BARCELONA -- Ronaldo al Real Madrid. Todavía con el desenlace del culebrón Neymar en el escenario se cumplen esta semana 17 años de un episodio que provocó un auténtico terremoto en el Camp Nou, cuando el FC Barcelona, por deseo expreso de su entonces entrenador Louis van Gaal, rechazó el posible regreso del ‘Fenómeno’, que acabó fichando por el gran rival. Donde, como se temía en el Barça, se convirtió en leyenda.
“No fichar a Ronaldo es una decisión inteligente. Yo quiero un delantero que juegue de espaldas a la portería y él lo hace de frente y no quiero ser responsable de fichar a alguien que no está bien y cuya actitud no es positiva”. Firme en su discurso, siempre lo fue, el entrenador holandés se enfrentó sin vacilar al entonces presidente Joan Gaspart, quien había arrancado un principio de acuerdo con el Inter de Milán para repatriar al crack brasileño, que mantenía en la recámara la opción del Real Madrid pero suspiraba por regresar a un Barça donde su figura se mantenía intocable para los aficionados.<
Seis semanas antes, el 21 de julio de aquel 2002, Rivaldo y el Barça firmaron la rescisión de su contrato, por decisión directa, también, de Van Gaal, con quien mantenía una relación explosiva desde hacía meses y que con la excusa del fichaje de Riquelme logró sacarle del club. Y aunque en aquel momento aún no se sospechaba, la figura de Ronaldo Nazario, estrella y campeón del Mundo con Brasil al lado de Rivaldo en Japón, estaba a un paso de catapultarse al primer plano de la actualidad.
LA HISTORIA
Acabada de mala manera la temporada 2001-02, con el Inter perdiendo el Scudetto en la última jornada al ser derrotado por la Lazio en Roma (4-2) el 5 de mayo, Ronaldo, al incorporarse a la concentración de la selección para acudir al Mundial proclamó su deseo de abandonar el club, harto de Héctor Cúper y decidido a forzar un traspaso al que, en principio, se negó en redondo Massimo Moratti.
El Fenómeno se marchó con la selección y, de pronto, apareció en escena Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, decidido a sumarle a su proyecto galáctico al que en los dos años precedentes había incorporado a Figo y Zidane. La respuesta del Inter fue un no rotundo, pero la táctica disuasoria del presidente merengue, que ya había logrado el fichaje imposible de Zidane un año antes, acabó con la resistencia del presidente interista. Gracias a que el Barça, de forma incomprensible en aquel momento, se apartó del escenario.
Con Ronaldo celebrando en su país el éxito del Mundial, el Madrid arrancó con sus representantes un acuerdo pendiente de la negociación entre los dos clubes, tarea titánica teniendo en cuenta que el Inter se descolgó exigiendo 60 millones de euros por el traspaso. Pasaron los días sin más avances hasta que la noche del 23 de agosto el Real Madrid pareció rendirse. “En las francas y cordiales conversaciones mantenidas esta mañana, ha quedado de manifiesto la imposibilidad de llegar a un acuerdo satisfactorio, por lo que ambos clubes dan por terminada la negociación”, explicó el club merengue a través de un comunicado oficial, lo que confirmó el Inter alegando las “grandes distancias” entre las dos partes.
En su última propuesta, sabedor de la explosiva relación entre el jugador y la hinchada de Inter, el Real Madrid ofreció un pago de 12 millones de euros más el pase de Morientes y un jugador a elegir entre Flavio Conceiçao, Munitis y Solari mientras que el Inter no rebajaba de los 60 millones en efectivo.
Tres días de silencio... ¡Y el Barça! El 26 de agosto el diario Mundo Deportivo descubrió una conversación entre Massimo Moratti y el presidente del Barça, Joan Gaspart, en la que el dirigente italiano le ofrecía negociar la cesión, remunerada, por una temporada, con opción a compra posterior, de Ronaldo.
Moratti se sacaba un problema de encima y le daba un auténtico bofetón a Florentino Pérez. Pero para Gaspart la operación le daba la oportunidad de devolverle al presidente del Real Madrid la humillación recibida dos años antes con Figo de protagonista y, además, recuperar a un jugador idolatrado por la hinchada del Camp Nou, que no olvidaba su magnífica temporada 1996-97 y que, viéndole recuperado de sus gravísimas lesiones, le recibiría con los brazos abiertos.
VAN GAAL DICE NO
Pero mientras los ejecutivos estudiaban la viabilidad de la operación y Ronaldo aguardaba expectante el resultado desde Milán, el entrenador del Barça llamó a Gaspart desde Varsovia, donde el Barça se enfrentaba el 28 de agosto al Legia en la previa de la Champions, para rechazar de pleno la incorporación del futbolista brasileño.
Van Gaal argumentó de forma vehemente al presidente que Ronaldo no era un futbolista solidario con el equipo, no se adaptaría a su forma de trabajar y provocaría un agravio comparativo con los demás jugadores de la plantilla por su elevado salario. Gaspart le trasladó la ilusión generada entre la afición por la llegada de Ronaldo y hasta le imploró que diera su brazo a torcer... Pero el entrenador se mantuvo inalterable en su decisión.
“No le voy a decir a ninguno de mis extranjeros que debe marcharse por fichar a Ronaldo”. El Barça acababa de vencer (0-1) al Legia pero en la sala de prensa de Varsovia solo se hablaba de Ronaldo. Gaspart le había pedido por la mañana de aquel 28 de agosto “tiempo para desencallar la situación” y por la noche se acabó ese tiempo a través de las palabras del entrenador.
“El Barcelona tiene una filosofía y quiero que se mantenga”, comenzó afirmando Van Gaal, quien recordó que el club había hecho una gran apuesta por Mendieta y que la posición de Ronaldo “está ocupada por otros jugadores como Geovanni, Saviola, Kluivert y Riquelme”.
“Ronaldo confirmó en el Mundial que su rendimiento es muy alto, pero me genera inseguridad por su estado físico y no quiero exponerme a la responsabilidad de acogerle”, siguió disparando el técnico, quien no dudó en señalar directamente al futbolista: “Ronaldo no ha cumplido con su propio club y esa actitud no se ajusta a lo que buscamos para el Barcelona. Cuando el Inter se jugaba su clasificación contra el Sporting Lisboa, leí que él estaba jugando al golf, y nuestra filosofía es de compromiso, de querer jugar, de ganar y de luchar”.
EL DESENLACE
En la mañana del 29 de agosto, mientras se celebraba el sorteo de la fase de grupos de la Champions, Gaspart, hundido, le comunicó a Massimo Moratti que el Barcelona no seguiría adelante con la operación por la negativa de Van Gaal. La decepción del dueño del Inter fue tanta como la de Ronaldo. “Ya nos veremos en el campo”, se citó al jugador, quien, de hecho, ya había tenido algunas dudas respecto a su entendimiento con el entrenador holandés, avisado por su amigo y compatriota Rivaldo.
“Nunca entenderé como el Barça le dejó escapar, y menos que pudiéndolo recuperar ahora no lo haga. Respeto a Van Gaal, pero, desde luego, yo sí habría aceptado a Ronaldo. Ni lo habría dudado”, sentenció Bobby Robson, que le había dirigido cinco años antes en el Camp Nou y que se temía el final de la historia, sabedor de que el jugador estaba convencido de abandonar el Inter y que el Real Madrid seguía al acecho.
Y el 30 de agosto Florentino puso en marcha, a contrareloj, toda la maquinaria. El Madrid llegó a un principio de acuerdo con el Inter por 22 millones de euros más el pase de Munitis y Morientes (a quien el Inter vendería inmediatamente al Barça por los mismos 22 millones en una operación kafkiana) pero la operación se rompió en el último instante. Solo por unas horas.
Justo una hora antes de que se cumpliera el plazo de inscripción de jugadores en la Liga de Campeones, en la medianoche del 31 de agosto, Real Madrid e Inter de Milán cerraban el traspaso imposible de Ronaldo. 45 millones de euros después de una jornada de locos en la que el Barcelona hizo ver su intención de incluir a Morientes en una jugada a tres bandas.
A las nueve de la noche el Barcelona, por medio de su director general Pérez Farguell, sorprendió al Inter rechazando el fichaje de Morientes y provocando la furiosa reacción del club italiano, que resolvió acelerar sin dilación y contra el reloj, la negociación con el Real Madrid para cerrar el traspaso.
“Ronaldo ha hecho mucho por venir al Real Madrid”, anunció el entonces director general deportivo del club merengue Jorge Valdano minutos después de que el club hiciera oficial la transferencia.
LA CONCLUSIÓN
El 27 de enero de 2003, un día después de perder (2-0) ante el Celta y acabada la primera vuelta de la Liga con el Barça en décima posición, a 20 puntos de la Real Sociedad y 15 del Real Madrid, habiendo ganado 6 y perdido 8 de los 19 partidos jugados, el Barcelona decidió despedir a Van Gaal.
Para entonces Ronaldo sumaba 9 goles en 19 partidos jugados con el equipo merengue. Disparándose hasta el final de la temporada que cerró con 30 dianas para demostrarle a Gaspart, a Van Gaal y al barcelonismo entero el error imperdonable de no haberle llevado de vuelta al Camp Nou.