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El nuevo Camp Nou del Barcelona sigue sin tener fecha ni dinero para comenzar

BARCELONA -- El Barcelona plantea ya la posibilidad real de aplazar nuevamente el inicio de las obras de remodelación del Camp Nou, un proyecto nacido en 2007 bajo la presidencia de Joan Laporta, enterrado por Sandro Rosell en 2010 y renacido en 2014 bajo el mandato de Josep Maria Bartomeu, que al cabo de seis años no solo no podrá dejar la presidencia con el nuevo estadio concluido, sino que, peor aún, podría hacerlo sin haberlo empezado.

La pandemia del coronavirus ha sido el último golpe al mayor proyecto de un Bartomeu que en abril de 2014 convocó un referéndum entre los socios para cambiar la cara al club. Se trataba de remodelar a fondo, modernizar y ampliar el estadio, derruir el Miniestadi para construir allí un nuevo pabellón polideportivo y trasladar a la Ciudad Deportiva el nuevo campo de la cantera.

Hoy el Miniestadi es un solar y el estadi Johan Cruyff luce en la Ciudad Deportiva. Pero el Camp Nou permanece inalterable y sin que se adivine una fecha en que puedan empezar a trabajar en su interior las gruas. El coronavirus, sí, ha sido la estocada a un proyecto que se entiende maldito desde su inicio. Problemas con los vecinos, retrasos con los permisos y dificultades con la financiación fueron retrasando su comienzo hasta que hace un mes la directiva azulgrana anunció un nuevo referéndum para aprobar la nueva financiación, después de que el presupuesto de la obra se disparase de los 600 millones de euros especificados en 2014 a más de 800.

En su momento la junta apoyó el proyecto sobre tres patas concretas: 200 millones procederían de un sponsor que diera apellido al estadio, 200 más de un préstamo bancario y los 200 restantes procederían de los beneficios de explotación logrados con la renovada instalación (palcos vip, servicios de restauración, tiendas). Pero todos los retrasos fueron aumentando el precio, la soñada panacea del apellido no apareció y el proyecto se fue encallando. Hasta hoy.

SIN FECHA
El Espai Barça, el gran legado de la presidencia que soñaba Bartomeu en 2014, se ha convertido en una auténtica pesadilla en 2020. El referéndum de la nueva financiación anunciado para este mismo año, a final de temporada, se ha quedado sin fecha por la imposibilidad de calcularla a raíz del coronavirus y, por tanto no se puede predecir cuándo se comenzaría una obra que debería, de acuerdo a los nuevos plazos marcados, inaugurarse en 2023.

Pero más allá de los problemas de fechas el club azulgrana contempla con creciente preocupación y temor los efectos económicos producidos por el coronavirus que ponen en jaque sus planes tanto deportivos como patrimoniales. Tanto es así que, a estas alturas, plantearse una obra monumental como es el nuevo Camp Nou se aparta de todas las prioridades en el Barça.