<
>

El otro Keylor: fuera de Pumas es chef, amante del motocross y la UFC

play
Árbitro costarricense regala a aficionado la tarjeta roja con la que expulsó a Keylor Navas (4:22)

Hector Godínez relata a ESPN la interacción que tuvo con Navas, quien salió expulsado y como souvenir tiene la cartulina roja con la que fue expulsado (4:22)

El portero costarricense mostró una faceta íntima y reveló pasiones que lo alejan del fútbol: cocinar, pescar, el motocross y hasta cuidar bonsáis

Detrás del arquero histórico de Costa Rica, Keylor Navas se esconde un hombre con pasiones que sorprenden, y hasta hace pocas horas no eran conocidas

El propio Navas lo confesó en su canal de YouTube: en casa es un chef exigente.

Se enorgullece de preparar paella y asado, pero guarda un plato especial para momentos únicos: un salmón con reducción de vino tinto y tartar de cítricos. Reconoce que en la cocina se estresa, mete presión y hasta puede caer mal, pero también disfruta cuando la receta queda perfecta.

Ese mismo carácter lo muestra en su obsesión por la puntualidad. Para Keylor, llegar tarde es un pecado: confiesa que se incomoda al ver a la familia retrasarse y que insiste con su famoso “vamos, vamos, vamos” hasta poner a todos en movimiento.

El portero también deja ver que su mundo no se limita al balón. Recuerda con emoción cómo desde niño corría a ver motos en una pista cercana, pasión que hoy lo llevó a fundar un equipo de motocross en Costa Rica.

Asegura que ese deporte lo desestresa y le recuerda por qué siempre persiguió sus sueños.

Cuando busca paz, la encuentra en el mar. Salir a pescar con Andrea, su esposa, además de sus hijos es una tradición familiar: no se trata solo de atrapar peces, sino de maravillarse con delfines, ballenas y tortugas que aparecen en el camino.

Ahí, dice, entiende la grandeza de la creación y recupera paciencia.

También hay espacio para la adrenalina. Es seguidor fiel de la UFC, deporte en el que admira el sacrificio de los peleadores.

Ha conocido a figuras como Khabib Nurmagomedov, Ilia Topuria y Kamaru Usman, y asegura que cuando los ve pelear siente el mismo sufrimiento que cuando está en la portería: todo por la conexión emocional que logra con ellos.

Pero quizás lo más inesperado es su afición por los bonsáis. En su casa, cada miembro de la familia tiene el suyo.

Podar, cuidar y ver crecer esos pequeños árboles se ha convertido en una forma de relajación y de unión. “Es lindo ver el árbol bien podadito y cuidado”, puntualizó el arquero de Pumas.