MADRID -- “Qué partido se nos ha ido”, comentaba una pareja muy agradable de aficionados osasunistas tras el partido. Ella, tapada hasta arriba por la bajada de las temperaturas nocturnas, no daba crédito: “Si tuvimos el balón al palo, las dos chances de Budimir… ¡No entiendo nada, menuda suerte!” se lamentaba la aficionada rojilla tras la victoria del Real Madrid. Su pareja no decía nada durante el camino de salida de El Sadar, hasta que cerró la conversación: “Es el Madrid, siempre igual. ¿Pillamos un taxi o vamos andando?”
No se me ocurriría mejor forma de definir el partido de los blancos en Pamplona. El Madrid, sin estridencias, consiguió un 0 a 2 con más goles que juego. Porque los de Ancelotti fueron muy sobrios en general. Atrás, con algún fallo aislado, se cerraron para darle la pelota a un Osasuna que llevó la iniciativa del partido durante muchos tramos importantes del mismo.
El Madrid lo intentó a su manera, enlazando pases de Luka Modric y agarrándose a Vinicius en ataque para iniciar el camino una victoria que se hizo esperar. De hecho, Osasuna pudo ponerse por delante en un par de ocasiones. Al igual que el Madrid, pero Vinicius tuvo un par de fallos poco habituales que dejó el empate en el marcador hasta el descanso.
Lo más extraño del encuentro fue, precisamente al término de los 45 minutos, ver cómo Carlo Ancelotti saltó a dialogar con Munuera Montero para pedir explicaciones por el arbitraje. Sin duda fue lo más raro de un partido en el que el italiano, ya en la segunda parte, volvió a protestar varias acciones sobre Vinicius.
En la segunda parte Osasuna se vino más arriba y fue a por el partido. Sin embargo, y en el mejor momento de los locales, una pérdida de Abde propició una contra de ataque que capitaneó Vinicius para asistir a un Fede Valverde que se destapó con el primer gol de la noche para demostrar lo que aquella pareja osasunista decía al principio: el Madrid es el Madrid y hay veces que es mejor no buscar una explicación.
Porque el fútbol es así. Hay cosas que no responden a una razón. El Madrid supo esperar y aprovechó su momento para hacer daño en el peor de los momentos. A partir de ahí el partido cambió, Osasuna abrió más espacios y los blancos los aprovecharon para cerrar la noche con el 0 a 2 final.
El resto, lo de siempre. Pitos e insultos a un Vinicius que estuvo algo más bajo que lo que la prensa española dice. Reivindicación uruguaya por parte de Valverde y Álvaro Rodríguez, que asistió hasta en dos ocasiones después de debutar en La Liga. Y un Osasuna que demostró lo bien que hace las cosas a todos los niveles: tienen jugadores muy interesantes y un colectivo que habla por sí mismo, además de un estadio que es una preciosidad.
Superada la primera gran prueba de Pamplona, el Madrid necesita seguir mejorando si quiere que el próximo mes no acabe siendo una pesadilla. Fácil no lo tendrá y el ADN blanco tiene que emerger más que nunca.