Además de dos títulos, Xavi deja la herencia de algunos canteranos que pintan para brillar en el Barça por muchos años.
BARCELONA -- Acabó la temporada del Barcelona y acabó la era de Xavi Hernández, con el sabor agridulce de cerrarse sin ningún título y su despido a última hora, cuatro meses después de que él en primera persona anunciase su salida... y al cabo de tres semanas de proclamar con Joan Laporta su continuidad. Una gestión que marca, muestra y enseña, el presente de este Barça que tiene por delante un futuro muy incierto.
El Barcelona acabó sumando 85 puntos en LaLiga que le habrían servido para ganar el título la pasada temporada pero que en la actual apenas le han dado para quedar diez puntos por debajo del intocable Real Madrid. Fue avasallado por el Athletic en la Copa, borrado por el Madrid en la Supercopa de España y hundido por el PSG en la Champions, probablemente la noche que acabó por marcar el devenir de un curso que durante algunas semanas aspiró a ser mucho más meritorio de lo que resultó finalmente.
Las buenas palabras y mayor educación de Xavi en su despedida no ocultan la sensación de desprecio que debió sentir durante sus últimos días y la confirmación de lo poco que le sirvió ser un empleado modélico, entregado a las directrices y decisiones del club (del presidente) por más que chocasen con sus postulados.
El entrenador quería a Aubameyang. Y Aubameyang se marchó. No precisaba a Dani Alves. Y lo acogió. Quería mantener a Èric García. Y Èric se fue. No quería a Joao Félix. Y lo tuvo. Nunca entendió el tema de Vitor Roque y llegó a cambiar en un abrir y cerrar de ojos una convocatoria (Ámberes) por decisión de Laporta. O de Deco. O de ambos.
EL LEGADO DE XAVI
Se llama Lamine Yamal, se llama Pau Cubarsi. Y se llama Fermín López. A su vera falta esperar la eclosión definitiva de Héctor Fort, de Marc Guiu y de Marc Casadó. Entre la devoción y la obligación Xavi ha catapultado al escenario a una nueva generación de jóvenes que se une a los Pedri, Araújo, Gavi o Balde que aparecieron bajo el paraguas de Ronald Koeman y que hoy, entre los unos y los otros, forman parte de la columna vertebral de la plantilla.
El nuevo entrenador, Hansi Flick, deberá tener en cuenta esta realidad incluso antes de comprender que la situación económica del Barça no le permitirá, en buena lógica, acudir al mercado como requeriría un club que aspira a codearse con la aristocracia europea. Y a partir de ahí darle forma a su proyecto.
LAS LLEGADAS... Y LAS SALIDAS
Xavi, se supone que con el consenso de Deco, mantenía la necesidad de reforzar la plantilla con un mediocentro y un delantero desequilibrante, además de querer un volante. Eran las posiciones de mínimos para reforzar la plantillas.
Los nombres, claro, han sido muchos y variados. Se ha escrito de Nico Williams y Dani Olmo, de Zubimendi, Bernardo Silva, Luis Díaz, Kimmich y de la pretensión de reforzar los laterales, apareciendo ahí la opción de Julián Araujo, cuyo regreso desde Las Palmas se daba por hecho hace un mes.
No parece que vaya a ocurrir lo mismo con Ansu Fati ni con Clément Lenglet; habrá que negociar con el PSV por Sergiño Dest, descubrir los planes de la dirección deportiva respecto a Alex Valle y Pablo Torre y confirmar el retorno de Èric García.
Con todo ello parece sentenciada la salida de Oriol Romeu tras una sola y discreta temporada, junto a Marcos Alonso y no se adivina nada segura la permanencia de Sergi Roberto. Habrá que ver quien impone su mando con Joao Félix y Joao Cancelo... Y descubrir si se llevará a cabo, o no, un traspaso, o más, millonario.
Ahí aparecen los nombres de Ronald Araújo, de Frenkie de Jong y también de Raphinha, futbolistas por los que el Barça podría ingresar cantidades suficientemente importantes para sí poder acudir al mercado de fichajes.