoco es sencillo trasladarse de un lugar a otro, a menos de que se use un traductor o se tenga bien trazada la ruta a la cual se desea llegar.
Justamente la organización de esta Copa Confederaciones ha servido para que los propios organizadores se den cuenta de aspectos a mejorar dentro de un año para la Copa del Mundo.
MÉXICO, POR LA TRASCENDENCIA
En la historia de la Selección Mexicana, esta clase de certámenes han sido un buen parámetro para medir su potencial contra combinados que no enfrenta constantemente.
En 1999, el Tri levantó la primera Copa bajo el nuevo formato. Seis años después, en Alemania, el combinado entonces dirigido por Ricardo La Volpe, destacó por un nivel constante de juego que puso en aprietos a Brasil, Argentina y Alemania.
En otras ediciones, igualmente ha servido para ubicarse en una realidad y dar muestras contundentes de que los procesos no caminaban como debían ser. Lo mismo ocurrió en 2001 con Enrique Meza al frente y en 2013, con José Manuel de la Torre. Ambos estrategas no llegaron al Mundial un año después.
Ahora es el turno del equipo comandado por Juan Carlos Osorio, que en las eliminatorias mundialistas está invicto y solo a tres puntos de la clasificación al Mundial. El conjunto llega fortalecido y con sus máximos referentes, con el deseo de reforzar sus conceptos y sus actuaciones, un año después de una Copa América, más recordada por la manera en la que salieron eliminados que por un resultado positivo.
La Copa Confederaciones está por ponerse en marcha. Serán 16 días de actividad hasta definir al campeón. El Mundial está a la vista, pero mientras hay un certamen en disputa y que sirve como preámbulo a lo que se vivirá en 2018.