BARCELONA -- Xavi Hernández avisó durante el verano que en su primer proyecto como entrenador del Barcelona se guiaría por "la meritocracia" y el primer mes de competición oficial ha demostrado que sus palabras no eran vacías.
Si apenas al acabar la pasada temporada habló directamente con los futbolistas que no entraban en sus planes para comunicarles la necesidad de abandonar el club, también tuvo una charla personal con Gerard Piqué, acaso el jugador con mayor ascendente del vestuario, en la que le advirtió de su nueva situación. Y el central, poco menos que intocable, ha pasado a un plano secundario que pocos habrían imaginado hace algunas semanas.
El técnico azulgrana ha cambiado las jerarquías sin pestañear y exceptuando el caso de Sergio Busquets (titular en cinco de los siete partidos oficiales jugados, perdiéndose uno por sanción), los capitanes han sido los principales señalados. Piqué apenas ha jugado los 90 minutos del partido en Cádiz y Jordi Alba, que fue titular en el estreno liguero ante el Rayo Vallecano, reapareció en el once ante el Viktoria, jugando solo 44 minutos entre Real Sociedad y Sevilla y quedándose en el banquillo tanto contra el Valladolid como ante el Cádiz y el Bayern.
El cuarto capitán no ha vivido una situación muy distinta: Descartado en Munich tras no viajar a Cádiz por unas molestias musculares, Sergi Roberto solo fue titular contra el Viktoria y salió como suplente en los cuatro primeros choques del curso.
La agitación que ha provocado Xavi en el vestuario provoca que apenas Ter Stegen y Lewandowski se sepan a priori con un puesto asegurado en los planes del técnico, que mantiene al grupo en tensión y cambia de futbolistas de manera nunca vista en el club.
Del once que presentó ante el Viktoria Plzen al que jugó en Cádiz hubo nada menos que nueve cambios y otras seis novedades se presentaron de nuevo en Munich, donde Xavi en cierta manera utilizó a un equipo más habitual mostrando en cierta manera que tiene asentada una columna vertebral...
Pero que a pesar de ello no duda en cambiar piezas, como se demuestra tanto con Christensen como con Kessié, especialmente este último que entra en cuentagotas, de momento, en sus planes iniciales sin que Frenkie de Jong tampoco disfrute de una condición titular que en años anteriores se le daba por supuesta.
Xavi regala elogios a los jugadores en la sala de prensa, asegurando cuando es interpelado por cualquiera que "nos puede ayudar mucho", pero va dando pistas de su hoja de ruta. Con Piqué especifíco un "cambio de rol" y en un plano global afirma sin pestañear que se guía "por la meritocracia" a la hora de hacer alineaciones y cambios.
Así se entiende el crecimiento espectacular del joven Alejandro Balde, llamado a combinar el puesto con Marcos Alonso y dejando en un segundo plano a Jordi Alba tal como ha quedado claro que el referido Piqué se ha convertido, de repente, en el quinto central de la plantilla o que Gavi, recién renovado hasta 2026, haya pasado por delante de De Jong.
El vestuario ha encajado el mando de su entrenador y se sospecha, cada vez de manera más evidente, que se ha acabado la época en la que el poder de la plantilla respondía al del técnico o, incluso, estaba por encima suyo.