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Messi es el arquitecto del resurgimiento de Griezmann en Barcelona

El pequeño truco mediante el cual Lionel Messi ha reinventado a Antoine Griezmann, abriendo las puertas de la sociedad previamente "cerrada" que tenía con Luis Suárez para convertir al campeón mundial francés en un delantero productivo en Barcelona es el mismo que el astro argentino ya había orquestado con grandes resultados.

El cambio de posición de Griezmann, de jugador perdido, frustrado y mal manejado en el extremo dio lugar a dos actuaciones consecutivas en las que volvió a mostrar el ingenio, el brío y la inventiva para convertir, asistir, y jugar como un delantero de primer nivel. Y Messi es el arquitecto.

Más allá de los colores que apoyes, tendrías que estar muy envenenado por la envidia para no admirar el taco de Messi en Villarreal, que Griezmann colocó prolijamente sobre Sergio Asenjo para marcar el tercer gol de Barcelona el fin de semana. Fue uno de los goles más hermosos de la carrera del futbolista de 29 años.

Durante ese partido, sus agresivos movimientos en el área chica ya habían ayudado a provocar el gol en contra de Pau Torres, que le dio al equipo de Quique Setién, desesperado por no seguir perdiendo terreno contra Madrid, una ventaja por 1-0 (Barça acabaría imponiéndose 4-1). Luego de haberse mostrado brioso e insistente contra la sólida defensa de Espanyol, que a menudo puso 10 hombres entre Barcelona y el arco de Diego López, apareció el gran avance. ¿Un pequeño pique al área? Seguro, eso es algo que Griezmann ha hecho toda su vida. Pero esta vez la clave fue que le pasaron la pelota.

Aquí tenemos que ser sinceros. A Jordi Alba le encanta conectarse con Messi. Estas últimas temporadas, sólo Suárez ha jugado, y comprendido, mejor al argentino que Alba. Consciente o inconscientemente, el carrilero muchas veces consideró a Griezmann como un obstáculo. A veces parecía haber una burbuja de pensamiento sobre la cabeza de Alba que decía: 'Este tipo no es Neymar... Se mete en mi camino, y si le paso la pelota a él, entonces Messi va a recibir la pelota uno o dos segundos más tarde de lo que queremos. ¡QUÍTATE de mi camino!'

Sin embargo, esta vez Alba reconoció el cambio de estatus de Griezmann. Tenía la luz verde de Suárez y de Messi. Contra Espanyol, el único gol del triunfo por 1-0 se dio porque ese pequeño pique que hizo el francés fue instantáneamente, instintivamente, alimentado por Alba con un sombrerito perfectamente calculado al camino de Griezmann.

En la fracción de segundo que Griezmann -quien reconoce que vino a Barcelona para "aprender un nuevo sistema de juego" y para "ponerme a prueba"- hace el taco, PODRÍA haber estado apuntando a Suárez. El uruguayo está más cerca del espacio al que Griezmann astutamente toca la pelota de espaldas. Pero Messi está al asecho, es más rápido que Suárez y la asistencia de Griezmann es para él. Seamos generosos con el muchacho. Digamos que Griezmann sabía que le estaba haciendo el taco a Messi.

Aunque el hecho de que Suárez termina convirtiendo es por lejos la clave de la viñeta, es importante que Griezmann haya jugado con un toque y, en segundo lugar, que él y Messi se hayan fundido en un gran abrazo luego de que la pelota tocara la red. No importó que algunos desconfiaran de cómo Messi y su nuevo compañero francés se estaban llevando... Griezmann tampoco estaba seguro. Haber reciprocado la asistencia con un taco apenas tres días después de que Messi le hiciera el mismo favor futbolístico claramente hizo que Griezmann se sintiera oficialmente como "uno más".

También cabe destacar que el fin de semana fue Griezmann quien le entregó la pelota a Messi antes de que el pequeño genio arrastrara a la defensa de Villarreal para luego hacerle un taco a su compañero francés para su globo a lo Phil Mickelsen sobre Asenjo. Pero es destacable porque Griezmann lo hace con un solo y exquisito toque. No sólo está aprendiendo el legendario estilo de Barça (irónicamente, justo cuando se encuentra en peligro de extinción), sino que se tiene la confianza suficiente como para jugar a un toque con Messi. Un avance importante.

Lo cual me conduce de vuelta a mi punto original: No fue Setien quien le sugirió a Griezmann que se moviera del extremo izquierdo para jugar en estrecha sociedad con Suárez, y con Messi detrás. Fue el mismo Messi.

Ahora, quienes hayan oído esos rumores absurdos de que Messi 'dirige' el club, rumores sobre los cuales ocasionalmente tuvo que poner paños fríos, puede que de pronto sientan que esto prueba que los alarmistas tenían razón. Messi no es una simple marioneta de El Mago de Oz. Para nada. Dada su formidable jerarquía, Messi ciertamente es alguien en torno a quien los trajes y los chándales, ejecutivos y entrenadores, bien podrían andarse en puntas de pies. Si el club lo fastidia, entonces habrá creado una energía negativa que podría disparar su mal genio. Pero su deseo no es una orden. Digamos que merece, y recibe, una firme consideración en todas las cuestiones que podrían entorpecer, o promover, sus actuaciones y la posibilidad de ganar copas importantes.

Dicho esto, fue Messi, después de la tontería por la que Setien hizo pasar a Griezmann contra Atleti, quien decidió que era suficiente. Se dirigió a ambos, su colega y su entrenador, y les dijo: "La mejor manera de que esto funcione, la forma en que creo que esto puede mejorar, es si Antoine juega como centro delantero con Luis y yo trabajo detrás de ellos como 10". Messi entendió que nadie se estaba beneficiando del status quo. Griezmann estaba moroso, humillado en el banco. Neymar no iba a llegar como la séptima caballería en el verano. Si Lautaro Martínez lo haría o no, también parecía ser un tema sensible. Las líneas presupuestarias de Barcelona son muy frágiles en este momento. Messi también entendió claramente que Griezmann, cuatro años más joven que él y aún más joven que Suárez, tenía el ritmo y la velocidad necesarias para encontrar espacios y la capacidad de ocupar a defensores, lo cual podría -si las cosas funcionaban- liberar espacios y simplificarles la vida a él y a Suárez. No sólo ganarían los dos, ganarían los tres.

Y en caso de que seas una de las personas a las que les suben las pulsaciones ante la idea del 'poder de los jugadores' y que están indignadas pensando, 'Ven... les DIJE que Messi dirigía todo', permíteme recordarte que esto ya ha ocurrido antes, que funcionó perfectamente y que Messi tuvo una influencia fundamental a la hora de catalizar aquello que, contra Espanyol, convirtió a Suárez en el tercer goleador de la historia de Barcelona. Cuando el uruguayo llegó de Liverpool, Messi todavía estaba acostumbrado a jugar por el centro. Puedes llamarlo como quieras, centro delantero o falso nueve. El hecho es que cuando se levantó la suspensión de la FIFA y Suárez estuvo en condiciones de jugar de titular, se desempeñaba como extremo derecho.

Podemos encontrar el ejemplo perfecto en el Clásico de 2014, que Madrid ganó 3-1. Barça se puso 0-1 arriba cuando el uruguayo, abierto por la derecha, le pasó una pelota larga a Neymar (extremo izquierdo) y su centro delantero, Messi, sacó a pasear a Luka Modric para darle al brasileño el espacio necesario para marcar. Quince días después de la derrota en Madrid, Barcelona jugó en Ámsterdam contra Ajax en la Champions League.

El asistente de Luis Enrique, Robert Moreno, continúa la historia: "Durante el partido Luis Suárez estaba abierto y Leo le dijo: '¿Quieres jugar en el medio?' Messi fue trotando a la línea de banda, le preguntó a Luis Enrique si le importaba el cambio, y ese fue el origen de esa idea espontánea. Leo y Suárez se combinaron para decirnos dónde prefería jugar cada uno, y eso le trajo mucho éxito al equipo. Básicamente reorganizamos a todos en torno a esa sociedad. Les dijimos a los demás: 'Messi es súper inteligente, siempre está analizando al rival durante el partido y siempre se meterá en los espacios donde quiere la pelota. Así que cuando Leo tiene la pelota... tú vas aquí, tú vas allá, se aseguran de estar en esa posición y así sucesivamente'". Ganaron 2-0 en el Amsterdam Arena esa noche.

Esta fusión de ideas, derivada del brillante cerebro futbolístico de Messi, culminó seis meses más tarde en Barcelona convirtiéndose en el único club de la historia en ganar dos tripletes. Suárez también ha hablado de ello, rindiendo homenaje a la visión y la generosidad de Messi a la hora de invitar a esta futura máquina goleadora a jugar de nueve en lugar de abierto por la derecha, aunque ahora suene ridículo.

Este caso no es idéntico. En aquel entonces Messi y Suárez tenían casi seis años menos. Eran más rápidos, tenían más resistencia, y Neymar era el tercer mosquetero. Griezmann no es Neymar, y nunca pretendió serlo. Pero la inteligencia futbolística de Messi, al pedirle al entrenador que aprobara un cambio de posiciones adelante, se complementó con otras cosas que sucedieron durante los últimos 10 días para sacar a Griezmann de lo que amenazaba con convertirse en una profunda depresión deportiva.

En primer lugar, felicitaciones a su ex entrenador, Diego Simeone. Al final del empate 2-2 ante Atlético de Madrid en Camp Nou el 30 de junio, Griezmann, quien conoce de memoria a sus ex compañeros y estaba desesperado por jugar contra Los Colchoneros, estaba muy triste por haber entrado en el minuto 90. Después del partido, Setien dijo que "no se disculparía" con Griezmann y ofreció la opinión de que era "difícil encontrar un lugar [para Griezmann] sin desestabilizar el equipo". Qué disparate. Si fuera pícaro, sugeriría que Messi quizá se haya sentido motivado a decirle a Setien que iba a cambiar su posición y la de Griezmann sólo para mostrarle al entrenador -yo diría que interino- de Barça lo equivocado que estaba.

Pero volvamos a esa noche. Cuando le preguntaron sobre la manera en que habían tratado a su ex jugador estrella al dejarlo en el banco hasta los minutos finales, Simeone respondió: "Sin palabras". Muchos interpretaron su declaración como un discreto: "Sin comentario". No lo fue. Quiso decir: "No tengo palabras". Otro argentino además de Messi sabía que Griezmann estaba siendo mal utilizado. Que la situación era disparatada e insostenible.

En segundo lugar, felicitaciones a Luis Suárez. Para demostrar que no iba a hundirse por la experiencia, Griezmann, quizá desacertadamente, publicó en Instagram una foto de él y su esposa contentos y riendo mejilla a mejilla al sol. Una imagen feliz. Todos los idiotas que buscan cualquier excusa para criticar saltaron diciendo cosas como, 'no debería estar contento, estoy furioso de que pueda sonreír en un momento como éste cuando Barcelona no le da un partido... Bla, bla, bla'. Al día siguiente, Griezmann publica una foto de él corriendo por una pelota en el entrenamiento con una expresión de determinación y el mensaje: "¡Me gusta mi trabajo!"

Suárez, influyente y venerado por casi todos los seguidores de Barcelona, casi inmediatamente respondió: "Siempre positivo y mirando hacia adelante..." Seguido por dos emojis de fuerza y dos pelotas. Nada menos que un, 'Este chico es uno de los míos, ¡déjenlo en paz!'

Eso fue clave, y fue inmediatamente sucedido por la sugerencia de Messi de un cambio de posición, que, a su vez, fue sucedida por la mejor actuación goleadora de Griezmann en el entrenamiento, donde sus primeros toques y sus voleas fueron de primer nivel.

Sobre el río de cada historia de éxito hay muchos afluentes y, en este caso, son Suárez, Messi y, en menor medida, Simeone.

El hombre que, después del partido de Atleti, reconoció que no sabía cómo usar a Griezmann sin dañar el once de Barça, ahora tiene dos partidos, dos triunfos y un 5-1 total gracias a que Messi, a pesar de no tener el control del club, tiene un intelecto futbolístico inmensamente superior.