El Barça de mínimos sacó adelante una jornada de máximos. Agobiado por una colección de ausencias que obligó a Xavi a confeccionar un once impensable en Mallorca, con cuatro centrales repartidos en la defensa, dos extremos (Jutglá e Ilias) que en agosto ni habrían sospechado ser protagonistas, un Riqui Puig que estrenó titularidad y un Luuk de Jong que no sabe si seguirá entrenando muchos días más en este equipo, el conjunto azulgrana comenzó el año de la mejor manera: con una victoria que concluyó un domingo magnífico.
De Jong, el descartado, el delantero al que nadie parece querer en el Camp Nou, marcó un gol que puede, ya se verá, valer su peso en oro al acabar la temporada para certificar un triunfo de oro que catapultó al Barça hasta el quinto puesto. Y que cerró la primera vuelta con una sonrisa evidente.
A la derrota del Real Madrid en Getafe le siguió la del Betis y el tropiezo de la Real Sociedad. Avanzó en la tabla también al Rayo que perdió en el Metropolitano y de esta manera escaló hasta la quinta plaza, un punto por detrás del Atlético y a dos del tercero, el Betis de Pellegrini, que ya empiezan a sentir el agobio de un Barça que enlazó su cuarta jornada sin perder y mira a la segunda vuelta del campeonato con ánimo renovado.
Cada partido del Barça es un tratado de sufrimiento. Domina el juego, disfruta de algunos, no tantos como querría, minutos de brillantez y se entrega a un compromiso sin reservas. Si algo está consiguiendo el entrenador es que cada jugador tenga clara su tarea en el terreno de juego y aunque hay más de uno que no alcance lo esperado en su rendimiento, colectivamente sobrevive con solvencia a la espera de tiempos mejores.
Xavi cuenta los días para poder contar con Dani Alves y Ferran Torres, suspira por las recuperaciones de Pedri y Ansu, también de Memphis Depay, y cruza los dedos confiando en que el Covid le otorgue un respiro que tanto le alarmó afectando a Jordi Alba, Dembélé o incluso Abde, que coincidieron en una semana en la que, precisamente, ya no podía contar con Busquets o Gavi, ambos sancionados, y que dejaron sin minutos a Coutinho o Dest. Sin titulares y sin sus secundarios, casi es un pequeño milagro que este equipo se mantenga en la carrera con la firmeza que lo hace.
Haciendo malabarismos para presentar un once de garantías, el técnico catalán sacó petróleo en Mallorca contra todos los condicionantes que tuvo... Y a los que se sumó la lesión, mediada la segunda parte, de Nico González, el auténtico motor omnipresente del centro del campo. Y lo hizo, el Barça, apoyado en el gol de uno de los 'malditos' de la plantilla y que se reivindicó con un protagonismo tan inesperado como providencial.
Luuk de Jong, que debe estar contando los días que le quedan en un club donde nadie parece quererle y menos aún apreciarle, remató en apenas dos minutos sendos disparos en el palo, el segundo de ellos con una chilena espectacular... Y rozando el descanso saltó más y mejor que nadie para rematar de cabeza a la red.
Un gol de oro, de esos que pueden tener un capítulo especial cuando se acabe la temporada y que, de momento, le sirvió al Barça para conquistar tres puntos trascendentales en un momento dramático. Una noche de escalada. Una jornada, quien sabe, para recordar.