Gerard Piqué lo sabía, y tal vez todos lo sabían. Para entonces, al menos en un punto u otro, todos lo habían dicho, aunque no lo creyeran. Pero ese día lo hizo, y pronto se unió el resto. Por una vez, el defensor de Barcelona dijo que pudo disfrutar una entrevista post partido. Y así, de pie en el Sánchez-Pizjuán a fines de febrero, luego del triunfo por 6-1 de Barcelona ante Sevilla, tomó su posición frente al micrófono y las gradas vacías, sonrió y dijo:
"Sí, por supuesto, todavía hay carrera por el título de la liga -- se han visto cosas peores".
Fue una manera inusual de ponerlo, pero el DT de Atlético de Madrid, Diego Simeone, sabía que tenía razón, y por eso dolió.
¿Estaba sucediendo otra vez? ¿Podría el club que ha perdido tres Copas de Europa en un total combinado de menos de tres minutos, dos de ellos bajo su dirección, estar a punto de perder también un título de liga de manera catastrófica? Se han visto cosas peores, pero no mucho peores.
Cuando Atlético superó a Cádiz 4-2, la carrera por el título efectivamente parecía haber terminado. Cerró enero con 10 puntos de ventaja en la punta de la tabla, y con un partido menos. Había sumado 50 puntos, y estaba encaminado para llegar a los 100. Para poner las cosas en contexto, Madrid y Barcelona estaban camino a 76.
"Debemos ser realistas", reconoció Ronald Koeman. "No estamos en condiciones de ganar mucho". Mientras tanto, el asistente de Zinédine Zidane insistió: "Los hinchas de Madrid siguen creyendo en el equipo, porque está en su ADN pelear hasta el final". Pero eso sonó más como una cuestión de orgullo que de puntos, y David Bettoni sabía que el final estaba cerca.
Había terminado. Aunque, en realidad, no había terminado nada.
Febrero cambió todo. En 12 días, Atlético perdió tantos puntos como había perdido en toda la temporada. De 50 sobre 57 posibles a apenas cinco en los últimos cuatro partidos. En ocho encuentros dejaron escapar 11 puntos luego de haberse perdido apenas 17 en 19 partidos anteriores. Pegaron en el travesaño, en el palo, en el arquero y erraron remates fáciles, pero sencillamente no lograron abrirse el camino como lo venían haciendo. El miedo volvió a visitarlos, llegó la presión, el fatalismo. Los partidos de ventaja --puntos que se habían sumado por adelantado, como si ni siquiera hiciera falta jugarlos-- se consumieron. Las vidas extra se agotaron.
Mientras tanto, en Barcelona y Madrid, algo se movió. Lento al principio, pero con cada partido fueron ganando velocidad. No siempre fue bonito, pero los puntos son puntos. Al final de un triunfo por 1-0 en Real Valladolid, Lucas Vázquez, de Madrid, se dedicó a remarcarles a sus compañeros lo importante que había sido ese resultado. Madrid logró aferrarse. Lo habían descartado muchas veces, pero ahora había una chance. De alguna manera.
Los márgenes podían ser finitos. Tomemos como ejemplo la semana 27. Dos remates excelentes sobre el final: uno de Karim Benzema, uno de Luis Suárez; uno pega en el palo y entra, uno pega en el palo y sale. Benzema convierte contra Elche, Suárez no lo logra contra Getafe, dejando a Madrid apenas seis puntos detrás de Atlético. Hay juego. Da vuelta las cosas y Atlético estaría 10 puntos arriba de Madrid. No hay juego.
Un tema recurrente, la tercera misión de rescate al hilo para Madrid: Real Sociedad (empate en el 89'), Atlético (empate en el 88'), y Elche (gol del triunfo en el 92'). En cuanto a Barcelona, lleva un invicto de 19. Poco convincente al principio, ahora está jugando con todo y definitivamente es el mejor equipo del momento en España. La única duda es si se dejó estar demasiado. Si Atlético puede aferrarse a lo que tiene.
El derbi fue especialmente dañino para el puntero de la liga; era una oportunidad para que Atlético se quitara de encima a sus rivales... hasta que Karim Benzema marcó el gol del empate sobre el final. Pero no fue el único: Celta había empatado en el minuto 89. En busca del gol del empate sobre el final de un encuentro ante Levante, le dejaron un espacio al rival y terminaron cediendo un gol. Es una de cal y otra de arena, claro: el fin de semana pasado, Alavés podría haber hecho lo mismo, pero Jan Oblak atajó un penal sobre el final. La vulnerabilidad quedó revelada, los nervios fueron evidentes para todos, pero esta vez evitaron el desastre.
"Una atajada de campeonato", decía un titular en primera plana. Fue "mitad del título", decía el periódico en su interior. Tantos momentos han sido "mitad de un título" que debe haber decenas de títulos para repartir cuando termine La Liga a fines de mayo.
Hay uno solo. Lo cual es más de lo que muchos habían pensado. La Liga está para pelearla. Parecía estar terminada, definida. Y luego, los titulares empezaron a rezar: SE ENCIENDE LA LIGA. LIGA CALIENTE. LA LIGA QUEMA. Y el favorito: ¡Hay Liga! Hay juego, y no siempre pareció así. Atlético era demasiado bueno. Madrid y Barcelona, demasiado malos. No más.
Y aquí estamos.
Atlético aún debe enfrentarse a Real Betis (visitante), Huesca (local), Athletic de Bilbao (visitante), Eibar (local), Elche (visitante), BARCELONA (visitante), Real Sociedad (local), Osasuna (local) y Real Valladolid (visitante).
Mientras tanto, Barcelona tiene partidos contra: Real Valladolid (local), REAL MADRID (visitante), Getafe (local), Villarreal (visitante), Granada (local), Valencia (visitante), ATLÉTICO MADRID (local), Levante (visitante), Celta Vigo (local) y Eibar (visitante).
Por último, Madrid se enfrentará a: Eibar (local), Barcelona (local), Cadiz (visitante), Real Betis (local), Getafe (visitante), Osasuna (local), Sevilla (local), Granada (visitante), Athletic Bilbao (visitante) y Villarreal (local).
Sin embargo, no parten desde la misma línea. Atlético está primero, posición que mantiene desde hace 15 semanas, y actualmente tiene 66 puntos. Barcelona está segundo, cuatro puntos atrás, con 62, mientras que Madrid está tercero, seis puntos atrás, con 60. (Pero con una marca mejor, ya insalvable, cabeza a cabeza).
Manu Martín repasa los últimos capítulos de la renovación del capitán del Real Madrid, que se asemejan a una serie televisiva.
"Tenemos dos equipos enormes atrás que no perderán ningún partido", dice Simeone. Lo cual no puede ser enteramente correcto --a menos que esté seguro de que su equipo no superará a Barcelona y que el clásico terminará en empate-- pero te dice algo sobre la presión que manejan, la mentalidad que deben adoptar. No hay espacio para medidas tintas, no hay lugar para errores, o para relajarse. Atlético no ha tenido un partido fácil desde Cádiz. Cada tensa y agotadora semana, un ataque al corazón, y ahora debe superarlas pase lo que pase. No hay excusas, no hay salida, no hay caminos fáciles.
La posición de Atlético es la mejor, pero de ninguna manera está seguro. Se habría anotado para esto al principio de la temporada, sino hacia la mitad. Y todavía puede perder; el otro equipo, no. Ronald Koeman claramente pidió precaución cuando dijo: "El sol brilla hoy, pero podría llover mañana". Y, sin embargo, resulta difícil evitar la sensación de que el conjunto de Simeone tendrá que ganar al menos siete de sus 10 partidos restantes y no perder contra Barcelona.
Es difícil juzgar quién tiene las fechas más difíciles, a primera vista. Partidos contra Sevilla, Betis y Barcelona de visitante, sugieren que quizá Atlético. Aunque la seguidilla de Barcelona con partidos ante Madrid, Villarreal y Valencia de visitante y Atlético de local (Barcelona) tampoco es fácil. Tampoco lo es la de Madrid; los blancos aún tienen partidos locales ante Barcelona, Sevilla y Villarreal. Si los tres candidatos logran los mismos resultados ante estos equipos que la última vez que jugaron contra ellos, Atlético terminaría con 94, Barcelona con 79 y Madrid con 83.
Pero esos equipos ya no son los mismos, las fechas son en casa cuando antes habían sido visitantes y viceversa, y estos equipos ciertamente no están en las mismas condiciones. Si durante los próximos 10 partidos los tres equipos suman puntos con el mismo ritmo que lo hicieron en los últimos 10, prevaleciendo la velocidad de salida, Barcelona terminaría con 90, Atlético con 85 y Madrid con 83.
"Les he dicho a los jugadores que el objetivo es importante y es maravilloso si lo alcanzas, pero el viaje es más importante, es lo que más importa. Lo que más se disfruta es recorrer el camino", dijo Simeone, aunque probablemente no se lo crea. En cambio, su otro mantra se mantiene: partido a partido.
Ahora quedan 10, y la temporada está llegando a las semanas donde hasta puedes perdonar a Zidane por su hábito de llamar a cada partido una final. Ya no es tan errado; pierdes y te quedas afuera. Tampoco lo es la frase: "Parece que la gente creía que ganaríamos la liga por 15 o 20 puntos", dijo Simeone. "No sé qué esperaban".
No esto. Pero es lo que hay. Una liga donde antes no había.