Los jugadores uruguayos del Alavés, Carlos Benavídez y Santiago Mouriño, contaron cómo es su vida en el club, y qué similitudes encuentran entre las costumbres de su país y las de Euskadi.
En un video publicado por Alavés, los futbolistas se entrevistaron entre sí y compartieron detalles de su presente en la institución. Mouriño, llegado al club en el último período de pases, contó que se siente “muy cómodo” en Alavés. “El equipo me trató muy bien apenas llegué y eso hace todo más fácil. La ciudad es linda y tranquila, y yo soy una persona tranquila así que la ciudad se adapta a mí”, contó el defensa. En ese sentido, Benavídez, que está en Alavés desde 2022, le recomendó visitar el Parque de Armentía para “ir con la mascota, tomar unos mates, estar despejado y desconectar un poco”.
El volante también contó que su llegada al club se dio luego de una etapa complicada en Independiente de Argentina, en la que buscó reencontrarse con su mejor nivel. “Necesitaba volver a ser yo, a sentirme vivo, como quien dice”, expresó el futbolista de 26 años, que también narró que había dado su palabra de arribar al club antes de que se diera el descenso a Segunda División, pero igualmente quiso llegar. “No fue todo color de rosa por el descenso, pero pudimos ascender ese año que llegué. Fue una alegría increíble porque todo se alineó”, indicó. También, dijo que vivir el ascenso en la ciudad de Vitoria fue “una locura”. “Llegar a la Plaza de la Virgen Blanca y verla repleta, no cabía más gente, y ver tanta felicidad en toda la ciudad, la sonrisa de los niños… Eso no se paga con nada, tenés que vivirlo para poder explicarlo”, contó.
Benavídez también se refirió a cómo fue adaptarse a este nuevo entorno, y dijo que tuvo que trabajar mucho en lo emocional. “Llegué pasado de vueltas, acostumbrado a otro fútbol. Me encontraba muy agresivo en el campo. A los uruguayos nos gusta mucho el roce, y me amonestaban mucho. Lo fui trabajando con el psicólogo del club y me ha ayudado con temas de relajación. También trabajé con el cuerpo técnico el tema de las perfilaciones para no llegar tan a destiempo, además de serenarme y bajar las pulsaciones”, explicó.
Sobre esto, Mouriño comentó que pudo ver que en el fútbol español inculcan a los niños a que aprendan a perfilarse en la cancha. “Veo que desde niños inculcan mucho el tema de los perfiles, eso en Uruguay no pasa tan de chicos. Allá nos mandan a la cancha y a divertirte, y acá dan más trabajos tácticos y técnicos que marcan la diferencia”, dijo el defensa. Benavídez respondió que desde que llegó a España vio que había muy buen nivel de futbolistas, aún en la segunda categoría. “Vi que por más que fuera en Segunda División, todos tenían buen pie y buen juego. A eso cuesta adaptarse porque la pelota viaja de otra manera, tenés que estar posicionado mejor. Eso me llamó la atención de acá”, indicó.
Los uruguayos también conversaron de las similitudes que ven entre la vida en País Vasco y la de su tierra natal. Benavídez dijo que en Sudamérica hay una vida “más acelerada”, y que la parsimonia vasca le da “serenidad”. Otro aspecto que destacó fue que la gente “es muy pasional y defiende a los suyos” en Euskadi, algo con lo que se siente identificado. “Nosotros somos así, cuidamos lo nuestro. Y cuando queremos algo, no paramos hasta conseguirlo, somos cabeza dura en ese sentido. En eso nos conectamos muchísimo con la gente de la ciudad. Eso nos hace estar muy cómodos, como en casa”, expresó.