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LaLiga se le escurre de las manos a un Barcelona que lució pequeño a la hora de ser un grande

El Barcelona dijo adiós a la Liga en Valencia, y de mala manera al empatar con el Levante, en una noche que quedará marcada cuando se explique la historia de un campeonato que casi le pusieron en bandeja y dejó escapar.

Desde que perdió en Cádiz el 5 de diciembre de 2020 y hasta que lo hizo en Valdebebas el pasado 10 de abril, el equipo de Ronald Koeman sumó 16 victorias y tres empates que, de pronto, le convirtieron en aspirante. El Atlético de Madrid temblaba, el Real Madrid sufría y el Baça voló hasta que todo acabó de forma estrepitosa.

El cuadro azulgrana cayó en Madrid y se excusó en que era un partido ante el gran rival, pero aún había esperanza y se rebeló con una victoria con más goles que futbol sobre el Getafe y el Villarreal y cuando tenía en su mano el “sorpasso” (rebase) definitivo, el golpe final, se desvaneció de mala manera.

El Barça ha sumado cinco de los últimos 12 puntos en disputa, se ha hundido en la peor mediocridad cuando tenía que mostrar el carácter con el que ha construido su grandeza. Así, sin más explicación.

Lo que era un año de transición, una temporada en la que el éxito era competir y poner en el escenario a jugadores jóvenes con gran futuro, de pronto desembocó en una remontada impensable en LaLiga que invitó a soñar. Lionel Messi metía goles a lo bestia y a su vera, el equipo creyó en ese sueño del cual tuvo un amargo despertar.

Decía Johan Cruyff que le gustaba jugar antes que sus rivales para presionarles, pero la presión se la puso a sí mismo un Barça empequeñecido, sin personalidad y sin rabia.

El conjunto de Koeman le remontó el Granada de mala manera en el Camp Nou, fue incapaz de asestarle al Atlético el que se podía pensarque sería el golpe de gracia en la segunda oportunidad que tuvo y acabó por rendirse en Valencia al enfrentar a un equipo que no se jugaba nada.

Al pensar en la continuidad de Messi, en los fichajes que se puedan hacer, en la renovación de la plantilla y en el futuro de Koeman, el Barça convirtió una temporada de transición en un sueño que, al final, terminó en pesadilla.