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Barcelona vuelve a navegar en la mediocridad, el peor equipo liguero en 33 años

El Barcelona vuelve a navegar entre la mediocridad y el desespero en una Liga que se le escapa, lo nunca visto, en la primera semana de diciembre. Cuatro derrotas en diez partidos jugados y 12 puntos de desventaja respecto a un Atlético de Madrid que puede, con todos los honores vestirse de favorito, con el Real Madrid transitando a medio camino de la reacción y el desastre pero muy por encima de este Barça que vuela en Europa y se arrastra en España.

Hace 33 años, que se dice pronto, que el equipo azulgrana no comenzaba de una forma tan desastrosa el campeonato liguero. Y el recuerdo invita a descubrir que acabó, aquella temporada 1987-88, de mala manera. Incluso provoca a pensar en la temporada 2003-04, la primera de Laporta en la presidencia de la época, en que solo había ganado también cuatro de los primeros diez partidos. La depresión de entonces empieza a contemplarse certera ahora.

La gran apuesta de Ronald Koeman por Braithwaite, que le había respondido con goles las últimas semanas, desembocó en un fiasco absoluto. No es el danés, para nada, el responsable máximo, ni tan solo mínimo, que pueda explicar un derrumbe impensable. Desde Lenglet, horroroso, y hasta Messi, desasistido, el Barça convirtió en Cádiz lo que se entendía un ejercicio de paciencia en uno de impotencia. "Nos cuesta jugar contra equipos que se cierran tanto atrás" argumentó Busquets al acabar el partido. Lo que no dijo es que no supieron, directamente.

El Cádiz ya había sido capaz de ganar al Real Madrid, sí, pero en su estadio del Carranza apenas había sumado dos puntos, dos empates, en cinco partidos, presentándose a priori como un rival asequible en el que se suponía mejor momento del Barça, que tras goleadas consecutivas recibió toda clase de elogios que al cabo se demostraron tan exagerados como fuera de lugar.

El drama liguero se explica en números. Éste es el peor comienzo de curso en el campeonato nacional desde la temporada 1987-88, cuando sumaba cuatro victorias, un empate y cinco derrotas tras jugar las primeras diez fechas del torneo, era número 13 en la clasificación y acabó cerrando una campaña para el olvido, sexto a la conclusión y salvado por la conquista de una Copa del Rey que, considerado hoy un torneo residual, evitó en ese momento que se quedase fuera de Europa... Y dio paso a la revolución comandada por Johan Cruyff.

No se adivina ahora mismo una revolución de ese calado. Da la sensación de ser un despertar demasiado leve pensando en el hundimiento de la pasada temporada pero necesitado de una sacudida en el club, todo él pero empezando por el vestuario, que no puede, hoy por hoy, llevar a cabo Ronald Koeman. Y a la vista de la situación financiera de la entidad tampoco quien entre a partir de enero en la presidencia.

El Barça, que ha sido incapaz de ganar un solo partido que comenzó perdiendo, está contra las cuerdas en un campeonato que se le escapa sin remisión. Si la Liga no se gana en diciembre, sí puede perderse... Y en ese tránsito parece estar atrapado el equipo azulgrana.