Al Barcelona, que está siendo uno de los protagonistas del mercado de verano habiendo invertido de momento 153 millones de euros y esperando todavía a redondear su plantilla, le sacó del atolladero en Anoeta Ansu Fati. Tan decisivo como sensacional en una media hora final en la que demostró que está de vuelta y que, más aún, tiene todos los condicionantes para ser la estrella más rutilante, desequilibrante, de la plantilla de Xavi Hernández.
"Hemos hecho cambios ofensivos, hemos arriesgado y nos ha salido bien" resumió el entrenador del Barça, que dio a entender que la persistencia, la insistencia y las ganas de ganar fueron casi tan determinantes como el ingreso, decisivo, de Ansu, futbolista monumental y al que se le puede pedir lo que haga falta.
Puede el nuevo 10 del Barça jugar por detrás del punta, escorarse a la banda, entrar por el puesto de volante y, si es necesario, convertirse en el '9' de urgencia en momento de necesidad. Todo lo hace entre bien y muy bien. Recordaría en cierta manera a aquel Raúl del Real Madrid, que sin ser el mejor en nada era de los mejores en todo. Quizá, siendo atrevidos, podría incluso apostarse a que Ansu está en condiciones de superar, futbolísticamente hablando, al legendario delantero madridista.
Fue el hombre del partido porque hasta su entrada en el césped podía dudarse de la victoria del Barça y en apenas quince minutos regaló dos asistencias a Lewandowski y cerró el marcador con un gol, el último, que redondeó una actuación personal excepcional y que dejó en el olvido los posibles problemas anteriores.
Y es que el Barça dominaba pero no alcanzaba a desequilibrar el marcador ante una Real Sociedad aplicada, fuerte, 'contestona' y que traspasada la hora de juego podía suspirar con llegar a ganar un partido que el entrenador azulgrana planteó de manera inesperada. Sorprendió tanto su apuesta por Alejandro Balde como su cambio de sistema con tres centrales. Obsequió a De Jong con el puesto del sancionado Busquets, acompañado en la creación por Pedri, y el holandés sufrió más de la cuenta, con un error absurdo de entrada, perdiendo un balón que desembocó en el empate de Isak y que en cierta manera le pesó durante muchos, demasiados minutos.
"Frenkie nos da muchas cosas. Ha tenido la desgracias de la pérdida del balón al principio, pero ha tenido una buena actuación" proclamó el técnico, quien admitió que los cambios fueron los decisivos.
Todo cambió en esa media hora final. Cambió por la revolución que significó la entrada de un Ansu mayúsculo y esa redoblada apuesta de ganar por aplastamiento, atacando y queriendo. Y entre todo, y por encima de todo, esa figura monumental. Porque con Ansu Fati el Barça tiene a un tesoro.