<
>

El Clásico de hoy y el del ayer, Maradona, Messi y un favorito... El Real Madrid

play
El Real Madrid se rinde ante Messi (3:26)

En la temporada 2006/07, Lio se despachó con tres goles ante su clásico rival. (3:26)

BARCELONA -- "Amigo, Maradona era un espectáculo. Un futbolista sin igual, algo de locos. Y un gran compañero". Quien habla así de Diego Armando Maradona es Julio Alberto Moreno, lateral asturiano que compartió dos años de su carrera con el astro argentino en el Barcelona y que mantiene en la retina aquel recuerdo.

El Pelusa se marchó del club en 1984 y Julio Alberto siguió hasta su retirada en 1991. Su nombre es hoy una leyenda en azulgrana. No fueron muchos los futbolistas que tanto y tan bien congeniaron con la exigente hinchada del Camp Nou.

La suya no fue una vida al uso. Pasó por problemas, y no pocos, pero hoy, con 63 años, vive "orgulloso conmigo mismo". Sufrió, lo confiesa, "un rechazo social muy duro" y todo lo vivido, y la manera en que ha sabido salir adelante en lo que debe considerarse el mejor título de su existencia, provoca que tenga una máxima:

No quiere remover aquel pasado. Tal es así que ha llegado a demandar a un par de periódicos en España por poner en su boca cosas que no ha dicho y por montar historias aprovechando un morbo nunca justificado.

Cuando se conoce a Julio Alberto, a la persona, se entienden sus reticencias... Y a la vez se ilumina la posibilidad de charlar con él de futbol. Del Barça del presente, del suyo, de Messi, de Maradona por supuesto, y también del Real Madrid. Del Clásico que viene, "podemos ganarlo" proclama, y de los muchos que él vivió en el césped. Recuerdos imborrables para cualquier barcelonista.

Porque hubo un tiempo que en el Camp Nou atronaba su nombre en boca de una hinchada entregada. Y no es de extrañar porque Julio Alberto ha pasado a la historia como uno de los mejores laterales zurdos del Barça. Sucesor de Toño de la Cruz, fichó por el club, procedente del Atlético de Madrid, en 1982 y por 600 mil dólares, una cantidad muy respetable en la época que deportivamente se amortizó de manera sobrada.

Y eso que no fue un coleccionista de títulos como habría merecido. Sumó 301 partidos oficiales hasta su retirada en 1991 conquistando dos títulos de Liga, tres Copas del Rey, dos Copas de la Liga, una Supercopa de España y una Recopa de Europa. Y lloró, como todo el barcelonismo, la cruel derrota en la final de la Copa de Europa (hoy Champions) de 1986 ante el Steaua.

"De 100 partidos habríamos ganado 99... Fue mi gran pesar, la espina que se queda clavada, el recuerdo más triste, claro" revela hoy, apartado del primer plano y tan resolutivo como lo fue en su época de futbolista.

Usted jugó 19 Clásicos. ¿Cómo los vivía un futbolista en su época?

Eran, como ahora, partidos distintos, vividos de manera muy especial, de gran intensidad durante toda la semana en que te das cuenta que todo lo que lo rodea es diferente.

Ninguno como aquel del gol de Maradona en el Bernabéu...

Seguramente aquel y la final de Copa del 83 en Zaragoza. El gol de Diego, uff, fue impresionante. Visto desde el campo ya entendías la dificultad y su sangre fría y cuando lo ves después por televisión, siendo en el mismo Bernabéu, ya te quedas pasmado.

Maradona era diferente, ¿pero tanto como se explica?

Diego era impresionante. Disfrutaba del futbol como nadie y en el campo, durante cualquier partido, te dabas cuenta que jugabas al lado de un futbolista sin igual. Hay que darse cuenta que siempre tenía a dos o tres rivales encima pegándole y que salía de todo.

También pegan hoy en día...

Nada como entonces hombre... Hoy la televisión, las muchas cámaras que hay, provocan que el fútbol se haya suavizado. En aquella época el juego era durísimo y todos los equipos, todos, tenían centrales corpulentos y duros, que no dejaban pasar. Lo que hacía Diego, cómo resistía, no se entendería hoy. Imposible.

Igualmente es imposible no establecer la comparación con Messi. Si tuviera que elegir entre uno de los dos, ¿a cual elegiría?

No se puede elegir porque el futbol ha vivido un cambio muy grande en los últimos 20 o 25 años. Antes era mucho más duro; quizá era menos físico pero destacaba mucho más la lucha. Messi es hoy el mejor como lo fue entonces Maradona aunque la diferencia, quizá, es que Leo es distinto en que hay pocos, muy pocos, que hayan durado tantísimo tiempo en la cúspide.

Antes se refirió a la final de Zaragoza. Aquel gol de Marcos a última hora con un centro suyo, la explosión de alegría... ¿Era más pasional el Clásico en esa época?

Antes el fútbol era más local, por decirlo de alguna manera. Hoy es más global. Aquella final fue muy especial, sí. Salimos al campo, en Zaragoza, viendo el ambiente de la grada y el partido fue durísimo. Recuerdo una entrada de Camacho a Maradona durísima, muy fuerte. Y del gol de Marcós, de mi centro, todo viene de un pase largo fenomenal de Diego.

Este domingo no estará Messi en el Clásico del Camp Nou. ¿Lo entiende como una posición de debilidad para el Barça?

El partido lo veo muy complicado y sí pienso que el Real Madrid llega con cierta ventaja por todos los cambios que han habido en el Barça. Se ha ido el mejor del mundo y ahora tenemos un un equipo muy joven que se está aún haciendo que se enfrenta a otro más hecho, pero no se puede pensar en negativo, al contrario. Juegas en casa, con tu gente y con la ilusión máxima.

Y con Ansu Fati, al que se considera el sucesor...

Poco a poco. Es un futbolista diferente, algo especial y que ha mostrado que está preparado para todo, pero viene de una larga lesión y es aún muy joven. No hay que ponerle presión encima. A veces pienso que se está pasando el límite porque es un niño enorme que lo tiene todo para ser un crack, pero hay que darle tiempo... Hoy vemos a cualquier jovencito y ya le traspasamos toda la presión. Las expectativas se tienen que ir cubriendo por etapas pero no se le puede dar tanta presión. A él, a Gavi, a Nico... no se les puede pedir que lideren el cambio generacional, se les tiene que arropar y ayudar para que las expectativas no degeneren en un estrés que no merecen.

Con todo, es el comienzo de una nueva etapa...

Cuando hay una transición viene una época de cambios. Se ha ido Leo como antes de marcharon Iniesta, Suárez, Xavi... Es un proceso de cambio en todos los sentidos, el club cambia su política deportiva, se debe reconstruir y levantarse otra vez y con La Masia como punto de partida. El Barça, en dos tres años, debe estar otra vez entre los mejores del mundo y para eso ahora hay que saber perder para luego volver a ganar.

¿Con o sin Koeman?

Es el entrenador y a mi me merece el máximo respeto y apoyo. Una cosa es que sea tu entrenador ideal y yo no hablaré de ideales por respeto, pero lo que se debe hcer es apoyarle y darle margen de maniobra, dejarle trabajar con calma porque trasladar tanto nerviosismo lo que provoca es trasladarlo a todo el equipo y el club.