BARCELONA -- El Tenerife mira hoy con recelo a Las Palmas, tras su ascenso a Primera División después de cinco temporadas en Segunda, y suspirando con regresar a una categoría que perdió por última vez en 2010, bastantes años después de que fuera un equipo asentado en la máxima categoría y, en más de una ocasión, protagonista destacado, como ocurrió hace 30 años, por ejemplo, al repetir por segunda campaña consecutiva un milagro imposible, regalándole, con una victoria sobre el Real Madrid, el título de Liga al Barcelona.
El azar, la casualidad, quiso que la temporada 1992-93 la cerrara el Madrid en el mismo estadio donde el 7 de junio de 1992 había perdido de forma inverosímil un título que abrazaba. El Tenerife que dirigía Jorge Valdano le remontó un 0-2 al equipo merengue que dirigía Leo Beenhakker y al derrotarlo por 3-2 le puso en bandeja el trofeo al Dream Team de Johan Cruyff, que dos semanas antes había conquistado su primera Champions y al vencer al Athletic por 2-0 en el Camp Nou se proclamó campeón contra todo pronóstico.
Fue un milagro, auténtico, que se entendió irrepetible y que cuando dirigió el final de aquel curso a una nueva definición con los dos grandes en la misma situación que un año antes provocó que nadie pudiera sospechar que el Madrid, al que dirigía Benito Floro, pudiera tropezar por segunda ocasión en la misma piedra. Más aún cuando en la jornada 35, en plena carrera, el Barça había perdido en Vigo (3-2) ante el Celta para dejarle el camino libre al equipo merengue, que le sobrepasó en la clasificación por un punto (las victorias sumaban dos en aquella época), y con el ambiente alrededor del equipo azulgrana enrarecido...
SIN OPCIÓN
Pero después de que los dos grandes ganaran sufriendo en las dos jornadas precedentes (2-0 a la Real Sociedad y 1-0 al Atlético de Madrid el Real Madrid; 2-1 al Sevilla y 0-1 a Osasuna el Barça) el campeonato se fue a decidir, otra vez, en una última fecha de infarto, en la que el Barça precisaba vencer en el Camp Nou a la Real Sociedad, que no se jugaba nada, y esperar a que el Tenerife, que se jugaba un puesto en la antigua Copa de la UEFA, le arrancara al menos un empate al Madrid en el Heliodoro Rodríguez.
"El Madrid no nos va a ganar”, había proclamado Jorge Valdano, convencido de su equipo mientras en Madrid el convencimiento era absoluto. "El Barça va a tener que estar pendiente de la radio y eso le perjudicará”, avisó Michel, mientras Floro dejaba claro que su Real Madrid solo tenía que jugar "con el mismo estilo de todo el año". Ramón Mendoza, el presidente merengue, ofreció una prima especial por el título y nada parecía romper el optimismo de un equipo... Que se dio de bruces de mala manera.
Apenas se habían cumplido diez minutos del partido en el Camp Nou cuando Hristo Stoichkov obedeció a Johan Cruyff ("hay que marcar pronto para poner nervioso al Madrid") y avanzó al Barça, que en ese momento se ponía líder. Y que aún se puso con todo más a favor sólo dos minutos después, cuando en el Heliodoro Rodríguez Dertycia marcó el 1-0 para el Tenerife. A partir de ahí la euforia se desató en Barcelona y el drama encogió a un Madrid incapaz de reaccionar, enfrentado al fantasma de un año antes.
Cerca del descanso Chano marcó el 2-0 que dejaba groggy al equipo merengue y los dos resultados ya no se movieron en toda la segunda mitad, en la que el Barça contemporizó ante una Real que, entrenada por el exmadridista Toshack, buscó la igualada en el Camp Nou a la vez que el Real se mostraba impotente para darle la vuelta al marcador.
Y el título volvió a caer del lado azulgrana ante el éxtasis de su afición y la decepción de un Madrid que enterró con pesar a la Quinta del Buitre entregando, por segundo año consecutivo, un título que ya abrazaba...