BARCELONA -- El Camp Nou desierto y mudo, sus alrededores vacíos, terrazas solitarias en una ciudad silenciosa a la espera de la manifestación multitudinaria prevista para la tarde. Barcelona sin Clásico.
Así amaneció un sábado inesperado. Javier Tebas ideó un día ante los incidentes que se sucedían en las calles de la capital catalana por la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a nueve políticos y líderes independentistas llevarse el Clásico a Madrid, rectificando de inmediato por la imposibilidad de variar el orden de los partidos... Pero a partir de ahí aquella proclama, vista como una salida de tono sin más, los acontecimientos se sucedieron a velocidad de vértigo. El Barça, simplemente, asistió alucinado cuando desde el Consejo Superior de Deportes, el máximo organismo deportivo español, se consideró “razonable” aplazar el Clásico ante las dudas que despertaba la seguridad a su alrededor, más teniendo en cuenta que el mismo día, este 26 de octubre, había prevista una manifestación proindependentista en Barcelona. Y el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol solventó, de pronto, suspender el partido y aplazarlo a diciembre.
La fecha decidida, el 18 de diciembre, provocó, y sigue motivando, otra polémica, pero mientras alrededor del Camp Nou se siguen muchos preguntando la conveniencia o el error de la suspensión de un Clásico que este sábado habría colocado al fútbol español en el centro de atención universal.
No existe, ni existió, ningún supuesto informe de los Mossos d’Esquadra en que se desaconsejara la celebración del encuentro. No hubo tal, simplemente, porque, como en su momento afirmó a ESPN Digital una fuente del cuerpo policial “a nueve días vista del partido no se pueden hacer previsiones de este tipo”. El Ministerio del Interior del Gobierno de España, por boca de su propio titular Fernando Grande-Marlaska, desmintió haber aconsejado, mucho menos ordenado, el aplazamiento del Clásico... Pero la Federación ya había dictaminado removerlo de fecha. El Real Madrid, espectador secundario de todo, se mantuvo como simple espectador de los acontecimientos dando por hecha su disposición a respetar el calendario inicial, que el Barça, repetidamente, quiso mantener. El órdago del CSD, sin embargo, ya no tenía vuelta atrás.
Barcelona amaneció este sábado huérfana del partido del año sin que nadie haya podido argumentar con validez la razón de todo ello... Y provocando un efecto a todas luces incómodo: las organizaciones independentistas, agrupadas en el colectivo ‘Tsunami Democràtic’, ya han anunciado nuevas movilizaciones en la ciudad para distintos días de noviembre... Y para el 18 de diciembre, la nueva fecha prevista.
De esta manera, el Clásico invisible se convierte en el Clásico más largo de la historia.