Solo existe otro club en el mundo en el que, si el técnico consolidaba una ventaja de siete puntos en la lucha por el título, acabara de ganar un trofeo derrotando contundentemente a sus rivales acérrimos y estuviera a punto de jugar una semifinal de Copa, la palabra "crisis" estaría a un millón de kilómetros de los medios de comunicación.
Lamentablemente para Xavi Hernández, ese otro club es el Real Madrid: un Madrid que repentinamente ha reducido la brecha con los lideres de LaLiga y se muestran capaces de cazar al puntero, aparte de mostrarse como favoritos para retener su corona de Champions League y son los próximos rivales del Barcelona en la semifinal de Copa del Rey, cuya semifinal se disputará este jueves.
En el fútbol, como en la comedia, el momento lo es todo.
Han pasado pocas semanas desde que el Barcelona dominara al Madrid en Arabia Saudita; esta semana, ahora aparenta ser la tentativa víctima. La eliminación de competiciones europeas a manos del Manchester United, incluso después de dos encuentros para la posteridad y su decreciente nivel futbolístico después de la destrucción al Madrid en la Supercopa (seguido por la derrota del pasado fin de semana ante un Almeria que lucha por evitar el descenso), tienen a los hambrientos críticos listos para darse un festín con el novato técnico catalán si su plantel, tal como parece extremadamente factible, cae derrotado este jueves en el Santiago Bernabéu.
No solo el Barcelona jugará la ida de esta semifinal de Clásicos con bajo nivel, tanto físico como mental, sino que lo hará sin la presencia de los lesionados Pedri, Ousmane Dembele y para agregar sal a la herida, Robert Lewandowski reportó molestias ante el Almería y su ausencia es muy probable. El momento es pésimo, rayando en lo cómico, porque desde que Xavi asumió las riendas del club con sede en el Camp Nou, el péndulo del Clásico se ha decantado decididamente a favor del equipo en mejor forma y con mayor precisión frente al arco contrario.
En los últimos tiempos, la idea de que ésta es una clase de "derbi" donde "el nivel reciente queda fuera de la cancha" no ha sido cónsona con la verdad. El equipo que se esperaba ganara los últimos cinco Clásicos (incluyendo un amistoso) desde que Xavi fuera fichado como DT del Barcelona se ha alzado con la victoria.
Su récord, por los momentos, es de cinco jugados, tres ganados, dos perdidos. De esos encuentros, el amistoso del pasado verano disputado en Las Vegas es el dato más prescindible por amplio margen. El Barça venció 1-0 gracias a un maravilloso gol de Raphinha, pero el Madrid estaba muy alejado de los catalanes en cuanto a forma física de pretemporada, fue un rival magnífico para el Barcelona durante 55 minutos... hasta que se desvaneció en la cancha. Como es natural.
Durante las dos victorias saboreadas por Xavi como entrenador culé, el Madrid estuvo flojo, sin duda. Forma física, agudeza, resistencia: esas fueron las claves cuando Gavi y Pedri dieron una clase magistral de fútbol de alto rimo y presión para alzar la Supercopa de España en enero pasado por marcador 3-1.
El triunfo 4-0 en el Bernabéu de hace un año estuvo (hay que admitirlo) adulterado por el concepto errado de Carlo Ancelotti de utilizar a Luka Modric como falso delantero centro y jugar con una línea defensiva alta, un riesgo desesperado. El Madrid no contó con Karim Benzema, se mostró gastado por la intensa preparación física impuesta a mitad de temporada por su gurú italiano Antonio Pintus y acababa de disputar dos encuentros agotadores contra el PSG en los cuales el plantel merengue dio un aspecto de ineptitud y jugó como si estuviera eliminado durante 150 de los 180 minutos de batalla.
(Para dar contexto, por favor tengan en mente que los métodos de Pintus, que dejan a los jugadores sintiéndose físicamente castigados pero cada vez más indomables, sirvieron para catapultar al Madrid para dar aquellas increíbles remontadas contra Chelsea y Manchester City. Especulan para acumular. También vale la pena apuntar que el Madrid sentía un castigo similar post-Pintus en enero cuando parecía haberse quedado sin piernas en la derrota de la final de Supercopa).
No se confundan: en ambas victorias, Xavi leyó sus cartas genialmente y sus filosofías tácticas específicas para cada encuentro fueron poco menos que perfectas. Sin embargo, en partidos como el Clásico, cualquier ventaja significativa en los aspectos físicos y atléticos se magnifica tremendamente y le confiere a uno de los dos equipos una oportunidad de vencer prácticamente imperdible. Como la que el Madrid muy probablemente disfrutará esta semana.
En los dos Clásicos que Xavi ha perdido como DT, la Casa Blanca ha brillado gracias a su poder, velocidad, presión y contraataques, dejando a sus rivales blaugranas jadeando y respirando fuertemente a su paso. Federico Valverde, Karim Benzema y Vinicius fueron los principales verdugos. La evidencia (apoyada por la demostración del Manchester United en las últimas dos semanas en Europa League de cómo el Barcelona puede sufrir con la velocidad y una presión intensa) nos sugiere que los actuales líderes de LaLiga harán bien volviendo al Camp Nou con probabilidades respetables de imponese el próximo mes en el marcador global.
Sin embargo, Xavi debe trabajar dentro de un contexto que parece importante e ignorado a la vez.
Incluso a pesar de sus éxitos como entrenador y trofeos ganados en Qatar, ésta es su primera temporada completa laborando dentro de la élite europea, con todas las exigencias, presión, atención y críticas que dichos puestos inevitablemente generan. Durante este proceso, sus recursos se han visto reducidos o afectados, no solo por la sustancial deuda de su club que suma €1.000 millones, sino por las terriblemente severas normas de Fair Play Financiero que rigen en LaLiga.
El verano pasado, el Barcelona fichó para reforzar sustancialmente su debilitado plantel gracias a una serie de maniobras bizantinas en las que hipotecó diversos activos; aunque los contadores del club deben agradecer esta oportunidad de reducir costos durante la temporada. El delantero Antoine Griezmann, que jugaba brillantemente con el Atleti, fue despachado a precio de rebaja. El veterano defensor Gerard Pique se retiró abruptamente, mientras que Memphis Depay y Hector Bellerin también dejaron el club. Sin embargo, la semana pasada se anunció que LaLiga cree que los empleadores de Xavi deben reducir al menos €200 millones adicionales en costos, o incrementar sus ingresos en un grado fenomenal y proporcionalmente vinculado a sus fichajes.
Todo parece indicar que tendremos otra novela al estilo Frenkie De Jong, e incluso hasta tres, este verano. Con esto me refiero a que los clubes depredadores podrían darse cuenta, con toda razón, de que este es un mercado de compradores y que tienen una buena probabilidad de arrebatarle al Barcelona sus mejores talentos. Mientras tanto, Xavi intenta ejercer su influencia y seguir sacando adelante el aspecto deportivo del desastre que heredó, aunque dos de sus talentos más prodigiosos no parecen saber muy bien qué les depara el futuro.
La inscripción de Gavi como jugador del primer equipo debió ser confirmada por sentencia judicial porque LaLiga se oponía a su legitimidad. Por su parte Alex Balde, cuyo contrato debió haber sido renovado con un sustancial incremento salarial, es otra víctima de la disparidad entre lo que el Barcelona cree que puede hacer y lo que LaLiga les dice que tienen permitido hacer. Es una situación profundamente inquietante para el entrenador, sus jugadores y el resto del personal, que cree que sus contratos también están a punto de ser renegociados.
Nadie habla mucho al respecto ni quiere sacar a relucir la cruda verdad, pero el club no sólo está a punto de perder el Camp Nou (uno de sus grandes generadores de ingresos) durante algunas temporadas, sino que también deberán destinarle recursos económicos mientras pierden millones de euros por su mudanza temporal al Estadio Olímpico de Montjuic a partir del próximo torneo. A Xavi y compañía le esperan un césped en peores condiciones, un ambiente peor, una cancha rodeada por una pista de atletismo e instalaciones mucho menos avanzadas para los días de partido mientras se renueva el estadio principal, con un costo de varios cientos de millones de euros.
El tiempo que esto lleva frente a lo que se calcula que tardará es territorio fértil para los escépticos.
Mientras tanto, ha estallado un escándalo. No, no se trata de ese en el cual la policía catalana allanó la casa y oficinas del expresidente barcelonista Josep María Bartomeu, el mismo donde la hacienda española parece haber descubierto dos décadas de pagos por "informes y asesoría arbitral" a un sujeto que laboraba como vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros. El club ha respondido con todo un huracán de fanfarronería y protestas alegando su inocencia, pero quienes lleguen a afirmar que la imagen del Barcelona no se ha visto horriblemente perjudicada vive en otro planeta. Las acusaciones y revelaciones mediáticas están siendo investigadas por las autoridades y quien se imagine que esto no es un drenaje absoluto de energía, confianza, atención y resistencia de Xavi, su cuerpo técnico y plantilla de jugadores es también un iluso.
Sin embargo, aún quedan algunos hechos simples. Luego de 46 partidos de LaLiga tras asumir la dirección técnica del Barcelona, sólo el plantel de Luis Enrique que alzó el Triplete tiene mejor récord de puntos que Xavi. Oh, y la brecha entre ambos es de tres unidades. Una victoria.
En sus primeros 46 partidos en LaLiga, Xavi y Pep Guardiola tuvieron idéntico récord de puntos: 109, producto de 34 victorias, siete empates y cinco derrotas. Así como leen: el mismo Guardiola que tuvo a su disposición las mejores versiones de Lionel Messi, Samuel Eto’o, Xavi, Andrés Iniesta, Carles Puyol, Piqué y Sergio Busquets.
Guardiola's first 46 matches at Barcelona, as with Luis Enrique, were building toward a historic Treble in 2009. Today, Xavi is adapting the brand of football played under Guardiola; he's not abandoning it, but adapting it, and often dramatically. However, his central ideas of pressing, possession, position and precision are generally working well. Especially while he himself is developing, reviewing, learning and rolling with the punches.
Para hacerlo con éxito en su primera temporada completa de LaLiga, con un trasfondo de caos casi anárquico, es sumamente impresionante. Sólo los miopes, sesgados o incompetentes evitarán reconocerlo.
Si el Barcelona cae este jueves, no será una gran sorpresa ni nada parecido al desastre. Sin embargo, los medios españoles aprovecharán la ocasión para alzar los gritos de crisis, poner las ideas de Xavi en el banquillo de los acusados e ignorar que, en medio de un entorno caótico e inquietante, el Barcelona está construyendo algo sumamente interesante y tentativamente exitoso.