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Frenkie de Jong tomó los mandos, pero fue insuficiente

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El Barcelona sigue en caída libre y empata en Mestalla (3:50)

Los de Xavi suman dos partidos sin ganar en LaLiga tras igualar 1-1 con Valencia. (3:50)

Frenkie de Jong jugó en posición retrasada, tomó los mandos, respondió con solvencia, en ocasiones con brillantez, y personalizó la mejoría experimentada por El Barcelona en Mestalla.


VALENCIA -- Frenkie de Jong tomó los mandos. Xavi retrasó su posición para que fuera él quien liderase el juego desde atrás y Frenkie respondió con solvencia, en ocasiones con brillantez, y personalizó directamente la mejoría experimentada por El Barcelona en Mestalla.

No le bastó al campeón para sumar una victoria innegociable y quedó su buena actuación apagada por un resultado que le puede pesar al equipo azulgrana en la clasificación, en la que podría, al acabar la jornada, quedar ya a nueve puntos del Girona y siete del Real Madrid, pero sería injusto no poner en su justa medida el buen hacer del neerlandés, de cuyas botas, en un pase soberbio a Raphinha, nació el gol.

A la postre insuficiente y demostrándose que a este equipo le sigue faltando efectividad y que es eso lo que le pasa factura de mala manera. De Jong tomaba el balón encajado entre los centrales y lo subía con prestancia, apoyándose ya fuera en Pedri o en un mejorado Gundogan, llegando hasta el límite del área local. Y allí, casi siempre, se acababa todo.

Xavi resaltó, repitió y proclamó su frustración por "la falta de efectividad", resolviendo que su equipo "mereció ganar sobradamente" y reconociéndose tan disgustado como, seguro, se marchó de Valencia De Jong, tres días después de ser protagonista sin aparecer por Bélgica y demostrando que el futbol del Barça, indiscutiblemente, debe pasar, siempre, por él.

RONALD ARAÚJO Impresionante en el corte, soberbio en el liderazgo, excelente en el juego aéreo, el central uruguayo fue una muralla insalvable para los delanteros del Valencia, a los que llegó a aburrir con su prestancia.

Araújo tiene los galones que se ganó en los últimos años y a estas alturas se hace imposible imaginar una defensa del Barcelona sin su presencia, ya sea en el centro de la zaga o, en caso necesario, en el lateral. En Mestalla supo ocultar los despistes de Koundé y recolocarse para recibir o abrir pasillo junto a De Jong. Y su carácter, su inconformismo, quedó patente en la recta final, cuando se sumó con ansia al ataque en busca de ese gol tan necesario pero imposible que le habría dado la victoria a su equipo.